España: drogas, tráfico humano y billetes de 500
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Hasta los años ochenta, el crimen organizado transnacional tenía una presencia casi residual en España. 25 años después, el panorama es muy distinto.
Durante 2005, las fuerzas de seguridad españolas llevaron a cabo casi 800 grandes operaciones antidroga, algunas ellas al más puro estilo de Hollywood, abordando barcos en alta mar con helicópteros, patrulleras e incluso con la colaboración del ejército. En estas operaciones, se incautaron de más de 46 toneladas de cocaína -un nuevo máximo histórico- y casi 650 toneladas de hachís. Estas cifras sitúan a España como la gran puerta de entrada de estupefacientes en Europa junto con Holanda, y la convierten en la tercera potencia mundial aprehensora de drogas tan sólo por detrás de EEUU y de Colombia.
España: enclave estratégico
Su situación, entre Europa y África y como puerta de enlace entre Europa y Latinoamérica, ha convertido al país ibérico en uno de los favoritos para las organizaciones mafiosas. Al amparo del tráfico de drogas se han ido tejiendo unas tupidas redes de organizaciones ilegales que han ido perfeccionando las rudimentarias técnicas heredadas de los antiguos contrabandistas gallegos.
Fueron éstos los primeros en darse cuenta de que podían aprovechar su pequeña infraestructura empresarial para "comerciar" con otros productos, pero no fueron los únicos. Con la caída del telón de acero, la bonanza económica de España y su plena integración en una UE con fronteras cada más laxas, no tardaron en establecerse por todo el país mafias procedentes del extranjero, principalmente del Este de Europa y los Balcanes, más especializadas y más violentas que las autóctonas.
Así, en los noventa, los medios de comunicación comenzaron a hablar sobre la trata de blancas -en manos de mafias rusas-, el tráfico de armas procedente de los Balcanes -asociado a un aumento de los delitos con violencia-, el tráfico de inmigrantes -controlado por las mafias del norte de Marruecos- y la llegada al mercado de la droga de nuevas organizaciones latinoamericanas. A día de hoy, las fuerzas de Seguridad del Estado tienen detectadas al menos 34 organizaciones de mafia rusa en España, haciendo así de esta nacionalidad la séptima más prolifera en el ranking criminal nacional, es decir, que no es la más numerosa.
Las últimas en sumarse a este colorido abanico del hampa han sido las mafias procedentes de China, a las que se las liga con el tráfico de personas, sobre todo de sus propios conciudadanos, y al blanqueo de dinero.
Un dato que puede indicar la fuerza de estas organizaciones, es que en España circula uno de cada cuatro billetes de 500 euros existentes en Europa. Billetes que suman 47.367 millones de euros, casi el 60% del valor de toda la moneda puesta en circulación en el país. Relacionado con el fuerte boom inmobiliario que vive el país, nos da algunos indicios de la fuerza de la actividad blanqueadora de dinero procedente de las actividades ilegales, pues las transacciones inmobiliarias suelen comportar un porcentaje de pago en dinero negro y los billetes de 500 son más discretos a la hora de circular de mano en mano.
Por último, se calcula que en la actualidad hay entre 300.000 y 400.000 personas ejerciendo la prostitución en este país, de las cuales el 90% son inmigrantes y tan sólo el 5% de estas afirma ejercer esta actividad de manera libre y voluntaria. Este lucrativo negocio mueve al año 18.000 millones de euros sólo en España.
Estrechar la colaboración
En esta Europa con menos controles internos, algunos de los primeros en sacar partido de esta ventaja han sido las organizaciones mafiosas, que desde el principio no han tenido ningún tapujo en traer, por ejemplo, cocaína de Colombia vía España asociándose con los narcos locales, distribuirla a toda Europa y lavar los beneficios del negocio en los Bancos de Suizos. En cambio, la policía -a pesar de instituciones como Europol- siempre ha dispuesto de menos métodos transfronterizos para hacerle frente al crimen transnacional, por lo que se hace indispensable que se estreche la colaboración internacional. Iniciativas como la creación de unidades especificas para combatir la delincuencia organizada -UTI (Unidad Territorial de Inteligencia) o GRECO (Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado-, así como la centralización bajo un mando único de las oficinas centrales nacionales de Interpol, Europol y Sirene, suponen un gran adelanto, pero resulta aún insuficiente, y más teniendo en cuenta que la delgada línea que separa a las organizaciones mafiosas de ciertas organizaciones meramente terroristas son cada vez más difusas, como quedó demostrado a raíz de los atentados terroristas del 11-M donde gran parte de la financiación necesaria para llevarlos acabo se obtuvo a través del tráfico de drogas.
Un país seguro
A pesar de lo alarmantes que pueden llegar a ser los titulares generados por estas organizaciones mafiosas, las estadísticas proporcionadas por el Ministerio del interior indican que España sigue siendo un país seguro. La tasa de criminalidad fue en 2005 fue de 49,3 infracciones penales por cada mil habitantes, 20 puntos por debajo de la media de la UE. Los homicidios se situaron 10 puntos por debajo de la tasa de 2003 y se ha conseguido reducir un 37,5% el tráfico de inmigrantes ilegales.