España en seco
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Ignacio Sanchez MonroyLa sequía es un problema que afecta a España, sobre todo al sur y a la región mediterránea. Gracias a las lluvias de mayo, el problema se ha calmado, esta vez. ¿Cuáles son las soluciones? La desalinización del agua marina no es una respuesta.
El caso de Barcelona
Tras las lluvias torrenciales del mes de mayo, el más lluvioso en España desde 1880, el país ha podido respirar tranquilo ante la emergencia de una sequía. Esta había provocado que el gobierno aprobara un plan de urgencia que trajo una crisis política, y aunque ahora todo se ha calmado, el problema está destinado a repetirse en el futuro si no se toman medidas a largo plazo.
Las medidas puestas en vigor el pasado invierno en Barcelona para hacer frente a la escasez de agua (en particular elevadas multas para quien regaba su jardín o llenaba la piscina con agua potable) han sido recientemente revocadas. Pero a mediados de abril, con las reservas de agua disminuyendo, el gobierno de Zapatero se vio obligado a aprobar un polémico plan de urgencia para la ciudad catalana.
¿Las medidas tomadas? La importación de agua mediante buques cisterna desde Marsella a Tarragona, una planta desalinizadora de agua marina, siguiendo el modelo ya existente en Almería, y una canalización que desde Tarragona (provincia también de Cataluña) habría llevado a Barcelona el agua del río Ebro.
La solución de abastecer a la ciudad condal por vía marítima, en espera de la culminación a mitad del 2009 de los otros dos proyectos, fue tomada el pasado invierno por la Generalitat, el gobierno autonómico de Cataluña, en acuerdo con el gobierno central. En ese momento se dieron cuenta de que las cuencas hidrográficas que abastecen el consumo de la población estaban por debajo de los niveles de alerta, y que la situación habría sido dramática si en primavera no se daban lluvias excepcionales. Después, afortunadamente, las precipitaciones milagrosas llegaron y, tras el primer buque cisterna, el abastecimiento de agua por mar ha sido interrumpido. También ha desaparecido el proyecto de transvase del Ebro.
¿El río Ebro es de derechas o de izquierdas?
La medida más controvertida de este plan era la canalización para desviar el agua del Ebro porque, junto a cuestiones ambientales, existía una pugna entre varias regiones españolas por apropiarse de este recurso cada vez más precioso. Si bien el gobierno socialista aprobó el transvase para Barcelona (administrado también por socialistas) no hizo lo mismo para las regiones de Valencia y Murcia, gobernadas por el Partido Popular de centro-derecha, quienes habían solicitado, mucho antes, ser también aprovisionadas por el agua del Ebro. Este proyecto, aprobado durante el ejecutivo conservador del presidente Aznar, fue paralizado por Zapatero en 2004. Los presidentes de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y el de la Región de Murcia, Ramón L. Valcárcel, han promovido la protesta y presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional por el nuevo plan de urgencia.
Pero las razones de la oposición al plan tienen también otros motivos: cualquier desvío adicional de agua del Ebro, supone un peligro para el medio ambiente: el agua del mar entraría en el delta del río y afectaría al cultivo del arroz y al propio hábitat.
También la planta de desalinización de agua marina, que consumirá mucha energía y producirá un agua enormemente cara, 50 euros el metro cúbico, es una medida criticada.
Cuando el cambio climático no es el único responsable
Históricamente pobres en agua, las regiones del sur de España han adoptado en las últimas décadas un modelo de desarrollo basado en la agricultura intensiva de invernadero y en la construcción salvaje y desordenada, que se ha traducido en una multiplicación de residencias turísticas de lujo, dotadas de piscina y campos de golf, destinadas a las vacaciones de los ricos del norte de Europa. Todas ellas, actividades con un alto consumo de agua.
Más al norte, el área metropolitana de Barcelona ha visto incrementada su población en un millón y medio de habitantes en los últimos quince años. Este factor, unido a la demanda de agua de los miles de turistas que llegan en verano a la región, constituye una fuerte presión sobre las fuentes de aprovisionamiento hídrico.
¿Qué hacer?
Desde hace años, España presume de ser la primera de Europa en número de industrias desalinizadoras de agua marina. A lo largo de la costa mediterránea, hay ya seis en funcionamiento y otras veinte en construcción. ¿Puede ser esta la solución al problema de la sequía reiterada de cada verano y destinada aún a agravase a consecuencia del cambio climático? Si se tiene en cuenta que España ha superado ya los límites previsto en el Tratado de Kyoto sobre el consumo energético, la incipiente industria en cuestión no es el camino a seguir.
Translated from Focus : La Spagna a secco