En mayo, ¡sanea tu presupuesto !
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Ah, ¡los problemas de presupuesto! questions budgétaires ! Todo un poema. Nada mejor para hacer dormir a todo un auditorio. Nada más árido ni más deprimente. Y al mismo tiempo algo tan importante. De ahí que los países europeos hayan planteado estas cuestiones a nivel comunitario.
A ellos les ha preguntando por los gastos y a la Comisión le corresponde el papel de evitar que se difunda lo máximo posible.¡Bonito reparto de tareas !
¿Y a quién le corresponde dar un toque de atención ? Pues a Francia, nuestra futura « presidencia ejemplar ». Evidentemente, Francia no ha alcanzado sus objetivos. Su déficit es superior a lo previsto siendo aplazado su cumplimiento hasta 2012. En julio próximo será la prueba de fuego cuando se deba explicar al resto de Estados que es obligatorio respetar las reglas comunitarias al respecto.
Pero, os estareis preguntando que no entendeis nada sobre esta cuestión. Creía que Francia había sobrepasado el límite del 3% de déficit. Dicho déficit para 2007 es de 2,7% por lo que no debería haber problema pero sí lo que lo hay.
Ello se debe a que todo el proceso aún no ha terminado. Dentro del marco del Pacto de Estabilidad y de Crecimiento, los Estados han acordado llegar a una reducción de sus déficits con un objetivo de equilibrio total antes de 2010. Es decir, déficit 0. Pero esta cuestión no se recoge en los Tratados. El Tratado lo que dispone es que debe ser inferior al 3%. Entonces, ¿por qué está Europa tan preocupada ?
Europa se queja de que un 2,7% de déficit dentro de un ciclo económico positivo no es como para estar orgullosos. Vale que el déficit presupuestario pueda ser utilizado para compensar los efectos de una crisis, pero no cuando no existe tal crisis, lo que se conoce como déficit estructural, seamos de derechas o de izquierdas, keynesianos o monetariastas, es preocupante. Y además, hay que tener en cuenta que los déficits estructurales hace más de 20 años que conviven con nosotros.
De hecho, ¿a qué se destina el gasto público ?Au fait, à quoi ça sert la dépense publique ? Más allá de las autopistas, el ferrocaril y los colegios, sirve además como una especia de tapón frente a la crisis económica. Cuando va mal, ayudamos a los desempleados, se libera de ciertas cargas a las empresas...En resumen, se reactiva la máquina. Y ya se recuperará el déficit cuando la economía vaya mejor.
Pero cuando obtenemos un 3% de déficit cuando la economía va bien, eliminamos cualquier esperanza de poder amortiguar los choques económicos. Manteniendo estos déficits estructurales, entramos en una espiral infernal : los gastos aumentan automáticamente pero la economía no se reactiva. Se trata del terror absoluto de los economistas ; la estagflación. Destrucción total.
La conclusión de todo esto deriva en que todos aquellos que muestran su fe por nuestros sistema social y que al mismo tiempo prometen más gasto, o menos impuestos, lo único que hacen es mentir. Es la traición pura y simple. Es como si el Papa habla de amor o de las empresas multinacionales de responsabilidad social : es posible que algunos aún se lo crean.
Finalmente, la Europa liberal y capitalista, que encierra a los Estados dentro de criterios tecnocráticos, que impone la ortodoxia presupuestaria, cabe preguntarse si es el mejor seguro para nuestra política social.
¿De dónde viene la obstinación por reducir los déficit por parte de la Comisión europea ? El alza de precios en materias primeras, la crisis alimentaria mundial, la economía americana cercana a la recesión, ...todo ello necesita ciertos márgenes de maniobra para los políticos económicos.
Cuando la Unión europea pida a los Estados miembros que saneen sus finanzas, no se trata como el caballo de Troya de los partidarios de la pequeña parte de los Estados. Al contrario, asegura que nuestros sistemas de gasto público continuarán siendo eficaces, y por lo tanto viables, en el futuro.
La verdadera pregunta no se centra en saber si es necesario un presupuesto equilibrado, sino más bien de por qué mantenemos desde hace años déficits estructurales. Puede ser reflejo de las percepciones de la población. A lo mejor se trata de algunas personas que sientan la crisis desde hace más de 20 años. Pero la solución no se encuentra dento de la política presupuestaria.