¿El periodismo? “Un oficio de porquería”
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Soraya Garcìa BernardoPeriodismo y política, una complicada relación entre insultos y abrazos. Repaso a algunos momentos históricos en los que los políticos de toda Europa la han tomado con los indefensos periodistas
Periodistas y políticos, una pareja inseparable desde el origen de los tiempos que, a menudo, se tambalea peligrosamente. Acontece a menudo que, por exceso de celo, algunos miembros de la prensa se pasan con las preguntas, lo que desata la furia del político contra el gremio, seducido y con frecuencia abandonado.
El francés Jean-Luc Mélenchon, líder del Parti de Gauche (Partido de la Izquierda) dió un ejemplo de esta tendencia al hablar de un “métier pourri” (‘oficio de porquería’) y calificar de “petit cervelle” (‘cerebro de mosquito') a un periodista en ciernes que le había planteado ciertas preguntas digamos que complicadas de responder. “Eh, bah, merci”, contestó el desventurado.
“Los periodistas no sirven para nada, habría que escupirles en los morros. […]. Son unos bribones… ni siquiera… los bribones, al menos, tienen principios”. Semejantes palabras, según el periódico satírico Le Canard Enchaîné, habrían salido de los labios de un furioso Sarkozy el pasado 18 de marzo ante los miembros de su gobierno. Ni más ni menos que Sarko, conocido por tener numerosos amigos en los medios de comunicación.
El mismo problema persiste en Alemania desde hace tiempo. Las declaraciones del canciller Franz Josef Strauß en los años 80 vienen inevitablemente a la mente: los periodistas, para él, eran “Ratten und Schmeißfliegen”, o sea, 'ratas y moscas alredor de la mierda'. Igual de grosero se ha mostrado Joschka Fischer (Los Verdes), antiguo responsable de la diplomacia alemana, cuando se ha dirigido a los pobres periodistas como “5-Mark-Nutten”, es decir, 'putas baratas'.
Y ahora el turno de Italia. En este país los políticos parecen tomarla con la prensa sin ningún pudor. Así, en una reciente conferencia de prensa, Giulio Tremonti, ministro de Economía, trató de “testa di cazzo” (‘gilipollas’) a un periodista cuyo delito fue haber hecho una pregunta indiscreta. Berlusconi, en la sede del Pdl (Pueblo de la Libertad) en Roma, gritó '¡paleto, sin vergüenza!' ("villano, si vergogni") a un periodista independiente que insistió demasiado en las bromas sobre su calvicie al tiempo que el ministro de Defensa se encargaba de empujar al osado periodista. Y cómo no mencionar, en fin, al senador Maurizio Gasparri, del Pdl, que con una sonrisa perfecta y una sutil ironía, calificó de “sfigato” (‘gafe de mierda’) a un periodista de Ballarò (programa de variedades italiano), aunque poco después cambió de idea y se disculpó ante el insultado. Todo ello sellado con un abrazo entre ambos. Porque como se dice, los amores más queridos son los más reñidos.
Ilustración: Henning Studte
Translated from Il giornalismo? «Un mestiere marcio!»