El mejor europeo está missing
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No está la situación para darnos palmaditas en la espalda y congratularnos por lo bien que marcha todo.
La pugna por el poder en la UE se adivina encarniza, una renqueante Constitución lucha por ver la luz, conflictos internacionales influyen de manera decisiva en la forma de construir Europa, y por si fuera poco, la generación que más se ha beneficiado de la UE es la que menos interés muestra por la misma.
Un año de lo más normal
Sin duda habrá habido personajes muy destacados durante este año en muchos campos, figuras que habrán propiciado importantes logros, ya sea desde el más absoluto anonimato, o bien gozando de cierto reconocimiento. Las ciencias no han cejado en su avance a lo largo de los últimos meses y, a buen seguro, el mundo de las artes ha seguido creando e innovando en lo que llevamos de 2004. Por lo general los medios suelen ser bastante tacaños con las personas que están detrás de todos esos adelantos o creaciones, a no ser que se trate de alguna vaca sagrada, por lo que estas líneas no pretenden en lo más mínimo escamotearles su derecho a ser reconocidos por su trabajo.
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Necesitamos un personaje de envergadura comunitaria
Si al europeo medio se le preguntara por la personalidad más destacada, no cabe la menor duda: un alto porcentaje respondería el nombre de algún futbolista o del ganador del reality show de turno; pocos serían los que recordasen el nombre de algún laureado con el premio Nobel o el precursor del último avance en biogenética. Existe una verdadera carencia de figuras realmente europeas, personajes que trasciendan las fronteras nacionales y se conviertan en símbolos de la incipiente identidad europea. Personalmente, encuentro algo contradictorio nombrar europeo más destacado una persona por sus méritos meramente nacionales. Así que bajo mi punto de vista, el titulo de “Europeo más destacado” debe declararse desierto, a la espera de que llegue alguien digno de tal mención. Me refiero a un verdadero icono, a un estadista (en el sentido más clásico del término). Alguien que realmente propicie un avance en la historia europea, que ayude a forjar Europa de una vez por todas, que sea decisivo a la hora de espantar los miedos que continuamente agitan los mas euroescépticos, alguien que día a día brilla por su total ausencia en el panorama europeo.
Suele ser en los momentos más críticos y decisivos de la historia -con frecuencia extremadamente dramáticos- cuando este tipo de figuras sale a relucir, por lo que desde ese punto de vista, aún nos podemos sentir afortunados, pues si bien la situación de la Unión no es un camino de rosas (ni lo será), está muy lejos de poder considerarse crítica hasta ese extremo.
Premio para la abstención
Por último, cabría otra posibilidad que evitara dejar el titulo desierto: ¿cuál ha sido el evento más importante este año en Europa? Una vez más, la respuesta más frecuente podría oscilar entre la excelente Eurocopa que acogió Portugal o las magnificas Olimpiadas que ha organizado Grecia. Pero si dejamos a un lado la faceta deportiva, las respuestas no pueden ser otras que la ampliación de la UE o las Elecciones al Europarlamento. Estas últimas, más bien han sido protagonistas por no ser protagonistas. Es por eso que podríamos nominar para Europeo más destacado a la Sra. Abstención, premio que podría recoger en su nombre la totalidad del pueblo europeo, encabezado por su clase política, sin cuya inestimable colaboración (y me refiero a la de ambos), no habría sido posible escribir uno de los capítulos más negros y destacados en la historia reciente de la Unión. Esperemos que en próximas ediciones de este título honorífico no quepa la menor duda sobre quién debe ser el homenajeado. En caso de que persistiesen las dudas, esperemos que sea debido a la gran cantidad de aspirantes realmente merecedores del título y no a la carencia de los mismos.