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Es opio que Europa se droga

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Sociedad

Más de 7.000 europeos fallecen cada año por consumo de estupefacientes. El 26 de junio se celebra el Día mundial contra el abuso y tráfico de drogas y Europa sabe por dónde entra todo.

Cuando el campesino afgano recoge su cosecha de opio ignora el largo camino que espera a su producción y el daño que causará. Y si lo conoce, no le importa. Tiene que alimentar a los suyos y la ética no llena platos. El europeo que lo consume en forma de heroína, es posible que no conozca el origen de la sustancia. Y si lo sabe, le da igual. Hay que aliviar el mono. Son dos protagonistas separados por miles de kilómetros que nunca llegarían a tener relación alguna sin un enlace: las mafias.

Las rutas

(Dani3D/flickr)El opio llega a Europa por la ‘ruta de los Balcanes’ que, tras atravesar Paquistán, Irán y Turquía, se divide en dos tramos: al sur por Grecia, Albania e Italia; y al norte por Bulgaria, hasta Alemania y los Países Bajos. Desde mediados de los noventa, Asia central ha ganado protagonismo entre los narcotraficantes que quieren llegar a Europa entrando por Rusia y Ucrania. La cocaína y el cannabis tienen en España su puerta de entrada a Europa procedentes de Sudamérica y Marruecos. El reino alauita produce el 70% del cannabis que se consume en Europa. Cuando la droga llega a su país de destino, ¿qué sucede? Veamos los casos de cuatro países europeos.

España

Es el líder europeo en incautación de cannabis y cocaína, pero también en consumo de ambas sustancias según el informe anual elaborado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT). A pesar de las 459 toneladas de cannabis y 50 de cocaína que, según la ONU, España requisó en 2006, entró lo suficiente como para que el 11% de los españoles probaran el cannabis y el 3% la cocaína, más del doble que la media europea (1,3%). Desde febrero, el ministerio español de Sanidad distribuye por gasolineras, centros comerciales, oficinas de correo y colegios de todo el país una guía para desmontar los mitos y falsas creencias asociadas al consumo de cada sustancia. La última Encuesta estatal sobre uso de drogas en estudiantes de secundaria 2006-07  demuestra que España tiene cantera en materia de drogas: 1 de cada 3 menores de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez el cannabis y 6 de cada 100 la cocaína.

Reino Unido

Está justo detrás de España en consumo. Ahora, la periodista inglesa Nicky Taylor ha querido concienciar a la población con métodos poco ortodoxos. Se prestó a que la filmaran inyectándole THC -componente principal del cannabis- tras aparecer fumando marihuana en un coffee shop de Ámsterdam, cosa que desde el próximo 1 de julio de 2008 estará prohibido. Además, Taylor es cobaya en la experimentación que lleva a cabo el Instituto de Psiquiatría del King´s College de Londres sobre los efectos psíquicos de esta droga. Y todo para el documental How High Can I Get? (¿Cuánto puedo colocarme?) que emitirá la BBC y que cuenta con voces críticas contra su emisión. El cannabis parece haber perdido cierto atractivo en la isla, con un descenso de su consumo, pero el éxtasis y las anfetaminas son más populares que en el resto de Europa.

Francia

70 millones de europeos de entre 15 y 64 años se han llevado alguna vez en su vida un porro a la boca. Esa curiosidad tan poco saludable tiene en Francia al 30,6% de su población como cómplices, tan solo superada por el 36,5% de Dinamarca, según datos del OEDT. La asociación de su consumo a barrios marginales ha hecho que se opte por clasificar zonas urbanas sensibles que optarán a recibir fondos sociales europeos adicionales para fomentar la prevención y el rechazo a las drogas.

Portugal

La lacra de la droga se ha dejado sentir en pleno corazón de Portugal: Lisboa. La heroína (tercera droga más consumida en el país tras el cannabis y la cocaína) está causando estragos. Más de diez barrios de la capital sufren la degradación que conlleva ser centro de distribución y consumo. Lo peor es la falta de ayuda a los toxicómanos reflejada en los datos del Instituto de la Droga y la Toxicodependencia (IDT). Según sus estadísticas, más de 40.000 toxicómanos no reciben tratamiento, 216 personas mueren por opiáceos al año y se abren más de 6.000 procesos judiciales por consumo de estupefacientes.