El pódium de la desigualdad y el negocio de la agricultura
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Suena We are the Champions y la gente de SOS faim se prepara. Empieza el show. Suben al pódium tres países con nombres ficticios. ¿Cuál es su virtud? Favorecer las grandes inversiones extranjeras en el negocio de la agricultura.
El 10 de octubre se ha convertido en un día de protesta mundial. Es el día del World vs Bank en el que 235 organizaciones de todo el mundo se han movilizado en 10 ciudades para apoyar la campaña "Nuestra tierra, nuestro negocio".
En Bruselas, la capital europea, no más de treinta personas se han reunido frente la Torre de Finanzas para protestar contra el proyecto de clasificación BBA "Benchmarking the Business of Agriculture" puesto en marcha por el Banco Mundial. Virginie Pissoort de SOS faim, la ONG organizadora de la protesta, nos explica el simbolismo del lugar escogido ya que en Bélgica "las relaciones con el Banco Mundial son llevadas por el Ministerio de Finanzas, algo que no tiene sentido ya que debería ser el Ministerio de Cooperación y Desarrollo". La crítica de Virginie al gobierno belga también afecta su papel en el propio Banco Mundial, ya que "no es suficiente con aportar dinero, Bélgica debe involucrarse e influir en las estrategias de este organismo así como condenar el acaparamiento de tierras".
En 2015 el ranking contará con la indexación de 80 países. La protesta de hoy ha escenificado de forma satírica una entrega de premios para aquéllos países que alcancen la cima de la clasificación. Los tres países ganadores, con nombres ficticios, han sido galardonados acompañados de un discurso en el que se les recompensaba por sus malas prácticas beneficiosas para grandes empresas privadas y en detrimento de las necesidades y derechos de la población local.
La campaña "Nuestra tierra, nuestro negocio" advierte que la clasificación BBA, donde se ordenan los países según la facilidad de hacer negocios en la agricultura, favorece el acaparamiento de tierras por grandes inversores privados en los países en vías de desarrollo. SOS Faim afirma que los efectos negativos en la agricultura de las comunidades locales es un hecho. La oenegé belga aporta ejemplos precisos, como el de la República Democrática del Congo tras recibir la subvención del Banco Mundial en un programa de facilitación para las inversiones extranjeras. En ocho años, 2,7 millones de hectáreas han sido alquiladas a grandes empresas. Y en efecto, las consecuencias no han sido favorables para la comunidad local, privándoles el acceso a tierras fértiles y sufriendo graves violaciones de los derechos humanos. "El BBA es un indicador enfocado a la inversión en la agricultura, pero este no es un negocio como cualquier otro" afirma otro representante de SOS faim.
La acción mundial de World vs Bank intenta deshacer los mitos de las ayudas a la agricultura y al desarrollo. Asimismo, la protesta exige a los gobiernos de los estados miembros del Banco Mundial a tomar parte en las decisiones, y velar por la seguridad alimentaria de los países más vulnerables, no de los grandes intereses económicos.