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El negocio del fútbol: de rusos y jeques.

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La corrupción también ha llegado al fútbol. Cada vez son más los equipos que a duras penas salvan la quiebra, en muchas ocasiones con oscuros presupuestos que poca gente conoce y en otras con inversiones millonarias de líderes extranjeros que derrochan una fortuna en llevar a la élite a un equipo de fútbol.

Los "nuevos ricos" del fútbol

Atención a aquellos clubs de fútbol que gastan sin límites, pues se encuentran en el punto de mira de Michel Platini, presidente de la UEFA y promotor principal del Fair Play Financiero. Hoy en día, estos clubs a menudo pasan a formar parte de la propiedad de ricos inversores extranjeros dotados de un gran poder de disuasión cuyo objetivo es dominar el mercado de traspasos, reunir máquinas de guerra y conseguirse un palmarés rápidamente.

Esta estrategia ha sido adoptada por el "Chelski" (Chelsea, N. de la R.) del oligarca ruso Román Abramóvich, por el Manchester City del Jeque Mansour de la familia real de Abu Dabi, y también por el París Saint-Germain, que viste a la moda qatarí. Sin embargo, esta estrategia ha funcionado en algunos casos: el Chelsea ha ganado tres campeonatos de Inglaterra y una Liga de Campeones, el Manchester City ostenta el título de campeón y el PSG podría conseguirlo en Francia este año.

Los presidentes sacan continuamente el talonario para comprar estrellas y ofrecer a sus respectivos clubs golosos contratos publicitarios con sus propias compañías, sólo para que el nombre de su marca aparezca en el estadio. Hoy en día, para asistir a un partido del Manchester City, hay que acudir al Etihad Stadium, que está a nombre de la compañía aérea propiedad del Jeque Mansour.

Estas prácticas se considerarían normalmente como desleales si atendiésemos al Fair Play Financiero. Las sanciones en que se incurre son multas, prohibición de traspasos y la desclasificación de la Copa de Europa, la cual supone una fuente de ingresos muy importante para los clubs.

La lucha contra las gestiones desastrosas

La meta del juego aquí no consiste tanto en frenar la llegada de inversores extranjeros, sino que sobre todo se intenta fomentar la creación de planes financieros duraderos. En efecto, si cuesta pensar que Román Abramóvich abandone el Chelsea o que Nasser Al-Khelaifi huya súbitamente del Parque de los Príncipes, el ejemplo del Málaga sienta jurisprudencia. El "nuevo rico" de España ha fracasado tras haber sido rescatado en 2010 por el Jeque Al-Thani. Más volcado en el mundo inmobiliario que en el fútbol, el Jeque se olvida de pagar salarios e impuestos. Por consiguiente, el club ha tenido que revender a la mayoría de sus jugadores, que no obstante el año anterior habían sido comprados a precio de oro. El Málaga, como primera víctima del Fair Play Financiero, también será desclasificado de la próxima Copa de Europa.

Y en una Europa asolada por la crisis económica, muchos otros clubs podrían correr la misma suerte. Hablando de España, el Valencia se encuentra actualmente al borde de la bancarrota, con un estadio cuya construcción lleva paralizada 3 años. En Escocia, los Glasgow Rangers han sido relegados a cuarta división tras haberse declarado en suspensión de pagos. En Italia, nada más y nada menos que la AC Milán tuvo que vender dos de sus mejores jugadores al PSG para salir del apuro.

¿Una norma insuficiente?

Desde luego, el Fair Play financiero tiene sus virtudes y su utilidad. No obstante, cuesta trabajo pensar que los más grandes y ricos de Europa no vayan a encontrar medios para evitar las sanciones. Tanto el Manchester City como el PSG ya han tomado cartas en el asunto, gastando centenas de millones mientras puedan hacerlo tranquilamente. Las riquísimas familias del Golfo elaborarán montajes financieros que les permitirán continuar invirtiendo de forma masiva en sus respectivos clubs sin infringir la nueva legislación.

Por otro lado, reprender al Málaga resulta fácil: el club andaluz está a la cola de la escala europea. Al contrario, será mucho más delicado sancionar al Real Madrid por su deuda de 500 millones. El favorito de Juan Carlos posee uno de los palmarés más importantes del fútbol europeo y es el plusmarquista en ligas de Campeones ganadas. Quizá por esta razón la alarma del Fair Play no salta con la deuda acumulada por estos clubs, sino simplemente con los déficits de los tres últimos años.

Y como si los problemas financieros del negocio futbolístico no fueran suficientes, otra amenaza que también resulta peligrosa para la equidad del juego lleva rondando unos años. Con el desarrollo de las apuestas en línea, los partidos amañados son cada vez más frecuentes, tanto por los jugadores como por los árbitros.

A principios de 2013, la Europol ha revelado que 380 equipos europeos habían sido amañados en los últimos años, incluyendo los de la Liga de Campeones y los de clasificación para la Copa del Mundo. Una red corrupta coordinada desde Singapur está detrás de estos partidos. La noticia ha sido una bomba: parecía imposible que, a pesar de la vigilancia y todo lo que está en juego, pudieran amañarse reencuentros internacionales de tan alto nivel.

Parece entonces que la acción reguladora de la UEFA aún está dando sus primeros pasos y que ésta deberá ayudarse de la creciente intervención de las instituciones europeas en el marco de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción.

Fotos: portada, (cc) ssoosay/Flickr; texto, (cc) kancelariapremiera/Flickr y (cc) καρλο/Flickr. Vídeo: euronewsfr/YouTube.

Translated from Foot business : des ruses et des cheikhs en blanc