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Escocia: siempre 'scots' (segunda parte)

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Política

Día 1 antes del referéndum por la independencia de Escocia. ¿Ganará el 'sí'? ¿Votará el país de las Highlands el 18 de septiembre por poner fin a su unión con Inglaterra, su vecino del sur y antiguo enemigo al que se adhirió hace 307 años? Hemos viajado hasta Glasgow, Edimburgo y Aberdeen para ver cómo iban los últimos días de campaña. 

Tienen 17 años y son estudiantes de instituto, pero tienen derecho a participar en el referéndum por la autodeterminación, abierto a todos los residentes de Escocia de más de 16 años que se hayan inscrito en las listas electorales. Resguardados de la lluvia por un dosel, Carl Bacon, Angus Bale y George Telfer fuman un cigarrillo delante del Grand Central Hotel de Glasgow, donde participan en el baile de fin de año de su instituto. Lucen orgullosamente el kilt, la seña de identidad de su scottishness (identidad escocesa). ¿Pero qué hay de la independencia? No es para ellos, gracias. Incluso han llegado a repatir papeletas para la campaña del no. Carl Bacon: "Voy a votar no. He crecido en un país que se llama Reino Unido, y me gusta tal y como está y tengo ganas de conservarlo así". Angus Bale: "Yo votaré no porque soy fanático de los Glasgow Rangers y me gusta la Reina. God save the Queen! Mi padre trabaja en el ejército y si Escocia se hace independiente no tendremos más necesidad de su regimiento y él se irá al paro. Y eso, eso sería un auténtico asco". George Telfer: "Sí, llevamos el kilt. Somos escoceses. Pero eso no nos impide ser británicos, dentro de un gran país como Escocia, Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Diga lo que diga Alex Salmond". 

La independencia es la base

A 45 kilómetros al oeste de Glasgow, sobre la desembocadura del río Clyde, el pueblo de Helensburgh es una pequeña estación balnearia coqueta, un lugar tomado por los habitantes de Glasgow para salir de juerga. También allí se ubica la HMNB Clyde, "la base naval de Su Majestad en el río Clyde" -corrientemente llamada Falsane-, que alberga los submarinos nucleares del dispositivo disuasorio bautizado como "Trident". El arsenal desplegado en Helensburgh, tan cercano a la ciudad más grande del país, funciona como un arma arrojadiza para toda la izquierda escocesa que, según Derek Wildman, ve en la independencia una manera de deshacerse del Trident pero en Helensburgh, la población se ha acostumbrado a la presencia de los submarinos de HMNB Clyde y ven las cosas de forma diferente. Gordon Hill: "La base militar está ahí para protegernos. Por supuesto que hay mucha gente en contra. Existe toda una base de opositores que se instaló hace ya tiempo, hace más de veinte años. Quieren que el gobierno desmantele la base o sino que la desplace. ¿Pero para ponerla dónde? La base naval no se moverá nunca. Aquí, en Helensburgh, la base no nos molesta. En nuestro entorno, nadie ha dicho nada en contra de ella. Y ¿sabes? Para nosotros es una fuente de empleo: mecánicos, trabajos de reparación... creo que Falsane genera miles de puestos de trabajo en la región. Hay que estar muy loco para querer cerrar la base". 

Frances Hill: "Estamos jubilados. Es el gobierno británico quien nos permite percibir nuestra pensión. Estamos mejor juntos (better togehter)". 

Gordon Hill: "Apuesto a que va a ganar el no. Todo el mundo a nuestro alrededor está en contra de la independencia. Digan lo que digan  los sondeos. No te preocupes, Frances, te digo yo que el no va a ganar".  

Por la independencia pero contra Salmond 

Son jóvenes, ingleses, instalados en Escocia desde hace apenas dos años. Y ni siquiera están seguros de si se quedarán mucho tiempo en el lado norte del Muro de Adriano. Pero para estos dos militanes del Socialist Workers' Party, el compromiso a favor de la independencia escocesa es obvio. "Para debilitar al imperialismo", explica Chris con fervor. Una vez a la semana, desde el comienzo de la campaña, ambos participan en los puerta a puerta organizados por la sección local de la campaña Yes Scotland. La campaña a favor de la independencia está dominada por el SNP, el Partido Nacional de Escocia, del primer ministro Alex Salmond. Pero también varios pequeños partidos de la izquierda escocesa apoyan el movimiento independentista, como los Verdes o el Socialist Workers' Party, cuya traducción más fiel sería "Partido obrero marxista". Se trata de una coalición circunstancial que desea romper con la política de austeridad del Partido conservador de David Cameron, de Londres, y de sus aliados unionistas, los trabajadores y los demócratas-liberales. 

Dos horas por semana, armados con sus listas de electores inscritos, con sus registros de domicilios, con sus convicciones políticas y una buena dosis de paciencia, Sarah y Chris llaman a las puertas de la calle que les ha sido designada para esa noche. "En el Reino Unido, el discurso político y la opinión pública se situán cada vez más a la derecha, cada vez más contra los inmigrantes. En Escocia, todavía es posible luchar contra esas tendencias populistas, pero esto será aún más fácil en una Escocia independiente", sostiene Sarah Bates. Para Christian Newlove, "los millones de euros que el gobierno derrocha con Trident podrían ser invertidos en educación o sanidad. Incluso el Financial Times ha dicho que una Escocia independiente será un país rico. Pero la cuestión es si la población se podrá beneficiar de esta riqueza. Con la política actual, seguro que no. Ni siquiera el programa del SNP es suficientemente audaz, suficientemente social. Salmond quiere bajar los impuestos de las empresas. Nosotros estamos a favor de la independencia escocesa, pero contra la política de Alex Salmond". 

Todos los testimonios fueron recogidos por Jean-Michel Hauteville por toda Escocia. 

Lee la primera parte del reportaje aquí.

Translated from Écosse : Scots toujours (partie 2)