En el Aquila, el G8 sobre los escombros del terremoto
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Elena Urbina SorianoTres meses después del seismo que dejó en ruinas la capital de Abruzzo, se siente intensamente el impacto de la cumbre en una poblacion agotada, con todavía decenas de miles de desplazados
Es de noche en la calle Corrado IV, a las puertas del casco antiguo de la ciudad. Los pocos coches que van de un lado para otro pasan delante de los puestos de control de la policía, de los carabinieri y de la guardia de finanza (este último cuerpo destinado a la lucha contra el fraude económico, en un momento en el que se invierten millones de euros en la reconstrucción). Es el peor momento de la jornada. De día se ven las ruinas, te das cuenta de que deberás renunciar a buena parte de las cosas a las que te habías acostumbrado durante mucho tiempo, pero al menos ves también gente, coches, tráfico. De noche no. La noche es otra cosa, con la mitad de la población aún desplazada a la costa y la otra mitad refugiada en tiendas de campaña de Protección Civil.
Gobierno contra datos
Los números hablan claro: más de 30 mil personas son aún huéspedes de los hoteles de las provincias abruzas de Pescara, Chieti y Teramo y de la provincia de Ascoli Piceno en la región de Las Marcas. 23 mil son los que permanecen aún en tiendas, y casi el mismo número son los desplazados que han hecho las maletas para instalarse por su cuenta en otros lugares. Todavía a finales de junio, las personas que habían vuelto a sus propias casas eran menos de dos mil, cómplice ha sido la repetición de los terremotos, con picos de más de cuatro grados en la escala Richter. El primer ministro Silvio Berlusconi promete que en septiembre las tiendas se cerrarán y miles de desplazados serán alojados en los nuevos apartamentos antisísmicos en construcción en las aldeas. Pero las obras están abriendo con retraso y difícilmente estas casas podrán constituir una solución para más de 15 mil personas. Salvo los primeros alojamientos que serán entregados, para el resto habrá que esperar varios meses.
La era de la tarjeta de identificación
En este contexto se celebra en el Aquila una de las cumbres del G8 más significativas de los últimos años. Tres días en los cuales, como ha dicho Berlusconi, se habla de reglas para las finanzas, alimentos, seguridad y cambio climático. Decenas de delegaciones nacionales (serán 27 los países presentes el último día) hospedadas entre el Aquila, la costa -con los famosos barcos, adquiridos para hospedar a parte del personal del G8, previsto inicialmente en Cerdeña y luego, cambiadas al más espartano puerto de Ortona- y Roma. El juego lo dirigen los ocho países, Rusia, Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá, en los cuales vive cerca del 13% de la población mundial, con una producción de riqueza muy superior al 50% del PIB mundial.
Una manifestación del fuerte impacto emotivo sobre una población ya agotada por tres meses de temblores, restricciones, éxodos y pasarelas mediáticas. Los controles, en este periodo, son muy intensos, así como los puestos de control, las patrullas de varios cuerpos de policía y antiterrorismo que han entrado directamente a formar parte del panorama ciudadano. Porque en las calles ya mencionadas no se puede pasar nisiquiera a pie, a menos que se lleve la identificación. En los días cercanos al evento (del 8 al 10 de julio) está permitida la circulación peatonal (pero no de vehículos) exclusivamente a aquellos que, por diversas razones, vayan equipados con la acreditación especial, expedida por la organización del G8, a excepción de los residentes previamente censados, provistos también ellos de esta especial tarjeta identificativa. Se puede seguir entrando y saliendo de las tiendas de campaña, pero aquellas más cercanas a la cumbre -en el programa de la Escuela de Inspectores y Superintendentes de la Guardia de Finanzas- estarán mayormente controladas.
Un aspecto curioso es también la prohibición de circulación de los rebaños de animales en la zona oeste. Y hay que decir que la delegación de EE UU, durante su visita oficial, se ha quedado gratamente sorprendida por las ovejas.
Translated from All’Aquila il G8 sulle macerie del terremoto