Elvis en rojo
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josé r. de arellanoDean Reed: en el oeste un artista completamente desconocido, en el este un aclamado cantante, actor y revolucionario. En El Elvis rojo, Leopold Grün se desplaza a los vestigios de la curiosa y trágica vida de este icono del pop.
“Cuando vino a Rusia, fue como unas vacaciones para nosotros. Pudimos olvidar que estábamos oprimidos”. Para los fans como Lana Davis, que interviene desde el comienzo de la película de 90 minutos, él encarnaba la promesa de felicidad y de distracción ante la tristeza del “socialismo real”. Su retrato aparecía en las revistas del país y sus seguidores olvidaban por un momento las mentiras y represalias de la política. Así que Reed viajó por la antigua Unión Soviética, creyendo poder encontrar un país libre. Una contradicción que se desarrolla en el primer minuto del documental, y que nunca dejó de acompañar, como si de su sombra se tratara, la carrera del Elvis Rojo. Una vez, hace tiempo, le preguntaron al realizador de Dresde, Leopold Grün que quién era en realidad aquel Dean Reed. Su respuesta fue, por aquel entonces, más bien escueta: no podía dar más información que ésta: era un cantante por la paz que acabó muriendo de manera misteriosa. Esto fue suficiente para despertar la curiosidad de Grün y en su documental sobre la vida del autoproclamado cantante por la paz –un surtido de testimonios de la época, material de archivo y filmaciones en directo-, que desde el 2 de agosto está en los cines, se tambalea el retrato de un hombre atrapado entre el idealismo y el miedo al fracaso. Reed aseguraba, sobre el escenario, perseguir una idea transfronteriza de libertad e igualdad, pero sus acciones no respaldaban estas promesas. Nadie ha podido describir a este exitoso cantante con pinta de americano.
Sin embargo, Armin Müller-Stahl, actor y compañero de aventuras de los berlineses adoptivos, lo intenta: “Había tenido la oportunidad en Estados Unidos, de convertirse en una gran estrella”, dice en la película, “¿En qué se diferencia de Brad Pitt o Tom Cruise? En lugar de eso, la República Democrática de Alemania parecía ser un país de acogida para los estadounidenses. “Todos nos preguntábamos: ¿qué hace éste aquí?”. Como el antiguo presidente del politburó Egon Krenz o la segunda esposa del cantante Wiebke Reed, Isabel Allende, que conocía a Reed a través de su padre, recuerda las actuaciones del Elvis Rojo. ¿Quién era ese Reed que se disfrazaba de vaquero y se movía por el mundo, que había hecho migas con políticos como Salvador Allende y Yasser Arafat y de cuyos ritmos country se hablaba discretamente en los círculos de la RDA?
Nacido en 1938 en un pueblecito del estado norteamericano de Colorado, se asomó desde muy pronto a Sudamérica, donde su sencillo Our Summer Romance conquistó las listas de ventas. Sin embargo, en seguida puso su carrera al servicio de la política y avanzó como “gringo”, haciéndose fuerte como superestrella en los países del Este del Telón de Acero . En 1972, el conocido vaquero, se convertiría en ciudadano de la RDA y sus álbumes se vendían por millones.
Sin embargo, lo que a sus oídos era la perfecta banda sonora de un mundo mejor, pronto se empezó a resquebrajar. Así lo explica el mismo Reed, opositor de los regímenes militares, en un video incluido en el documental: “Yo creo que, en realidad, hay muchas maneras de ser revolucionario, y cambiar las guitarras por metralletas no es tan absurdo”. Poco después se dejaría fotografiar con una ametralladora en el Líbano.
Tras su drástico comportamiento, queda el Reed esbozado por Leopold Grün, poco palpable y asombrosamente falto de perfil. . Su nulo compromiso contra las injusticias del régimen de la RDA contrasta con sus simbólicas acciones en pro de la igualdad. Asimismo, también su vida privada cuenta la historia de un idealista ingenuo que acabó estrellándose con su entorno real y su propia incapacidad. Hasta en la muerte quedó borroso su perfil: En 1986 fue hallado muerto en el lago de Zeuthen, a las afueras de Berlín. Se había quitado la vida.
En El Elvis Rojo Leopold Grün se acerca al mito de Dean Reed desde distintos niveles. El idealista pero ingenuo revolucionario queda al lado de la estrella ascendente y descendente y del fallido padre de familia y marido. Grün no comenta, sino que prefiere dejar que hablen las imágenes y las voces en off. Lo que queda es la impresión de un fantasma, que pese a todo ha logrado sortear las contradicciones, superar las fronteras y apasionar a la gente con su idea de un mundo más justo. En vez de querer darnos una respuesta unidimensional y exhaustiva, en El Elvis Rojo, Grün consigue demostrar la complejidad de este icono rock del socialismo.
© Fotos: Neue Visionen
Translated from Elvis in Rot