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Erasmus en Budapest: sin noticias del comunismo

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Pedro Picón

Estudiar en el extranjero es una rara y verdadera oportunidad de experimentar todas las cosas a las que nuestros padres no accedieron. Una estudiante de política y administración pública de Atenas (21 años) confirma y rechaza estereotipos históricos y lingüísticos en la capital húngara. Último artículo de una serie de cinco sobre este programa de intercambio que ya cumple 20 años

Es una buena idea terminar los estudios pasando un semestre en el extranjero en calidad de estudiante Erasmus. Deseaba poder comparar Atenas con otra gran capital y acostumbrarme al ritmo de un estilo de vida diferente. Budapest es una de las más bellas e históricas capitales de Europa. Me interesaba oír uno de los lenguajes más difíciles del mundo, y sentir el vínculo entre mi país y Hungría. Muchos inmigrantes griegos han dejado sus huellas culturales aquí. Casi todos los húngaros que conocí saben alguna palabra griega simple (como kalimera, que significa ‘buenos días’) y conocen algunos acontecimientos de nuestra historia. Todos tienen también una imagen ideal de sol, mar, gente agradable y comida deliciosa; todos se muestran entusiasmados con Grecia, aún cuando nunca han estado allí.

Pasado futuro

Yo tenía un muchos de estereotipos personales acerca de cómo el pasado comunista podría afectar todavía a la sociedad, después de algunas malas experiencias durante viajes a través de otras partes de la Europa central postcomunista. Pensaba que iba a ver un país pobre, un pueblo decepcionado con sus vidas y con un aspecto abatido en una ciudad llena de edificios de estilo soviético, remanentes de un régimen ya pasado. Estaba convencido de que la universidad húngara en la que estudio ahora, la ELTE, no sería tan buena y bien organizada como la mía en Atenas.

(TO)La realidad fue completamente diferente. Budapest es una ciudad grande con edificios monumentales, llena de parques y árboles, gente hospitalaria y una universidad que puede ser comparada con las universidades modernas más grandes de Europa occidental. El centro educativo, bien organizado, está lleno de estudiantes, tiene un cuerpo docente muy bueno, y una sociedad estudiantil capaz de darle a uno la bienvenida más agradable. Los estilos de vida y puntos de vista griegos y húngaros no son similares por razones históricas, geográficas y climáticas. Sin embargo, compartimos el modo de acoger a los extranjeros, que era una de mis principales preocupaciones antes de elegir mi destino Erasmus.

Asesinando el inglés

Más de doscientos estudiantes extranjeros, la mayoría de Alemania y Polonia, se encuentran diariamente en la Universidad y en las fiestas Erasmus, tratando de conocerse entre sí tanto como sea posible. Todos compartimos un código de comunicación: el inglés. No tiene importancia si el nivel de inglés es bueno o malo; es un idioma que se puede entender aunque uno lo esté 'asesinando' con cientos de errores. 

Ser un estudiante Erasmus es algo único. Este viaje Erasmus está a disposición de todos los jóvenes que quieran explorar sus países vecinos. Percibo el significado real de la cooperación y comunicación europeas: la interacción cultural y social entre los jóvenes europeos. Los estereotipos y clichés pueden ser fácilmente confirmados o rechazados si se tiene la oportunidad de visitar otro país y experimentar los diferentes estilos de vida y formas de pensar.

Translated from Erasmus testimony: a Greek student in Budapest