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España: En busca de un Gobierno inalcanzable

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Política

Un mes después de las elecciones parlamentarias, el rey Felipe VI se reúne con los líderes de los distintos partidos políticos para intentar encontrar una salida a la crisis institucional en su país.

"Es posible que tengamos que volver a vernos", ha dejado caer en tono de la broma Felipe VI a Pedro Quevedo Iturbe, líder del partido Nueva Canarias, con motivo de las primeras consultas para formar Gobierno. Y no se trata de un comentario absurdo, pues la tarea del Rey y de los líderes de los partidos políticos españoles se presenta difícil en las próximas semanas.

¿Un país ingobernable?

Cabe recordar que las elecciones del pasado 20 de diciembre dieron lugar a unos resultados inéditos desde la muerte de Franco y el retorno a la democracia. Acostumbrados al bipartidismo y la dominación del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE), el Congreso vive ahora la irrupción de dos nuevos partidos: Podemos y Ciudadanos. Con 123 escaños (28,7% de los votos), el PP se mantiene a la cabeza, por delante del PSOE con 90 escaños (22%), Podemos con 69 escaños (20,6%) y Ciudadanos con 40 escaños (13,9%).

El Gobierno, para ser investido, debe lograr la mayoría absoluta del Congreso en la primera ronda de las votaciones (176 escaños de 350) o, en su defecto, por mayoría simple en la segunda ronda. E incluso en este último caso, alcanzar la mayoría parece casi imposible. El PSOE, liderado por Pedro Sánchez, y el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza y por el momento Presidente en funciones, podrían unir sus fuerzas, pero su oposición durante los últimos años parece bloquear una solución de este tipo, por no hablar del estupor que semejante unión provocaría entre el electorado.

El PSOE también tiene dos posibilidades. En principio, podría llevar a cabo una coalición con Ciudadanos, con Albert Rivera a la cabeza, y Podemos. Sin embargo, el primero se niega a trabajar con el segundo, mientras que Podemos, liderado por Pablo Iglesias, se posiciona a favor de un referéndum en Cataluña, al cual se niegan rotundamente los otros grandes partidos. El PSOE también podría aliarse con Podemos y otros partidos de la izquierda radical e independentista, pero la clave sigue siendo una cuestión de Cataluña. El país parece ingobernable después de las elecciones.

Y a pesar de la elección de Patxi López (PSOE) el pasado 13 de enero como Presidente del Congreso, con el apoyo de Ciudadanos, la abstención del PP y la oposición de Podemos, ninguna solución política parece estar clara. Es en este contexto turbulento, el rey Felipe VI realiza las primeras consultas de esta semana, primero convocando líderes "partidos pequeños", para terminar con Mariano Rajoy este fin de semana.

La cuestión de Cataluña como telón de fondo

Uno de los temas fundamentales de esta crisis institucional es la situación y el futuro de Cataluña. Comprometida desde hace más de un año en una feroz batalla con Madrid, con la formación del nuevo Gobierno catalán los separatistas pretenden, antes de 2017, presentar un proyecto de Constitución para crear una república independiente. Su posición está tan clara que las diferentes sensibilidades (de la extrema izquierda a la derecha) fueron capaces de dejar a un lado sus diferencias y antagonismos con el fin de elegir a un nuevo presidente del Parlamento catalán, el independentista Carles Puigdemont, que al menos se muestra decidido a lograr una separación civilizada de España.

La cuestión catalana ha estado envenenando la política española durante meses, especialmente desde las últimas elecciones. El partido de Pablo Iglesias no niega la posibilidad de una alianza con el PSOE, pero la supedita a la celebración de un referéndum sobre la autodeterminación de la comunidad. Pero los partidos tradicionales, como Ciudadanos, siguen oponiéndose a esta consulta y se muestran dispuestos a defender ferozmente la unidad de España. Es también la posición del Gobierno en Madrid.

La realidad es que, si los partidos no son capaces de llegar a un acuerdo en los próximos dos meses, los españoles serán llamados de nuevo a las urnas. Y en el caso de que no se llegara a formar gobierno, los separatistas catalanes, ya organizados, ganarían en legitimidad a expensas de un Estado central ingobernable e incapaz de hablar con una sola voz sobre este tema.

Alcanzar una mayoría es también necesario para mantener una política económica clara. A pesar del aumento del 3,2% en 2015, la economía española sigue siendo frágil, con una tasa de desempleo del 21,4% en 2015, una de las más altas de la Unión Europea, y que alcanza el 47,5% entre los jóvenes. La situación está lejos de ser resuelta en un país duramente golpeado por la crisis financiera de 2008.

Y en términos más generales, como miembro del Euro y gran economía de la UE, tiene un papel determinante en la estabilidad de la economía de la Unión. Esta es una de las razones por qué la crisis institucional española preocupa a sus socios. Tanto es así que el pasado viernes 15 de enero, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, afirmó: "Me gustaría que España adoptase lo antes posible –pesto que es un miembro de la zona Euro– un Gobierno estable".

Pero teniendo en cuenta la actual situación de la ecuación política en España, la orientación económica diferirá totalmente de un Gobierno a otro. Si el PP es parte de una ideología liberal, Podemos hace reclamaciones propias de una izquierda radical y solicita la aprobación de una ley de emergencia social.

Fin del bipartidismo

Estas elecciones, en cualquier caso, han conducido a una situación sin precedentes en la historia de la España posfranquista. Desde las primeras elecciones generales democráticas de 1977, la vida política ha estado dominada por los dos grandes partidos tradicionales, el PP y el PSOE. Pero la crisis económica y social de los últimos años ha visto surgir nuevas plataformas ciudadanas, que se tradujeron primero en la aparición del movimiento Indignados, y luego en la creación denuevos partidos como Podemos y Ciudadanos.

El desarrollo económico a media asta, la impresión de que las políticas del anterior Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero (PSOE) y las de Rajoy eran similares, además de los diversos escándalos de corrupción que golpean el PP, han llevado a un cierto número de españoles a recurrir a nuevos partidos que alegan defender la integridad y la ejemplaridad de la política. Estos resultados han dado ya lugar a un cambio sin precedentes, que se manifestará claramente quizás en el largo plazo, y que recuerda a los votos recogidos por los partidos no tradicionales en Europa, como Syriza en Grecia o el Movimiento 5 Estrellas en Italia.

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Este artículo ha sido publicado originalmente por la redacción de Cafébabel Bruxelles

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