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Elecciones 26-J: votos desde la distancia

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Política

En torno a 2.300.000 españoles votan desde el extranjero. A sólo tres días de las elecciones generales, recogemos la opinión de algunos españoles residentes en América Latina y su particular visión de la política española. 

En la calle se respira el desconcierto y no son pocos los que reconocen no tener una sólida predicción sobre lo que pasará el 26-J. Las versiones son muchas y las certezas pocas. Los expertos económicos son quienes evidencian una postura más clara, al afirmar que España se juega mucho más que un líder de Gobierno, ya que el futuro del país se encuentra inmerso en interrogantes de difícil respuesta y pone en jaque a la todavía débil recuperación financiera.

Este contexto de incertidumbre se vive también en el extranjero, donde miles de españoles esperan expectantes el llamamiento a las urnas. Desde el estallido de la burbuja financiera en 2008, los españoles que viven en el exterior suman ya los 2,3 millones, de acuerdo a las cifras del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE). De los 2.305.030 españoles registrados en el Instituto Nacional de Estadística como emigrantes en el extranjero, 1.454.424  vive en América y 775.785 en Europa. En base a estos datos, conocer la realidad de los expatriados en América se vuelve una necesidad fundamental para comprender la situación global de los españoles que votarán desde el exterior.

Para conocer de primera mano cuál es la realidad de este colectivo, entrevistamos a expatriados radicados en Uruguay, Perú y Chile. A pesar de los miles de kilómetros que los separan de su país, este grupo se mantiene expectante ante la jornada que podría dar vuelta a la realidad político-social del que es su país.

Historias con nombre propio

A la hora de votar, el colectivo Marea Granate ha vuelto a poner de manifiesto las trabas que muchos expatriados encuentran para conseguir información sobre el proceso de voto y afirman que los estrechos períodos de registro hacen que el sufragio desde el extranjero resulte, a menudo, una odisea. Fátima, una española de 26 años residente en Uruguay, es un buen ejemplo. Según comenta, la primera vez que decidió ejercer su derecho al voto  no pudo hacerlo por no registrarse dentro de los plazos establecidos por las autoridades consulares.

Marián, con algo más de experiencia tras dos años de trabajo en Montevideo, sostiene que la información sobre los procesos de voto es clara, al menos mucho más que la situación política que se vive en su país de origen. Según cuenta, tiene la suerte de ganarse la vida gracias a aquello que estudió, aunque para conseguirlo tuviese que poner tierra de por medio. Sabe que es una afortunada, pues es de los pocos de su promoción que pudo escapar de la crisis.  Al consultarle si el resultado electoral del 26-J condicionará su retorno a España, responde con rotundidad: "Si el partido ganador da un giro de 180 grados a los criterios políticos imperantes hasta ahora, me plantearía quedarme aquí definitivamente".

Enrique es otro de los españoles que en plena crisis hizo las maletas para instalarse en Latinoamérica, concretamente en Perú, donde lleva ya 5 años. En su caso no tuvo que irse en busca de mejores oportunidades profesionales, pues llegó al país andino como ingeniero con una empresa de energías renovables. Casado con una peruana y con trabajo estable, reconoce que volver a España no entra en sus planes a corto y medio plazo, aunque insiste en que el día 26 votará lo que considera mejor para su país: "Aunque con la distancia, y después de tanto tiempo lejos es inevitable quedar un poco al margen, me preocupa especialmente la elevada tasa de paro juvenil. Por eso, el día de las elecciones apostaré por un líder que tenga la capacidad de conducir al país lejos de la inestabilidad derivada de la crisis".

Eduardo vive actualmente en Chile y hasta hace poco estuvo destinado en Colombia como ingeniero de Telecomunicaciones para una empresa española. Aunque lleva cerca de diez años en el extranjero, viaja a Madrid cada seis meses. Destaca el escepticismo y la desconfianza en las fuerzas políticas emergentes: "Apoyo el fin del bipartidismo, pero España no está completamente recuperada de la crisis y con tanta gente pasándolo mal no creo que haya cabida para la improvisación. En estos momentos hacen falta políticos con experiencia; ya habrá tiempo para innovar cuando la recuperación sea completa".

Este 26-J no será un día más para estos expatriados. En la distancia, el egoísmo no tiene sitio en el pensamiento de este grupo de votantes, que con el cuerpo en América Latina pero el corazón aún en España, prometen votar a conciencia, pensando siempre en lo que resulte mejor para su país.