El inexorable tictac demográfico
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francisco chicaAhora que Europa ya no piensa en sus “ancianos”, al retrato chino también comienzan a salirle arrugas.
1 de enero de 2050, el último diario europeo Club 38 dedica su portada a la cercana extinción de la raza humana, última especie animal en peligro. Con artículos de títulos evocadores como “Muerte anunciada de una civilización de 9.865.124.456 almas”, “Fin del trayecto de un niño mimado por la naturaleza” o “El arca de Noé se parece cada vez más al Titanic”, el último número del periódico paneuropeo ha firmado la partida de defunción de la humanidad… ¿Cómo imaginarnos semejante revista a día de hoy? ¿Por qué no sería posible ese golpe demográfico? Después de todo, ¿no habían predicho en los años ochenta que seríamos más de 20 mil millones en 2050? Entre alarmismo y relativismo, el envejecimiento demográfico es hoy más que nunca un debate, no tanto por las cifras sino por su argumento y consecuencias socio-económicas.
Viejo continente o continente “de viejos”
Si la tendencia actual se confirma, en 2050 la población de la UE será a la vez de mayor de edad y menos numerosa. Las razones son múltiples: bajas tasas de natalidad en la mayoría de los países miembro, aumento de la esperanza de vida y movimientos migratorios. Para mediados del siglo XXI, el número de personas en edades comprendidas entre los 15 y los 64 años debería disminuir en 48 millones mientras que el grupo de más de 65 años debería aumentar en 58 millones. Europa contará pues con 18 millones de niños menos que en la actualidad. Para 2030, al mercado de trabajo comunitario le faltarán cerca de 20,8 millones (6,8% de su población total) de personas en edad laboral. A la luz de las nuevas noticias, la progresión de la esperanza de vida al nacimiento -situada a día de hoy en 76,8 años (tanto hombres como mujeres)- debería alcanzar los 81 para los hombres y los 86 para las mujeres en 2050.
Crónica anunciada de una decadencia
Para Michael Loriaux, profesor de demografía en la Universidad Católica de Lovaina (UCL), no es el envejecimiento demográfico lo inquietante, sino la capacidad de adaptar nuestras estructuras institucionales y nuestros modos de organización a esta evolución. Loriaux no vacila al criticar que la Unión europea insistirá en “las viejas y nunca demostradas tesis sobre una supuesta relación entre la tasa de crecimiento demográfico y la economía”. ¿La clave para un envejecimiento demográfico feliz? La preservación de la solidaridad entre generaciones.
China, ¿un ejemplo a seguir?
A nivel demográfico, China parece ser víctima de su propia Historia. Desde la revolución de 1949 hasta la muerte de Mao (1976), China ha conocido tasas de natalidad excepcionales, debidas a una política llamada “natalista”. A partir de los años ochenta, se impuso la teoría del hijo único, contribuyendo a disminuir la tasa de natalidad del 5% al 1,5% en tan sólo unos años. Mirando hacia delante, China parece seguir la misma trayectoria que Europa. Las personas mayores que son cerca de 100 millones hoy en día serán cerca de 300 millones en 2050, según las previsiones del Banco Mundial. A la vista de estas estadísticas, las autoridades chinas iniciaron en 1997, una reforma del sistema de jubilación heredado del periodo de economía planificada. Tras diez años, a falta de una capitalización real, el esquema resulta defectuoso. Desde entonces, entre la necesidad de proporcionar una jubilación decente a una población que envejece y la exigencia de competitividad internacional, China corre el riesgo de ser presionada al máximo.
Envejecimiento: un problema de envergadura mundial
El desafío demográfico no tiene fronteras. Aunque las poblaciones de los países en desarrollo sean relativamente jóvenes hoy, un gran número de esos Estados deberá, según las previsiones, enfrentarse pronto a un envejecimiento sin precedente. Según algunas estimaciones para el 2050, el número de ancianos en los países menos desarrollados se cuadruplicará (pasando de 374 millones en el 2000 a 1.570 millones). En los países desarrollados, los ancianos representarán el 33% de la población, frente a un 19% en la actualidad, siendo la edad media de 46 años (actualmente 37).
Sin embargo, en las diferentes regiones del planeta aparecen consecuencias desiguales frente al fenómeno. Asia y América latina registran el envejecimiento más rápido y contarán con un 20% o 25% de ancianos para el año 2050, mientras que el África subsahariana, por ejemplo, aún presa de la pandemia del SIDA, junto a dificultades económicas y sociales, no llegaría ni a la mitad de este porcentaje.
Translated from L’inexorable tic tac démographique