El MIT: Un ecosistema de excelencia
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Dropbox, el Radar, Roomba, el GPS o los sistemas de seguridad avanzados para las tarjetas de crédito son algunas de las tantas genialidades germinadas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ¿La clave? La concentración de especialidades, la autofinanciación y un sistema de selección estrictamente meritorio que conforman un ecosistema de excelencia.
Cafébabel Sevilla visita el centro en un viaje a la Costa Este de Estados Unidos buscando buenas ideas que ayuden a mejorar la situación en nuestro país y el resto de Europa.
Ribbon Cutting, no gracias
¿Cuántas veces hemos visto en portada inauguraciones, cortar lazos o alfombras rojas en instituciones y centros de los que nunca más se supo? Ésta es una de las premisas del MIT, No Ribbon Cutting. La independencia económica de los poderes públicos les otorga una verdadera libertad que les permite no estar sujetos a intereses electoralistas, subvenciones burocráticas o cualquier otro tipo de vínculo con lo que no sea el objetivo de sus investigaciones.
La financiación privada procede principalmente de las donaciones de ex alumnos del MIT, gente agradecida que pone así en valor la formación recibida. Aquí en España se nos hace casi inconcebible este gesto porque muy pocos son los antiguos estudiantes satisfechos con la enseñanza recibida, pero en el tour que los propios alumnos organizan del Campus se aprecia desde los primeros cursos dicha gratitud.
La República de la Meritocracia
No existen apellidos, ni familias, ni endogamia, aquí los alumnos y profesores, en lo que a su elección se refiere, son meros números. Las pruebas para acceder al MIT son duras y muy exigentes. Solo un 9% de las 17.000 solicitudes de ingreso en Grados y menos del 16% de las peticiones para Postgrados son aprobadas y de éstas, en torno a un 40% pertenecen a aspirantes extranjeros. Una vez cribado, en función de las posibilidades económicas del alumno, se le beca parcial o totalmente.
Un tercio de los estudiantes becados no paga nada, y sólo un 10% de este alumnado asume la totalidad de su enseñanza. Al otro lado del río Charles, en Cambridge el concepto de inversiones a largo plazo se refiere a un mínimo de 10 años, en el caso de laboratorios completamente equipados, esta cifra puede superar los 40 años.
Imposible para el ansia de rédito electoral. Pero así es, y por eso la formación es excelente, sus instalaciones inmejorables y el profesorado exquisito, donde muchos de los mentores son Premios Nobel que se entremezclan con recién llegados sin heraldos anacrónicos. Además, los profesores vuelven a ser examinados cada 7 años, lo vitalicio se pone a prueba anualmente.
Epicentro científico y empresarial
El ecosistema que se ha creado en el MIT es el fruto de la aglomeración de talento, algo absolutamente goloso para empresas del sector de la investigación, la ingeniería y la ciencia. Así, entidades como Novartis, Sanofi-Aventis o Merck, ya tienen sede en la zona bostoniana. Una retroalimentación formación/empresa que detecta el Ayuntamiento de Cambridge colaborando en la ampliación del MIT año a año, independientemente del color del partido de turno.
Centro para emprendedores perenne
No se trata de un programa para limpiar imagen de bancos que antepongan sus logos al apoyo empresarial, ni moda institucional para obtener subvenciones europeas, sino de una incubadora de proyectos empresariales constante llamada Cambridge Coworking Center (C3). Con solo asomarse, uno se contagia del emprendimiento real al servicio de todo el Campus del MIT.
Conclusiones
Tras casi 6 horas de conversaciones con alumnos del MIT y trabajadores del centro, volvemos con una serie de conclusiones que esperamos ayuden a crear ambientes de conocimiento similares aquí, en España:
PS: Como emprendedora, recomiendo visitar este lugar, si es posible, in situ, uno sale de allí empapado de positividad y energía para seguir emprendiendo e innovando en el campo que sea.