El pop visual-experimental de Tanlines: ¡ni jazz ni electrónica!
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París sigue siendo una de las capitales europeas de la música, de la moda y de la música de moda. En plena promoción de su primer disco, Mixed Emotions, hablamos con el dúo neoyorquino Tanlines de acordes, de bailes, de ordenadores y de su intención de sonar con fuerza por los altavoces europeos esta primavera.
Entramos en la sede francesa de la compañía discográfica Beggars Group, situada en pleno corazón del barrio parisino de Pigalle. Es uno de esos sitos a caballo entre habitación de bohemio-artista-escritor frustado y bar underground de “acceso exclusivo a camisas de cuadros”: paredes llenas de portadas de revistas musicales, mesas invadidas por CDs, un piano antiguo, una guitarra en el suelo, pósters promocionales tirados por todas partes y un gran altavoz por el que suenan los últimos trabajos de los grupos del sello discográfico.
Jesse Cohen y Eric Emm, los treintañeros de Brooklyn que subyacen tras la identidad Tanlines, nos reciben en una pequeña estancia. Y lo primero que constatamos es que están cansados, muy cansados, aunque mantienen su look desenfadado pero estudiado de pantalón vaquero-camisa con los cuellos subidos a la perfección. Tienen exactamente 24 horas para atender a los medios. Además Eric, visiblemente agotado, confiesa: “nos acostamos a las 4 de la mañana; estuvimos viendo los Grammy”. Se acomodan en un sofá rojo y esperan atentos las preguntas.
Experimentos musicales
Quizás lo primero que haya que saber sobre Tanlines es que, a pesar de su nombre, no solo tocan en verano. La denominación del grupo se la deben al azar: “necesitábamos un nombre y vimos este escrito en la parte trasera de una furgoneta y nos gustó porque por aquel entonces pasábamos mucho tiempo en el estudio, tocando, y nuestra música a veces es soleada; nosotros éramos dos tipos en el interior de un edificio haciendo música soleada”, explica Jesse que, a pesar de ser el encargado de la percusión, este lunes es claramente la voz del conjunto.
Describir la música de Tanlines no es fácil. Son algo así como un matrimonio bien avenido entre la versión light de Safri Duo y Empire of the sun. Ellos rechazan clasificarla siguiendo unos patrones rígidos. Lo que sí saben es que no hacen ni dance ni electrónica: “la gente no relaciona estos géneros con canciones. Nuestro álbum está lleno de canciones, es como un álbum pop”, sostiene Jesse. Y continúa: “solo escribimos lo que sentimos”. Él es la percusión y, sobre todo, el ritmo, que es “lo primero que escucho en una canción”, afirma bajo la atenta mirada de Eric, voz del dúo. Aunque su primer disco sale al mercado en marzo de 2012 porque “ahora nos sentimos preparados” , llevan casi cuatro años “experimentando e intentando hacer cosas diferentes que darle al público”. Así que, resumiendo la esencia musical de Tanlines al máximo, podríamos decir que es “música que se puede bailar, al menos eso es lo que yo oigo”, defiende Jesse, consciente de que se mueven en el reino de la subjetividad: “siempre me interesa escuchar lo que la gente dice de mi música porque cada uno oye una cosa diferente. Yo sé en lo que pensábamos cuando la componíamos, donde estábamos”, argumenta Jesse, que reconoce que “lo que al final la música resulta ser es una combinación de lo que tú estabas intentando hacer y lo que la gente piensa qué es”.
Emociones orgánicas del siglo XXI
Mixed Emotions es lo que podríamos llamar pop del siglo XXI: experimental, electrónico, visual. Sigue las líneas maestras trazadas por el dúo desde su inicio, una combinación entre realidad y ficción musical: “creo que una de las cosas que hemos hecho en Tanlines es tener siempre una mezcla de sonidos orgánicos y sintéticos. Y cuando lo escuchas no puedes decir cuál es real y cuál es falso”, afirma Jesse.
Ambos coinciden en que este álbum se caracteriza por la importancia de los “sonidos orgánicos, una parte muy importante en este disco”. Aunque la sombra del ordenador planea sobre todas las composiciones, reconocen que no hay que ser un geek para poder escribir su música: “todo lo que hemos aprendido de la tecnología es que nos ha ayudado a ser menos geek y a poder ser capaces de componer”, admite riendo Eric. A estos ingredientes se añade la influencia de grupos como “Depeche Mode, Talking Heads, Tears for Fears” y el resultado es un pegadizo Brothers, primer single del disco y tema por el que sienten una indisimulada preferencia.
“Mi trabajo no es vender CDs”
Con canciones así esperan llegar a “todo el mundo”. “Me gustaría que los niños pequeños bailasen nuestra música; también mis abuelos”, confiesa Jesse. Y que la escuchen como sea, pero que la escuchen. “Me encantaría que todos compraran el CD, pero somos una nueva banda y ahora, en lo primero que pienso, es en que la gente que no nos conoce nos escuche” porque, como puntualiza Jesse, “mi trabajo no es vender CD´s, es hacer música, y promocionarla”.
Lo harán, sobre todo, en el Viejo Continente, donde ambos coinciden en que “bailáis mucho”, aunque “cada lugar es diferente” según Eric. Lo que no pueden esconder es su pasión por Francia, debido a varios motivos en general y uno en particular: “prueba esa baguette”, dice Eric señalando la mitad de la barra de pan que queda sobre la mesa. En cualquier caso, están dispuestos a tocar en todas partes, “incluso en lugares en los que no nos quieren” dice Eric, riendo. Y, a quien corresponda, lanzan un mensaje: “nos encantaría tocar en festivales españoles”. De momento, tendrán que conformarse con acudir a una comida de trabajo en París a continuación.
Fotos: portada, © cortesía de Tanlines; texto, cortesía de la página oficial de Myspace de Tanlines; vídeos, (cc) axios1/youtube y tanlinesthe band/ youtube