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Enrique Barón: 'de Europa no solo esperábamos ayuda, queríamos participar en la construcción'

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Sevilla

Tras la firma de la Declaración Schuman el 9 de mayo de 1950, Europa sufrió un cambio histórico que puso fin a los regímenes de democracias populares y que trajo la estabilidad y la paz al continente. Una Declaración que Barón defendió como una apuesta por la paz, por la superación de los nacionalismos y como una puesta económica en común, en la que España no tomaría parte hasta 36 años después.

#YyaVan30 es el título que engloba las actividades celebradas con motivo de la adhesión de España a la Unión Europea en 1986. Se celebran 30 años de cambios culturales, sociales y políticos que marcaron el rumbo democrático de España. Un proceso en el que España ha jugado un papel clave y al que ha aportado grandes nombres como el de Enrique Barón.

Su condición de economista, abogado y político con vocación europeísta han servido para guiar su larga trayectoria política. Barón ha sido desde Ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones, durante el primer Gobierno de González, hasta Vicepresidente(1987-189) y Presidente (1989-1992) del Parlamento Europeo. Tal vez haya sido este último cargo el que le ha otorgado el gran peso político internacional que hoy, a sus 72 años, atesora.

Enrique Barón siente el proyecto de construcción europea como un ‘artículo de fe’. Tiene la certeza de que la Unión Europea supuso un cambio drástico en las relaciones entre Estados: la paz pudo alcanzarse gracias a la puesta en valor de los valores y el destino común de todos los ciudadanos europeos. Así apoda como ‘Gobierno de Honor’ al ejecutivo de Felipe González por poner punto y final a la adhesión española en 1986. Un proceso de negociación complicada para la gestión de los intereses nacionales en el que el expresidente del Parlamento Europeo participó activamente.

El papel clave de España: ‘no solo esperábamos ayuda y apoyo, también queríamos participar en la construcción de Europa’

La entrada al club europeo supuso una transformación política, económica y social profunda de España. Los stocks agrícolas tuvieron que eliminarse, la producción naval tuvo que reducirse considerablemente… pero las remesas positivas fueron mayores. La geografía española quedó conectada por autovías y se inauguraron nuevos aeropuertos y redes ferroviarias que hoy simbolizan el esfuerzo de transformación de la sociedad española y europea.

Pero España no solo recibió de Europa, sino que también jugó un papel definitivo en la aportación y puesta en funcionamiento de iniciativas que marcaron el futuro integrado de la comunidad. La convicción de Felipe González de que la Unión debería de ser más que algo económico le llevó a liderar el proceso de ratificación de la ciudadanía europea y de la cofinanciación entre Estados miembros y la Organización Internacional.

El año 1 991 marca un antes y un después en la posición de España en la Unión Europea. Felipe González y su equipo, en el que se encontraba Barón como Ministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones, consiguieron la inclusión de ciudadanía europea como artículo en el Tratado de Maastricht. Gracias a este paso, España se vuelve un país de confianza frente al resto de los Estados Miembros. Desde entonces, los ciudadanos podemos viajar por Europa sin pasaporte, ni controles ni aduanas. Sin olvidarnos de que gracias a la ciudadanía europea contamos con protección internacional, tenemos el derecho de votar en las elecciones al Parlamento Europeo y podemos solicitar el amparo del Defensor del Pueblo Europeo. 

Al logro de la ciudadanía, hay que sumarle el de los fondos de cohesión que han ‘potenciado la transformación de la sociedad española con valores democráticos y de participación’, porque la ayuda y el apoyo a Europa han de ser recíproco.  Con este paso, en el Tratado de Maastricht se inaugura la cofinanciación europea para el fortalecimiento de la sociedad a través de la aportación de fondos europeos y de los Estados Miembros. 

Los retos actuales de la Unión Euopea.

La Unión Europea sigue en construcción, en parte porque es forjada en países con diferencias históricas e intereses divergentes, y en parte porque nos encontramos en un momento complicado. Se necesita un nuevo impulso que amortigüe las reacciones populistas y simplistas con las que se quiere dar carpetazo a la crisis de valores que afronta Europa. Aante la ruptura de la confianza entre los Estados Miembros, Barón pide coherencia ante las urgencias que llaman a la puerta de Europa

Barón se refiere a la crisis de los refugiados y defiende a Juncker por haber dado pasos presupuestarios serios ante la emergencia. Además, resalta que Europa tiene que hacer frente a algo más: a los problemas que se derivan de la posición geopolítica del continente. Un hecho que según Barón convierte a Europa en un foco de prosperidad y estabilidad que actúa de ‘imán’.  El expresidente exige soluciones políticas activas comunes de pacificación y cooperación que sigan el ejemplo ético y político que, en un primer momento, dio Alemania.

La Unión Europea y los Estados Miembros tienen en sus manos cambiar el papel meramente económico que desde la crisis de 2007 juega Bruselas. Enrique Barón propone coherencia y refuerza más que nunca la idea de Jean Monnet que reza que Europa se hace en las crisis y en las soluciones que regeneran la confianza en el proyecto Europeo. Es el momento de seguir el rumbo marcado por España en Maastricht y girar hacia una unión política basada en la idea de que la solidaridad sea el pilar que sustente las políticas económicas.