EL TALENTO DE JÓVENES EMPRENDEDORES ESPAÑOLES LLEGA A BRUSELAS
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Jóvenes españoles encuentran en Bruselas una oportunidad a través de un programa de aceleración de empresas: el EU Start-up Accelerator. En la capital belga tendrán la oportunidad de conocer lo que la UE les brinda: obtención de fondos, red de contactos y el apoyo necesario para la implementación de sus negocios.
En el periodo de crisis económica e incertidumbre que vivimos, pocos son los jóvenes trabajadores que consiguen realizar sus sueños y trasladar sus ideas a la realidad. Las estadísticas muestran que en los últimos años, en España, los nuevos emprendedores tienen muchas dificultades para lograr financiación, lanzar sus proyectos y empezar sus negocios: según la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos sólo el 20% de los solicitantes obtiene un préstamo, mientras que se deniega el 53% de solicitudes de ayuda financiera a los nuevos emprendedores. Por lo tanto, estos jóvenes, que están al principio de sus carreras profesionales y que no tienen mucha experiencia en el mercado laboral, se quedan completamente inermes ante las elevadas cuotas de los autónomos, el acceso restringido al crédito bancario y la falta de una red comercial adecuada.
Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde y a veces se encuentra una gran ocasión que podría llevar a un cambio, como les ha ocurrido a algunos chicos españoles en Bruselas. Allí, un grupo de jóvenes emprendedores españoles con gran talento han encontrado una buena oportunidad profesional: el programa EU Start-up Accelerator, el primer acelerador basado en la Unión Europea, lanzado por la Fundación Finnovaregio y financiado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
La fundación Finnovaregio facilita el desarrollo de ideas innovadoras en Bruselas en distintos sectores (tecnología, turismo, medioambiente, energía, etc) y, a través del EU Start-up Accelerator, los jóvenes pueden formarse sobre cómo obtener fondos europeos para sus proyectos y cuentan con la colaboración de un grupo de profesionales que les asesoran en la difusión de sus iniciativas. Además, disponen de un espacio de trabajo en pleno centro administrativo de la ciudad donde los nuevos emprendedores pueden asistir a ponencias u organizar sus reuniones.
Cafébabel-Bruselas se ha reunido con algunos de los jóvenes que se han beneficiado del programa para que nos cuenten cómo han llegado hasta aquí, nos presenten sus ideas y sus experiencias como emprendedores en Bruselas.
Antonio J. Parra y Susana Pascual, dos asturianos de Gijón, de 34 y 30 años respectivamente han creado un vehículo alternativo mediante su empresa Moveker. Según nos cuentan, han diseñado un triciclo impulsado con palancas y pedales construido de manera que todas las personas, independientemente de su edad, género, estatura o capacidad física, puedan moverse libremente. Al principio, su objetivo era "crear un movimiento universal". Antonio y Susana nos explican que su idea se centra en los valores de igualdad, amor por la vida, libertad de movimiento y belleza. Para ellos "Life is a beautiful struggle -como dice su lema- porque todos tenemos que disfrutar de esta lucha maravillosa que es la vida". Sobre su experiencia en Bruselas, ambos afirman que llegar a esta ciudad les ha pemitido ver que vender su producto fuera de España no era tan difícil como creían: "hemos conocido a personas con una mentalidad muy abierta hacia la innovación, el programa de aceleración nos ha ayudado a crear rápidamente una red de contactos en la capital belga".
Otra experiencia que hemos podido recoger es la del madrileño Fausto Escrigas, un joven de 24 años que está acabando su carrera en ingeniería informática. Él ha dado vida a Cramway, una plataforma de aprendizaje colaborativo en línea que emplea un modelo de distribución de software adaptable a las necesitades de los clientes a un coste moderado. Además, Fausto nos cuenta que "Cramway nació como un proyecto fin de carrera y poco a poco se ha perfeccionado hasta llegar a ser la primera empresa española relacionada con e-learning dentro del Registro Europeo de Transparencia". Gracias al EU Start-up Accelerator, Fausto impulsó su empresa y estableció relaciones comerciales con nuevos clientes.
A estas dos empresas se suma la de una chica con una idea innovadora que combina moda, estilo y sostenibilidad. Es el proyecto de Lorena Gasco Pérez, de 32 años y proveniente de Zaragoza, quien trabaja con su socio Javier Sánchez. Su empresa, Ray Musgo, está desarrollando una colección de zapatos eco-sostenibles. Lorena nos explica que sus zapatos "no contienen elementos dañinos para el medioambiente e incorporan tejidos innovadores y componentes sostenibles sin olvidar la calidad, la comodidad y el diseño del producto". Además, el compromiso de Ray Musgo se extiende también a la propia forma de trabajar: el proceso de diseño, la fabricación artesanal, toda la logística y los proveedores con los que cuentan se concentran en un radio inferior a 6 km. Este hecho incentiva el desarrollo de la industria local del calzado, aún en recesión en España. Javier añade a esto su firme creencia en que la moda se puede hacer de una forma sostenible "y además confiamos en que en un futuro próximo esta sea la forma habitual de hacerla".
El último emprendedor con el que hablamos tiene una idea ambiciosa con la que quiere ayudar en el día a día a los jóvenes que llegan a Bruselas: se trata de la organización intermediaria European Help Pack. Mediante una plataforma en línea, proporciona servicios de acomodación, gestión administrativa y asesoramiento a estudiantes o becarios que vienen a la capital belga. Íñigo Barrio, un bilbaino de 24 años, está detrás este proyecto, junto a Laura Hidalgo. Iñigo afirma que el EU Start-Up Accelerator "ha sido un punto de inicio inmejorable. Ahora tenemos la oportunidad de estar en contacto con instituciones europeas, de promocionarnos, de hacer clientes y de internacionalizar nuestro negocio".
Y sí, sabemos que la situación es complicada y que no es fácil empezar. Pero es que, en realidad, nunca lo ha sido. Al menos, las historias de Íñigo, Lorena, Antonio, Susanna o Fausto nos sirven como aliento, como un soplo de esperanza, para darnos cuenta de que, si se buscan, el sueño del emprendedor puede hacerse realidad, tanto dentro como fuera de nuestro país.