Elecciones, elecciones: ¡compre un voto en Bulgaria!
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Gumersindo Sanchez GomezEn algunas zonas de Bulgaria, el voto puede llegar a valer 50 euros. Poco después de la entrada del país en la UE, en las elecciones nacionales de 2007, el problema estaba tan extendido en las elecciones locales sonó la alarma de Bruselas
Aún estando menos desarrollada que sus homólogas occidentales, Sofía se parece a la mayoría de las otras capitales europeas. Al dar una vuelta se ven con frecuencia carteles de wifi, tiendas de ropa a la última y jóvenes veinteañeros que frecuentan baretos bohemios. Pero éste es el país más pobre de la UE. En zonas más rurales, a tan solo 23 kilómetros de la capital, Bulgaria se enfrenta a sus grandes problemas: el crimen organizado y la corrupción.
Señores feudales
Como en el resto de Europa, los fondos de la UE en Bulgaria se distribuyen localmente, así que a menudo son los pequeños municipios corruptos los que deciden donde gastar el dinero. La Comisión Europea congeló 500 millones de euros en ayudas en el verano de 2008, ya que, a su parecer, no estaba garantizado su gasto ético. Con las inminentes elecciones nacionales este verano, posiblemente el mismo día que las elecciones al Parlamento Europeo (4-7 junio), los defensores de la democracia montan barullo para asegurarse que el país no se vea avergonzado de nuevo por historias de compra de votos.
La compra de votos ha existido en cierto grado en muchos países del antiguo bloque del este, pero en Bulgaria se ha convertido en una actividad cada vez más organizada. “La compra de votos estaba limitada antaño a distritos muy pobres”, afirma Georgi Stoytchev, director ejecutivo del Instituto para una Sociedad Abierta de Sofía. “De repente, esta práctica empezó a afectar a comunidades muy ricas”.
Responsables de empresas locales y del crimen organizado recurren al talonario para alcanzar el poder y otorgarse a sí mismos contratos y financiación de los municipios. “Se comportan como señores feudales”, afirma Svetlana Lomeva, directora ejecutiva de la Escuela Búlgara de Política. “En la actualidad existen cerca de 400 partidos políticos registrados en Bulgaria, porque muchos de ellos forman sus propios partidos para llegar al poder. Les permite actuar con impunidad”, confirma la parlamentaria búlgara Maria Cappone. Como voz discrepante y miembro de la oposición de centro derecha al gobierno socialista, dice que la situación tiene mucho que ver con el colapso de los principales partidos políticos en Bulgaria. “La mafia usa a los partidos locales para controlar las ciudades”, afirma, “y ahora se está preparando a comprar las próximas elecciones”.
Compra de votos: modo de empleo
Hombres de negocios implacables pueden “hacer” que sus empleados les voten prometiéndoles un aumento o amenazándoles con un descenso. Se pueden comprar bastante fácilmente las voluntades de individuos concretos que no estén directamente a sueldo con una cantidad que varía de los cinco a los cincuenta euros, dependiendo del nivel de riqueza de la población local, dice Vanya Kashukeeva-Nusheva, coordinador del programa de Transparencia Internacional en Sofía. Cada individuo puede mostrar por quién ha votado sacando una foto con el teléfono móvil después de cumplimentar la papeleta. El ‘comprador’ de su voto puede también darle una papeleta ya cumplimentado, a cambio de otra en blanco que debe traer de vuelta el día de las elecciones para el pago final.
Normalmente el que compra votos lo hace al por mayor, contándolos por miles en una localidad en concreto. Es fácil verificar lo que ha votado cada cual comprobando el resultado de cada municipio, ya que los votos se contabilizan en la localidad y se publican los resultados.”Es muy difícil de perseguir”, dice Stoytchev. “Algunos hombres de negocios simplemente aumentan los salarios de la gente que les votó, o pagan a los votantes como si hubieran participado en la campaña. Durante las últimas elecciones, un hombre de negocios en la ciudad de Sandanski, que de hecho manda en la ciudad, fue sorprendido comprando votos”, añade Lomeva. “Se le multó con 2.000 levas (1.000 euros) y todavía está en el poder”. Los partidos más grandes también se ven envueltos en la compra de votos, pero a nivel local. “Sus organizaciones locales están completamente fuera de control”, dice Lomeva, “con lazos más fuertes con las empresas de la zona que con Sofía”.
La raíz del problema
Resulta irónico que, aunque ahora exija reformas para solucionar el problema, la UE haya influido a la hora de crear el problema. El motivo es que los fondos de la UE se distribuyen a nivel local, durante el proceso de adhesión el control de los municipios cobró suma importancia porque eran los encargados de asignar los fondos. Al mismo tiempo, el auge del sector de la construcción que se ha vivido en los últimos años hacía de los municipios, que controlan la concesión de permisos de construcción, un objetivo muy jugoso.
Kashukeeva-Nusheva, de Transparencia Internacional, señala la pérdida de la fe de la gente en los partidos políticos principales como causa del aumento de la compra de votos. “No se percibe ya que los partidos políticos representen los intereses de la gente”, dice. “La participación de los votantes está en descenso, así que la gente que vota adquiere cada vez más influencia”. Si la gente cree que el gobierno nacional es poco efectivo y no sirve para nada, se mostrarán más dispuestos a vender sus votos ‘inútiles’”. En encuestas recientes, menos del 5% de los búlgaros admite barajar la posibilidad de comerciar con sus votos. Sin embargo, la percepción entre los búlgaros es que el número de personas que en realidad ponen a la venta su voto es mucho mayor.
El trabajo enfebrecido de las oenegés
Transparencia Internacional y Sociedad Abierta han redactado un ‘Pacto de Integridad’. Firmado por la mayoría de los principales partidos políticos, promete introducir un reglamento interno que asuma como propia la tolerancia cero de la compra de votos y se compromete a la creación de un organismo gubernamental de control de la campaña capaz de sancionar irregularidades. Pide también mayor transparencia en la financiación de los partidos y el establecimiento de un registro público de donantes de la campaña, que en un futuro solo podrían hacer donaciones mediante transferencia bancaria en vez de hacerlo en efectivo. “Si un partido tiene acceso a mucho ‘dinero negro’, no pueden usarlo para comprar publicidad porque tendrían que declararlo”, dice Stoytchev. “Así que en vez de ello lo usan para comprar votos”.
“Adelante, toma el dinero, pero vota a quién a ti te parezca, porque los que compran los votos no serán capaces de darse cuenta”
El aspecto más controvertido del pacto, y el apartado que ha impedido su adopción por la coalición de gobierno de los socialistas y el partido de la minoría turca, es la petición del traslado del recuento de votos de mesas electorales locales a sesiones de recuento regionales, para reducir la posibilidad de saber si los votos comprados han sido realmente depositados. “No podemos parar a la gente, pero podemos poner límites”, dice Stoytchev. “Queremos decir, adelante, toma el dinero, pero luego tú a lo tuyo y vota a quién a ti te parezca, porque los que compran los votos no serán capaces de darse cuenta”.
Tanto Stoychev como Kashukeeva-Nusheva dicen que sin la firma de los socialistas, al pacto de integridad le falta una capacidad real de imponer sanciones, y que el apartado para crear centros de recuento regionales no es negociable. Entretanto, Maria Cappone dice que los políticos pueden ayudar asegurándose de que la gente sepa que la venta del voto no solo es en un delito, también es nefasto para el país. Su campaña de ’manos limpias’ pide una reforma completa del gobierno nacional.
Al fin y al cabo, corresponde a los propios políticos búlgaros arrancar de raíz la corrupción del gobierno local. “Bruselas puede hacer tantas inspecciones y redactar tantos informe como le venga en gana”, dice. “Pero al fin y al cabo es aquí donde debemos realizar la tarea. La gente debe recuperar la confianza en nosotros”.
Translated from Elections, elections: buy a vote for 50 euros in Bulgaria