En tierra de Lukashenko (IV): Doble juego ante la Unión Europea
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Argemino BarroSe aproxima el Día D para Bielorrusia: 19 de diciembre, momento de elegir al presidente de un país cuyo parlamento no tiene ni un solo miembro de la oposición. Presentamos la cuarta crónica sobre los absurdos del régimen bielorruso y su recio padrino: Aleksandr Lukashenko. En esta ocasión, la periodista Claudine Delacroix describe la estrategia del doble discurso.
Desde hace un año y medio, el Partenariado oriental de la Unión Europea, al que pertenecen Bielorrusia, Ucrania y otros cuatro países ex soviéticos, lucha en teoría por promover la democracia en lares autoritarios. Pero huesos como Aleksandr Lukashenko, el presidente sin oposición, también tienen sus propios planes.
Dos balanzas, dos medidas
Es natural cuestionar la eficacia del Partenariado oriental, dado que hasta el momento no hay resultados concretos. Es más: Lukashenko, que había empezado el proyecto con aire escéptico, fue poco a poco mostrándose más receptivo al comprender que podía sacar algunas ventajas. ¿Y cómo? Sencillo: con el viejísimo truco del doble discurso, la doble manera de medir las cosas.
Lukashenko está muy acostumbrado a estos malabarismos oratorios que a veces le hacen caer en el ridículo; basta recordar el último ejemplo: cuando acudió al talk-show ucraniano Svaboda Slova (Libertad de Palabra), durante el cual, relajado y con un tono de confianza, aseguró haber crecido con los versos del clásico autor bielorruso (y opositor) Vasili Bykov, cuando en realidad este sólo escribió prosa. Las extravagancias incontables llegan a sus orígenes en el poder: Lukashenko, zar de un régimen despótico y clientelista, empezó en la política como azote de corruptos (en 1993 presidió la comisión anti-corrupción).
Dientes de oro contra derechos humanos
Pese a que el Partenariado oriental intenta apoyar el pluralismo y la democracia a base de subvenciones, no puede evitar caer en las redes manipuladoras de Bielorrusia (que por cierto no fue aceptada en la Asamblea Euronest porque en su parlamento no hay ningún representante de la oposición). Siempre hay abrazos calurosos cuando se trata de hacer negocios. Durante la visita a Minsk de la presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, Lukashenko subrayó la necesidad de impulsar numerosos proyectos en infraestructuras para Lituania, Bielorrusia y la UE. Tras enseñar los dientes en cualquier tema (represión mediática, reactivación de la pena de muerte...), Bielorrusia apostaba ahora por el partenariado. En pocas palabras: Lukashenko aplica con Bruselas la misma estrategia que con Moscú: hacer promesas que no cumplirá y aprovechar al máximo la confianza generada. Tan fácil como adaptar la retórica a las circunstancias.
Todavía queda por comprobar si el doble discurso del líder bielorruso influirá en las elecciones del 19 de diciembre. La aritmética de Lukashenko: dos balanzas, dos medidas, se reveló con claridad frente a Guido Westerwelle (ministro de Asuntos Exteriores alemán) cuando, durante su viaje al país eslavo el pasado 2 de noviembre, el presidente bielorruso le aseguró que las elecciones se desarrollarían en un clima de transparencia tan increíble que él mismo, como invitado, podría venir a contar los votos.
Lea las crónicas 'En tierra de Lukashenko' en cafebabel.com:
(I): El autócrata que cambió su cumpleaños
(II): Blog ruso vs. "spam" bielorruso
(II): De cómo el absurdo toca a la oposición
Ilustración: ©Adrian Maganza/adrianmaganza.blogspot.com
Translated from Absurdes aus Lukaschenko-Land: Doppelzüngige EU-Politik made in Belarus