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Estado vigilante: el gran ataque contra la intimidad

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¡Está siendo vigilado! Ahora mismo, mientras lee este artículo. Nos están robando nuestra libertad, con sigilo, de manera casi imperceptible. En Europa y en el resto del mundo.

Desde un altavoz se escucha: “Por favor, recoja lo que acaba de tirar y deposítelo en una papelera”. Esto no es ninguna escena de 1984, de George Orwell, sino una realidad duradera en la ciudad portuaria de Middlesborough, en el nordeste de Inglaterra. Allí, cada persona está en todo momento vigilada por controladores de vídeo. Si el transeúnte no reacciona, la Evening Gazette local publicará su imagen pidiendo su identificación. La policía, las autoridades, los ayuntamientos, las empresas privadas y los servicios públicos filman con 4,2 millones de cámaras a sus conciudadanos. Sirva como comparación un dato: el resto de los Estados de Europa Occidental cuenta en total con 6,5 millones de cámaras de vigilancia. Los británicos se convierten así en campeones mundiales. Un londinense es filmado 300 veces al día de media.

También otras grandes ciudades se muestran creativas. En París se presentó hace poco el robot de vigilancia ELSA (Engin Léger de Surveillance Aérienne; aparato ligero de vigilancia aérea), una especie de avión de vigilancia en miniatura con una cámara adosada, que supuestamente garantizará mayor seguridad en los inestables suburbios de la capital gala. La ministra del Interior francesa, Michèle Alliot-Marie calificó de “fantasía tecnológica” a “los ojos (nuevos) de Elsa”, en referencia al poema homónimo de Louis Aragon.

Las compañías de transporte público berlinesas, por su parte, quieren librarse de visitantes indeseados, como mendigos o traficantes, recurriendo a la música clásica, para que abandonen voluntariamente las estaciones. Por su parte, esto aumentaría la sensación de seguridad de los pasajeros. Ya hay cámaras instaladas en varios lugares: en estaciones, vías del metro, tranvías y autobuses. Pero también frente a los edificios de Correos, algunas empresas privadas y en lugares públicos.

Muchas medidas son introducidas de manera secreta o subrepticia, de manera que mucha gente no se da cuenta de las implicaciones o las posibles consecuencias. Cada vez más ciudadanos se adaptan a las nuevas normas, para no llamar la atención de manera negativa.

Europa: obsesión controladora

Tras una directiva europea de 15 de marzo de 2006, los Estados miembro se han comprometido a almacenar durante dos años los datos de comunicación de sus ciudadanos, lo que ha causado agrias discusiones. En Alemania se empezarán a recopilar en 2008. Los defensores de la protección de datos critican con dureza los argumentos de sus oponentes. El 22 de septiembre y el 6 de noviembre de 2007 tuvieron lugar manifestaciones por todo el país. Aún así, el Parlamento federal aprobó la ley el 9 de noviembre: el día de la caída del muro. Hace dieciocho años se celebraba el fin del Estado vigilante. Ahora llega Stasi 2.0. Si el presidente federal Horst Köhler no se opone a la iniciativa legislativa, se esperan numerosas querellas de inconstitucionalidad.

Las autoridades saben desde hace tiempo quién habla por teléfono, cuándo, cuánto tiempo y con quién. Echelon se llama la red de espionaje que controla desde hace decenios las conversaciones buscando palabras clave. Está bajo la administración de la National Security Agency (NSA) estadounidense. También se efectúan registros en la red en Alemania desde 2005 mediante el denominado “troyano federal” –aunque están siendo jurídicamente discutidos y no estén basados en la ley-.

La puerta trasera de Internet

También el buscador Google almacena las entradas y establece perfiles. Las autoridades pueden acceder a estos datos. El buscador Ixquick, en cambio, desarrollado en Países Bajos, no acumula ni controla los datos privados de los usuarios. En cuanto al Gmail (el correo electrónico de Google), los correos son sistemáticamente inspeccionados con fines de marketing. Además, la empresa limita la libertad de prensa y opinión, por ejemplo filtrando los resultados de la búsqueda en China.

Cada vez que se limitan los derechos básicos, los periodistas encuentran más dificultades a la hora de proteger sus fuentes. Así, los países europeos puntúan bastante mal en la lista sobre libertad de prensa que la ONG Reporteros sin Fronteras publicó el 16 de octubre de 2007 por sexta vez.

Por otra parte, muchas personas dan de manera voluntaria información personal en redes sociales como MySpace o Facebook. No sólo los futuros empleadores se informan allí sobre sus futuros empleados. Se sabe desde hace tiempo que la plataforma de empleo Monster fue atacada y se copiaron numerosos currículos. También las tarjetas de crédito o descuento bastan para convertirnos en víctima. De esta manera puede sacársele punta a los perfiles.

Salvar al niño antes de que caiga en el pozo

Está claro que toda vigilancia que sea realizable técnicamente y susceptible de ser financiada acabará por ser puesta en marcha. Quién y con qué propósito usa estos datos ahora mismo, o tratará de hacerlo en el futuro, es algo fuera del alcance del ciudadano medio. Especialmente peligroso sería el acceso a diversas fuentes de datos para compararlos o cotejarlos. De esta manera, podrían crearse perfiles más extensos a los que podrían tener acceso las autoridades.

El principio del hombre de cristal se hace evidente en el thriller político de Tony Scott Enemigo público número 1. Todo el mundo debería tener claro lo valioso e importante que es el anonimato en una sociedad libre y democrática. Así lo dijo ya uno de los padres de la Constitución estadounidense, Benjamín Franklin: “Aquellos dispuestos a entregar su libertad a cambio de seguridad temporal no merecen ninguna, y acabarán perdiendo ambas”.

Foto página de incio: Capelare/Flickr

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Translated from Überwachungsstaat: Der große Lauschangriff