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Encuentro con Klubrádió: se apaga una voz de la oposición

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Desde el 15 de febrero, y tras un pulso que ha durado más de 10 años, la emisora húngara Klubrádió, la última radio de la oposición, no podrá emitir en FM. Reportaje desde una emisora que no piensa quedarse de brazos cruzados.

El viejo cartel oxidado situado delante de la sede de la emisora era ya un símbolo del pasado. Bajo el lema de la emisora, "la vía libre", figura la antigua frecuencia de Klubrádió, 95,3 MHz, reemplazada desde 2014 por la 92,9 MHz, que ya no está operativa. La medianoche del 14 de febrero, la emisora de radio se vio obligada a abandonar su frecuencia a raíz de una decisión del Consejo de Medios de Comunicación, ratificada por el Tribunal de Budapest. Dentro de las instalaciones descubrimos todas las antiguas frecuencias de provincia que en otro tiempo estuvieron a disposición de la emisora (93,5 en la ciudad de Debrecen, o 96,7 en la de Tatabánya) y que descansan junto a antiguos aparatos de radio.

Para Mihály Hardy, responsable de la sección de actualidad, y que nos recibe con tranquilidad en su despacho, esta situación no resulta tan demoledora. Rodeado de fotografías donde, fusil en mano, presume de sus presas de caza, Hardy muestra cierta confianza. "Tenemos la esperanza de volver a la FM pronto", nos asegura. Cuando empieza a explicar el cierre de su emisora, habla la experiencia de un periodista acostumbrado desde hace años a luchar contra un poder político decidido a hacer desaparecer a este gremio.

Cartel Klubradio
Cartel delante de la sede de Klubrádió © Thomas Laffitte

Un pulso que comenzó hace diez años

El enfrentamiento entre Klubrádió y el gobierno del primer ministro Viktor Orbán comenzó en 2010, cuando el Fidesz, el partido conservador presidido por Orbán, volvió al poder. Durante los meses siguientes a su elección, que se produjo por mayoría absoluta y le permitió modificar la constitución, la administración de Orbán arremetió contra la prensa. En otoño de 2010 se aprobó la ley de medios de comunicación, por la que se estableció el Consejo de Medios de Comunicación (NMHH, del húngaro Nemzeti Média és Hírközlési Hatóság), una suerte de Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales húngaro dotado de un gran poder de control. Esta ley, pese a las numerosas manifestaciones y a la indignación que despertó en el Parlamento Europeo, dio paso a una década de homogeneización progresiva de la diversidad de la prensa.

También en 2011, Klubrádió, una emisora estrechamente relacionada con los partidos de izquierda, acabó en el punto de mira del NMHH, el Consejo de Medios de Comunicación, que suspendió su licencia. "Pero en ese momento pudimos conseguir una licencia provisional que nos permitió continuar emitiendo", nos explica Hardy. Se les concedían con regularidad licencias provisionales de 60 días, que después se renovaban, hasta que a comienzos de 2014 la emisora abandonó su famosa frecuencia 95,3 por la 92,9 MHz, para la que obtuvo una nueva licencia de siete años. La emisora no salió indemne de este cara a cara, ya que perdió sus doce frecuencias en las provincias.

Siete años más tarde, el problema sigue sin solucionarse, nada más lejos. "En Hungría, tenemos una especie de "leyes trastero" que albergan infinidad de nuevas normas y medidas que afectan a sectores muy diferentes", detalla Hardy. Este arsenal jurídico pone a disposición del Consejo de Medios de Comunicación numerosas herramientas de presión. Por ejemplo, entre las seis "infracciones graves" que se utilizaron en contra de Klubrádió y que condujeron a la decisión tomada por el Consejo de Medios de Comunicación a comienzos de septiembre de 2020, se encuentran dos retrasos en el envío de un informe semanal. "Cada semana tenemos que rellenar una tabla de Excel extremadamente densa y compleja. En lugar de enviarla el viernes, lo hicimos el lunes siguiente", relata Hardy, y añade que "este tipo de documentos no tienen ninguna utilidad". Por el retraso en la entrega en dos ocasiones, la emisora debe pagar dos veces dos multas de alrededor de 30.000 florines húngaros, que equivalen a unos 80 euros. Las emisoras de radio con cargos similares han podido renovar sus licencias sin ningún problema.

A pesar de la poca fe que tenía en el proceso, la emisora apeló la sentencia. El último recurso jurídico será el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. "Por desgracia, hay demasiados casos en los que Hungría ha ignorado el fallo del Tribunal europeo", recuerda Hardy. Para él, la principal fuente de esperanza es la licitación para recuperar la frecuencia FM que solía utilizar Klubrádió. "Tenemos el mejor expediente", nos asegura. Pero incluso esta vía presenta dificultades: un bufete de abogados de Budapest ha decidido responder a la licitación fundando una emisora de radio (LBK Kft), y la religiosa Spirit FM, que ya cuenta con una frecuencia para Budapest, ha decidido presentarse también. El concurso se ha suspendido temporalmente por decisión del Consejo de Medios de Comunicación, que no ha dado ninguna explicación al respecto.

"Es una decisión política"

Tras una hora de conversación, el director, András Arató, viene a buscarnos y nos invita a subir a su despacho. A pesar de la mascarilla, enseguida notamos el fuerte olor a tabaco que impregna la habitación. Arató habla primero en francés y después pide, tanto por modestia como por comodidad, que hagamos la entrevista en inglés. A pesar de su inminente expulsión de las ondas FM y de un evidente desánimo, el director también se muestra bastante optimista.

András Arató
András Arató, director de Klubrádió, en su despacho © Thomas Laffitte

"Es una decisión política", afirma sin dudarlo. "El tribunal ni siquiera ha intentado justificar su decisión. Dio su veredicto en menos de un minuto y no rebatió nuestros argumentos. Lo único que hizo fue confirmar la decisión del Consejo de Medios de Comunicación", se lamenta. A Hardy, que fue ingeniero durante el régimen comunista, se le parte el alma cuando ve cómo, poco a poco, se reprime la libertad de prensa. Después de 10 años, observa "una degradación del estado de los tribunales. Las leyes también han cambiado, a veces para pasar a contradecirse unas a otras", y añade que "incluso hoy mismo podríamos llevarnos una sorpresa, porque no hay relación entre el veredicto y la ley".

¿Cuál será el futuro de "la plaza más grande de Hungría"?

Recuerda que, ya en 2010, Klubrádió sobrevivió a la primera estrategia peligrosa del gobierno: llevar a los medios a la quiebra. Recién llegado al poder, el gobierno de Orbán obligó a todas las instituciones públicas a retirar la publicidad de los medios de comunicación que no eran pro-Fidesz. El efecto se hizo notar de inmediato: en un año, los ingresos por publicidad se redujeron a la mitad. A continuación, las multinacionales que se beneficiaban de deducciones de impuestos por parte del gobierno decidieron también darles la espalda a los medios de comunicación de la oposición, haciendo que los ingresos por publicidad quedasen reducidos a calderilla. Con todo, Klubrádió consiguió salvarse gracias a su público: "Nuestra audiencia es tan fiel que comenzó a pagar por servicios que normalmente son gratuitos", dice Arató con una sonrisa. "En la actualidad, el 99% de los gastos se cubren gracias a las donaciones. Nuestra emisora de radio se ha convertido en un movimiento”, se enorgullece. Y tiene motivos para hacerlo: en 10 años, la emisora ha recibido más de mil millones y medio de florines de sus donantes, el equivalente a algo más de 4 millones de euros.

András Arató
András Arató, director de Klubrádió en el estudio durante la emisión de Megbeszéljük © Thomas Laffitte

Con el apoyo de esta comunidad, que engloba a alrededor de 500.000 oyentes semanales, Arató no se plantea por el momento cambiar la programación, a pesar de la adopción generalizada de internet. Tanto "por fidelidad a los oyentes" como por la esperanza de que la emisora vuelva a la radio muy pronto. No obstante, ofrecer un contenido adaptado a internet podría acercar la emisora a un público más joven, y, en especial, permitir su regreso a las provincias, algo descuidadas desde hace casi 10 años. "Habíamos pensado en una gira por todo el país en 2020, pero llegó la pandemia", se lamenta. Aparte de atreverse con un directo en YouTube, no se avistan cambios en el horizonte para una emisora que aspira a ser una "radio de servicio público".

Al final, Arató tiene que bajar al estudio para participar en la emisión especial de Megbeszéljük (hablemos de esto), dos horas durante las cuales los oyentes pueden llamar para hablar sobre cualquier tema. El 12 de febrero, con motivo de la última emisión radiofónica, el director participa como algo extraordinario. "Somos la plaza más grande de Hungría, ¿lo sabíais?", dice con orgullo. Si en estos tiempos de pandemia todos deseamos volver a vernos en persona, deseemos también que estas plazas virtuales no desaparezcan para siempre.


Este artículo se ha redactado en colaboración con el Courrier d'Europe Centrale

Story by

Thomas Laffitte

Budapestois, je m'intéresse de près aux sociétés des pays d'Europe centrale.

Translated from Rencontre avec Klubrádió : une voix d’opposition réduite au silence