En tiempos de distanciamiento, misas a través de Youtube
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Pablo Rafael Blanco de la HazaEl pastor de la iglesia anglicana de San Jorge puede volver a sonreír. Tras un largo tiempo de confinamiento, sus fieles podrán volver a encontrar el camino al altar. En esta parroquia internacional, ubicada en el barrio acomodado de Charlottenburg, al oeste de la capital alemana, Christopher Jage-Bowler, inglés de nacimiento, rememora su experiencia única como líder espiritual en tiempos de coronavirus.
"Si vosotros no vais a Dios, Dios irá a vosotros". Lo que más le importa al pastor Christopher Jage-Bowler, que lleva más de 20 años a cargo de la Iglesia anglicana de Berlín, es que los fieles de su parroquia puedan acceder a su misa dominical. Su parroquia angloparlante, que en tiempos normales acoge a más de 50 fieles todos los domingos, permanece en silencio por última vez desde que cerrara cuando Alemania declaró el confinamiento.
Misa en pantalla
En un sábado bañado por un tenue sol de mayo, el pastor se prepara para el oficio. Tranquilo y concentrado, hace por conservar su buen humor, a pesar de que su mirada yerra frente a los bancos vacíos de la iglesia. En timpos de epidemia mundial, el día del Señor se prepara el día antes. El clérigo, de rostro afable, lleva a cabo con su ademán decidido y mil veces ensayado su misa frente al único público presente: el cámara.
De una sola toma de veinte minutos, el pastor procura obviar la ausencia de fieles y recita las oraciones en un marcado acento inglés. “Rezar por una parroquia vacía me pone enfermo. Es una experiencia muy extraña que no pensé que fuera a afrontar nunca“. Tiene un truquillo para llevar bien la misa: “intento imaginarme a la gente, aunque no haya un alma enfrente de mí. Es un gran reto para un cura no ver a sus fieles cada semana, ¿sabe?” Parte el pan con un gesto solemne y toma el vino, símbolo de la sangre de Cristo.
Al igual que la iglesia anglicana de San Jorge, otros lugares de culto se adaptan para ofrecer a sus fieles las ceremonias habituales en plataformas en línea. Desde Facebook Live hasta confesiones por Zoom, las parroquias han tenido que poner a prueba su creatividad. El mismísimo Papa aceptó que la misa de la mañana que suele dar a las ocho de la mañana frente a la Casa Santa Marta se emitiera en Youtube.
El pastor anglicano, animado por la idea de aunar a toda su comunidad virtualmente a esperas del cese de la cuarentena, concluye la misa y se reúne con el cámara. Ya casi ha llegado el mediodía y es la hora del montaje técnico. ”Grabar el sermón el domingo nos deja tiempo para incluir vídeos y plegarias de los fieles”. El cura ha decidido añadir pequeños montajes de oraciones y cantos recitados por los feligreses, para que los que vean la misa al día siguiente sientan ese espíritu comunitario. De esta forma, incluso delante de una fría pantalla, la misa dominical cobra un poco más de alegría.
Las actividades de esta iglesia van más allá. En la plataforma Zoom, más adaptada a la comunicación en grupo, se programan grupos de debate u oraciones grupales moderados por miembros de la comunidad o por el propio pastor. A veces se reúnen más de 250 fieles en acontecimientos especiales, como en Pascua, que se celebró íntegramente en la web.
Unas Pascuas sin igual
“Me invade un sentimiento de tristeza al pensar que no hemos podido celebrar Pascua juntos en 2020”. Para muchos cristianos la Semana Santa sigue siendo uno de los acontecimientos más importantes del año. Las familias se reúnen, los niños forman bullicio jugando en los jardines de al lado, es un momento para pensar en los demás. "Sentí que mi trabajo como pastor era dar esperanza”, señala el hombre de fe con la mirada perdida. Nunca pensó que podría vivir una situación así. No obstante, el pastor se consuela como buenamente puede. No tuvo que celebrar funerales, ya que no podrían asistir las familias al completo.
"Aun estando triste, siempre intento disimularlo. Creo que es muy importante mantener la esperanza en estos momentos. La gente oye tantas malas noticias constantemente, que también necesitan oír algunas buenas", continúa el párroco.
Cuidando no olvidarse de nadie, el pastor Jage-Bowler mantiene el contacto con los más ancianos por teléfono, aunque sea difícil reunir a todo el mundo con la tecnología. Las personas que quedan más aisladas son las que no tienen acceso a Internet: los ancianos, los estudiantes extranjeros y los enfermos. El pastor se preocupa especialmente por los estudiantes extranjeros, que no pueden salir a la calle “en una ciudad como Berlín”, sonríe el cura, que sabe bien de la reputación fiestera de la capital alemana. “Hacer la compra por Internet o dejar de ver a sus amigos puede suponer un reto difícil de sobrellevar, los estudiantes extranjeros aislados se vuelven más frágiles. Algunos no entienden el sentido del confinamiento y piensan que no pueden salir en absoluto”. El riesgo no es baladí: en Francia, a principios de abril, un estudiante indio de 23 años se suicidó saltando de un cuarto piso de un edificio del campus en el que se encontraba de intercambio.
Pasado mañana
¿Y si siguieran las misas por Internet? “Por qué no”, responde el pastor mientras esboza una sonrisita que revela que la idea no le hace demasiadailusión. "Nos lo hemos planteado. No es algo a lo que yo aspire. A pesar de todo, la situación se está desarrollando tan rápido que puede que lo tengamos que pensar”. Hace hincapié que la comunidad de la Iglesia anglicana de Berlin es internacional. La mayoría de fieles son extranjeros alejados de sus familias que encuentran una atmósfera cálida y humana durante las misas de domingo y otras actividades. “El contacto humano es irremplazable. Esta conexión entre las personas es importante para nosotros”.
Internet le es útil al pastor para mantener el contacto con su comunidad en tiempos de cuarentena, pero no cree que la gente se sienta satisfecha a la larga con esta situación sin verse en la realidad. “Podemos mantener grupos para hablar en Zoom, pero sinceramente creo que nuestros fieles echan en falta verse”.
Entre risas nerviosas, admite su temor: “A lo que más miedo le tengo es a que la gente crea que ya no deben levantarse el domingo por las mañanas por poder ver la misa en Youtube”. El sábado, por última vez, con la compañía del cámara, Christopher Jage-Bowler predica ante una iglesia vacía. Antes de volver a ver a los encuentros en carne y hueso, ambos se afanan por ofrecerles el mejor vídeo posible.
Foto de portada: Ilustración de Célia Péris
Translated from En confinement, le service religieux 2.0 sur Youtube