El sonido de Shutka
Published on
Translation by:
celia garcía gómezVistazo a los hombres, la libertad y las fronteras en la ciudad gitana más grande de Europa.
Son las cinco de la mañana. Se escucha la llamada metálica del muecín a la oración a través de los altavoces. Los perros comienzan a ladrar. El sol se alza dorado detrás de las colinas de Shuto Orizari. Un hombre viejo comienza a toser fuerte y huele a cigarrillos. Los hombres se reúnen en el camino. Abraham se frota los ojos, mientras su hermana se levanta hacia las ocho para ir al trabajo. Tiene suerte. La chica de 19 años trabaja para una familia macedonia como mujer de la limpieza.
En Shuto Orizari más del 90% de los gitanos no tiene trabajo. Muchos trabajan en negro, en el comercio o la construcción. En cualquier caso no es la alta tasa de paro o la floreciente economía sumergida lo que caracteriza a Shuto Orizari: Shutka, como los macedonios del lugar llaman al suburbio de su capital, Skopje, es, con 70.000 habitantes, la colonia gitana más grande de Europa. Aquí el alcalde es gitano, hay dos cadenas de televisión, escuelas y diputados nacionales gitanos. De forma excepcional, los gitanos no viven aquí como una minoría.
“Gangsta Rap” gitano
Abraham y su hermana viven con sus padres y otros tres hermanos en dos habitaciones minúsculas. Ya son casi las once cuando Abraham se levanta. Empuja frente al espejo su Fokuhila hacia la derecha y se pone lentillas de color azul. Enciende su ordenador, porque hay vacaciones y puede dedicarse por completo a su hobby estrella: la música. Esto no es normal para un joven de Shutka, ya que aquí casi nadie escucha rap. Abraham se llama a sí mismo "Gangsta Rapper", escribe y mezcla desde hace cinco años su propio rap-underground. No hace la música con los típicos instrumentos gitanos, el violín, el clarinete o el teclado, sino con el ordenador. Solo canta en inglés, no en gitano, “de forma que también se le entienda fuera de Shutka”.
En el centro, en la “calle de la nueva vida” los comerciantes ya han montado sus mesas desde hace rato. Junto a los tomates, las berenjenas y los melones, se ofrecen productos de marca falsos a precios de ganga. Se colocan radiocasetes sobre mesas de venta improvisadas, resonando por la calle a un volumen ensordecedor y música árabe, búlgara o india procedente de CD pirateados. Allí se acumulan decenas de Mercedes con matrículas extranjeras entre viejos Ladas y coches de construcción artesana. A 39ºC el aire brilla de calor y polvo. Huele a carne asada y gases de escape.
Autobús en la libertad
Entretanto, Abraham ha vuelto a mezclar su canción y sube al autobús que coge cada día para ir a la escuela. El autobús pasa por delante de dos mezquitas que no están a más de 300 metros de distancia. Mientras que la mezquita de los gitanos está casi lista y provista de alfombras, la otra aún se encuentra en construcción. Eso sí, de su minarete a medio acabar ya cuelga un altavoz desde el que el muecín llama cinco veces al día a la oración. La llamada se produce en albano y árabe, nunca en lengua de romaníes. El situación entre gitanos y albanos es tensa. Por este motivo Abraham nunca se bajaría aquí.
Mientras tanto, ha llegado a un tranquilo barrio residencial al este de la ciudad. La mayoría de sus habitantes son macedonios, más una minoría de gitanos. Abraham va de camino a visitar a Ljatif y Famtime Demir, para preguntarles si puede utilizar su estudio para grabar sus canciones. Ambos son gitanos. Juntos fundaron en 1998 la asociación cultural Darhia, que pretende ofrecer en especial a gitanos jóvenes un espacio creativo. "Darhia", que significa “raíces” en el caló local. Una enérgica mujer de unos 50 años abre la puerta con gesto invitador. Fatime Demir cuenta acerca de la exitosa orquesta de mandolina, que debido a su popularidad también atrae a niños macedonios. Fatime siente que su trabajo reafirma la mediación interétnica.
Gitano tonto
Los derechos de las minorías y la discriminación cotidiana son temas acerca de los que Abraham rapea en una canción. Sobre todo durante sus primeros años en el instituto cuando se sentaba en la clase con otros gitanos la mayor parte de las veces en las filas de atrás. Cuando cometía un error en macedonio, le llamaban "gitano tonto". Si hablaba bien macedonio, los gitanos le tachaban de "Gadzo", como se llama a los “payos”. Abraham consiguió respeto y reconocimiento a través de la música. No obstante, es una excepción. La mayoría de los grupos étnicos permanecen en sus "distritos". La nueva disposición de las fronteras se determina día a día. Se hace tarde, cuando Abraham realiza cansado el camino de vuelta a casa. Extenuado, sujeta en el autobús su cinta demo. A Abraham le gustaría salir de Shutka y explorar el mundo. Al mismo tiempo sabe que Shutka es el único lugar donde un gitano puede vivir así de libre. Aquí los gitanos son mayoría, no los Gadze. Abraham recorre los últimos metros hasta su casa en la calle Walt Disney. Seguirá escribiendo música, rapeando y apurando al máximo su radiocasete. Mañana temprano se sentará frente al ordenador. Trabajará con la nueva cinta. El muecín no estará solo cuando llame a la oración con su mensaje musical.
Artículo cedido por la asociación "Erinnerung Verantwortung und Zukunft" (Recuerdo responsabilidad y futuro).
Artículo creado en el marco de la beca de investigación de la red de corresponsales n-ost.
Translated from Mazedonien: The Sound of Shutka