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Emma: "Necesitamos chalecos amarillos del feminismo"

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Emma, de 38 años, es una ingeniera informática y dibujante comprometida con el tema de la desigualdad de género. Su cómic, conocido en el mundo entero y titulado 'La carga emocional y otras cosas invisibles', condena la carga invisible que la mujer tiene que soportar cuando se trata de ocuparse de las tareas domésticas.

Eres ingeniera informática de día y dibujante de cómics por la noche. Trabajas en varios proyectos distintos a la vez. ¿Recuerdas el momento en el que decidiste hacer dibujo político?

Emma: Fue en el momento de la Ley del Trabajo (francesa) en el 2016. Quise hacer huelga y mis compañeros se burlaron de mí. Eran hombres blancos en posiciones acomodadas cuyas mujeres son quienes se ocupan de los niños. No tenían que volver temprano a casa por la noche. No veían lo que yo veía porque no tenían ningún interés en verlo. Es frustrante, son discusiones agotadoras y estériles. No conseguía transmitirles mis ideas. Así que creé el blog Emmaclit para dar rienda suelta a mis frustraciones. Así es como empecé a dibujar, después de las malas conversaciones con mis compañeros. Tenía que desahogarme.

¿Es también ese el momento en que te convertiste en una feminista comprometida?

Sí, esta idea viene de lo que sufría en el trabajo. Me di cuenta de que no podía hacer nada, era algo que iba unido a mi género. Lo asimilaba como microagresiones: cuando te interrumpen el turno de palabra en una reunión, cuando tus superiores y tus compañeros te infravaloran continuamente, cuando no hay ningún espacio previsto para los temas familiares. Al principio pensaba que era culpa mía pero, cuando me di cuenta de cómo funcionaba el sistema, decidí actuar. Fue de repente, como un renacimiento. Creo que hay muchas mujeres que comparten ese sentimiento.

Tu cómic sobre la "carga mental", publicado en 2017, te dio a conocer en todo el mundo. ¿Cómo explicas ese éxito repentino?

Creo que, en la vida de una militante, es una suerte enorme haber desenterrado una cosa como esa, algo que forma parte de la Historia. Realmente hubo un antes y un después de la "carga emocional", esa carga invisible que llevamos a cuestas cuando se trata de ocuparse de los hijos o de las tareas domésticas. De repente, había una palabra para eso, una palabra que permitía contar una historia. Desde entonces, las cosas han cambiado. Pero todavía hay gente que piensa que es la mujer la que tiene que hacerse cargo de todo "de buen grado, dando ejemplo" y la que tiene que gestionar el ego de su cónyuge.

Personalmente, ese éxito cambió por completo mi presencia virtual. Me convertí en una especie de referente, un objeto de deseo. De la noche a la mañana, recibí toneladas de preguntas. Algunas muy interesantes, otras muy comerciales. Por ejemplo, marcas de dietas o empresas de limpieza a domicilio que querían utilizar el concepto de la carga mental para vender mejor sus productos.

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Emma a punto de hacer un 'manspreading' en pleno parque

Ver también: "Los trabajos demasiado 'difíciles' para las mujeres en Rusia"

¿Puede influir el cómic sobre nuestra percepción del género?

Mi caballo de batalla era más la literatura. Tuve la suerte de leer Los cinco, una colección de libros muy popular en la época en la que yo crecí (en los años 80). La protagonista es una chica que no quiere ser una chica. Los que llevan a cabo las investigaciones son un equipo de 4, pero la jefa es ella. Eso me ayudó mucho a crear mi propia personalidad. Veía también mucho Buffy la cazavampiros.

Pero sin esas cosas, las opciones que tenías básicamente eran proyectarte en una identidad de hombre o de princesa. Tenemos que producir contenidos más variados para los niños. Podemos valorar la ternura o la dulzura en los niños como cualidad esencial, pero también hay que representar a las niñas en papeles que ocupan más espacio. Todavía estamos lejos de la paridad.

¿Cómo eliges los temas de tus tiras cómicas?

No tengo un bagaje político importante. Por tanto, cada vez que descubro algo que me ayuda a entender el mundo, me doy cuenta de que probablemente haya muchas personas como yo. Dibujo a menudo sobre la desigualdad social, pero también me dedico a otros temas como el cambio climático o la homeopatía. Dibujo a gente que no está necesariamente politizada y, la mayor parte del tiempo, no se sienten juzgados por mis dibujos. También creo que mi trabajo utiliza mucho la empatía. Eso funciona muy bien con el público femenino, sobre todo con las que tienen hijos. Nos proyectamos mucho en el futuro de nuestros hijos. En Facebook, el 90% de mis seguidores son mujeres.

En Europa, se ha considerado a la mujer francesa durante mucho tiempo como un mito: da a luz y al mismo tiempo trabaja y sigue estando perfecta físicamente. ¿No es emblemático que el trabajo más importante sobre la carga mental venga de una dibujante de cómics francesa?

No, la mujer francesa es depresiva. Somos campeonas en consumo de antidepresivos. La mujer francesa va al psicólogo, la mujer francesa se siente como una mierda. Ese mito existe, es cierto, pero ese mito no dice que la mujer francesa es feliz. También creo que bebe mucho. (risas)

En mi caso, volver al trabajo fue más un alivio que otra cosa. Los primeros momentos de la maternidad fueron durísimos porque estaba sola y porque nadie me dijo que eso podía ser así. Es la ley del silencio. Siempre se dice que se olvida pero yo no lo he olvidado. Me cuesta recordar esa etapa sin llorar, para mí fue durísima. Mi pareja era muy amable pero, al mismo tiempo, estaba muy ausente. A menudo se dice que es un momento difícil que hay que pasar, pero yo no estoy de acuerdo. Yo tengo realmente la impresión de haber perdido un pedazo de mí. Las compañeras o amigas te dicen: "Todo bien, me organizo; adoro a mi bebé". Y yo lo que pensaba era que tenía ganas de morirme. A veces, les decía que me arrepentía de pensarlo. Y ahí es donde ellas empezaban a liberarse: "Vale, lo confieso, voy al psicólogo desde hace 6 meses, no paro de llorar, tengo ganas de zarandearlo". De hecho, cuando empiezas a hablar, todas las mujeres hablan de ello, hay algo que se rompe. Quizá eso, el mito de la mujer francesa.

¿Crees que Francia es un país conservador comparado con Alemania o Italia?

Muy conservador. Y además, el sexismo en Francia está latente. Lo noto mucho en el entorno de los ingenieros, donde es dificilísimo demostrar los actos de sexismo. Son microgestos, micropalabras, por lo que no puedes probar que es sexismo. Sin querer generalizar, creo que en Italia o en España, los machos dicen las cosas con más claridad. Claramente tienes algo contra lo que luchar. Francia es particularmente conservadora entre los no activistas. Por fortuna, hay una cultura del activismo y de la rebelión. Frente a la "americanización" del mundo, el francés resiste.

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Lee también: ¡Les Internettes: mujeres fuertes en la red'

¿Crees que el Ministerio de Igualdad francés es una buena iniciativa?

Pienso que no sirve de mucho. No se puede acabar con el patriarcado sin arremeter contra el capitalismo. En un gobierno como el de Macron se pueden hacer cosas de verdad para las mujeres, pero no se han hecho. [La secretaria de Estado] Marlène Schiappa habló de acoso en la calle, violencia obstétrica, permiso de paternidad, pero (casi) nada de todo eso se ha hecho porque todas esas medidas cuestan dinero.

Una conocida me ha dicho hace poco que está harta de ese feminismo "burgués radical a la francesa" superficial que no produce nada. ¿Estás de acuerdo?

Bastante de acuerdo. Alardeamos de causas como el feminismo o la ecología sin saber lo que realmente hay detrás. Tan pronto como los movimientos radicales se convierten en populares, se recuperan. Es el caso de la ecología. Con el greenwashing (cuando una empresa orienta sus acciones de marketing y su propaganda hacia un posicionamiento ecológico presentando productos o propuestas como respetuosos con el medio ambiente aunque en realidad no lo sean), tienes cosas 'verdes' pero, estructuralmente, no hay nada que cambie. Lo mismo para el feminismo. H&M produce camisetas con eslóganes 'Girl Power' que son fabricadas por mujeres que trabajan 20 horas al día y que tienen miedo de quedarse embarazadas porque corren el riesgo de que las despidan. Creo que ese es el feminismo del que habla tu amiga.

En Francia, el padre solo tiene derecho a 11 días de permiso de paternidad. ¿Por qué crees que cuesta tanto cambiar la mentalidad sobre este tema?

Para Macron, costaría demasiado caro. ¿Pero por qué los hombres no pelean por el permiso de paternidad? ¡Porque no les apetece! Es asqueroso, no está pagado, estás completamente solo y no cotizas. Es surrealista. El sistema es capitalista y eso nos lleva a una mayor consciencia feminista. Prueba de ello es que las mujeres cada vez tienen más acceso al mercado laboral. Pero, al mismo tiempo, el capitalismo no permite atajar el problema de raíz.

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Emma sostiene el poder imaginario de la carga mental

¿Crees que en otros países europeos hay iniciativas por la igualdad que puedan mostrar el camino?

Es muy difícil valorarlo. En Alemania, el permiso es mucho más largo, pero no por eso las mujeres son más libres. Al contrario, están a menudo encerradas, no hay suficientes guarderías... La depilación, sin embargo, es más cool en Alemania (risas). En Polonia, hemos asistido a grandes manifestaciones feministas a favor del derecho al aborto. En Francia, ya no nos reunimos en torno a una causa común. Al final, es cuando la gente se ve contra la pared cuando actúa.

¿Cuál sería para ti una proposición de ley básica que hiciese avanzar los derechos de las mujeres en toda Europa?

El permiso de paternidad. Sin eso, las mujeres seguirán a duras penas. Hay que legislar eso y, al mismo tiempo, hay que dejar libertad de elección. Tendría que durar al menos un año: un primer periodo compartido entre ambos progenitores, y luego la madre retoma el trabajo y el padre se queda solo; sería importantísimo Después, habría que invertir las tornas. De este modo, ambos progenitores pueden tener tiempo para ellos. Todo ello acompañado de un subsidio económico, desde luego.

Este año se conmemora el centenario de la victoria de las sufragistas por el derecho al voto de las mujeres mayores de 30 años en el Reino Unido. Se celebra también el primer aniversario del movimiento #MeToo. ¿Qué avances esperas para los próximos 10 años en Europa?

Si no seguimos con la revolución, todo se ralentizará. En Francia, se habla mucho de #MeToo, pero de manera diferente. Un montón de mujeres han hablado de ello, pero rápidamente los hombres ocuparon todo el espacio mediático para defender a los hombres que habían sido acusados, para dejar a las mujeres de mentirosas y acusarnos de no acudir a la justicia. Y luego, en Francia y también en todo el mundo, la cosa se complica: las condiciones económicas de la gente dejan cada vez menos tiempo y espacio para sus preocupaciones. También está la extrema derecha, que merodea con discursos retrógrados sobre el aborto. No soy pesimista. Confío en la gente, pero no tengo mucha esperanza de que cambie el sistema. Tendremos que obligarles [a las personas en el poder].

¿Qué hacer para revertir la situación?

Suelo decir que hay que hablar. Hay que representar un poder ineludible. Para ello, hay que constituir una red, representar una fuerza colectiva. No necesariamente un partido político sino una red de gente que se conoce, que puede ponerse en contacto para organizarse. Una verdadera solidaridad femenina. Y no solo eso, también deberían participar los hombres. Para que los que quieren aprobar ese tipo de ley tengan miedo. En definitiva, necesitamos chalecos amarillos del feminismo.

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Emma

Ver también: "WTF Europe? El Día Internacional de la Mujer"


Fotos: © Jef Bonifacino

Esta entrevista es el resultado de nuestra colaboración con el proyecto Sisters of Europe, que recoge las entrevistas con 17 mujeres de bandera de 17 países europeos diferenes. Ya os hemos hablado de ello en dos artículos: (https://cafebabel.com/es/article/translation/5bf08f64f723b33cc6e27fa0/) y (https://cafebabel.com/es/article/sisters-of-europe-17-talentos-femeninos-5c7039a0f723b38ae0071885/). El artículo original está en inglés (https://sistersofeurope.com/we-need-the-yellow-vests-of-feminism/) y podéis encontrarlo en el sitio de Sisters of Europe.

Story by

Translated from Emma : « Il nous faut les gilets jaunes du féminisme »