El extraño caso de los oriundos italianos, entre el fútbol y la ciudadanía
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cecilia cardenasEI caso de los jugadores oriundos de la Selección Italiana tiene casi un siglo y ha generado polémica en el pasado. Sin embargo existen también oriundos de "clase B", los hijos de los inmigrantes italianos nacidos en el exterior que comparten la cultura y la identidad del país pero que han perdido para siempre el derecho a la ciudadanía italiana.
La Copa del Mundo de Brasil va a ser recordada como el torneo de la doble nacionalidad. En una competición donde al menos 274 jugadores tienen dos pasaportes, el mercado del fútbol depende virtualmente de la transferencia de los jugadores de un equipo a otro dentro de los actualmente difusos confines entre ius soli y el ius sanguinis. En Europa son frecuentes los casos de jugadores hijos de segunda o tercera generación de inmigrantes, basta ver la selecciones de Suiza, de Francia "negro-blanco-del norte de África", de Alemania, de Holanda o de Bélgica, pero el caso de la selección de Italia es distinto. En este caso aparecen los oriundos. El término conocido en el deporte y difundido en la sociedad, deriva del latín oriri, "essere nato" y se refiere a aquellos jugadores que habiendo nacido en el extranjero han "recuperado" la nacionalidad de sus ancestros mediante un trámite. Hoy Prandelli afirma que los oriundi "son los nuevos italianos" y menciona a dos, Gabriel Paletta y Thiago Motta. Aunque a lo largo de su historia la selección ha incluido en su plantel a al menos 42, de los cuales la mitad fueron argentinos: desde el cuarteto de los años treinta, Attilio Demaria, Enrique Guaita, Luis Monti y Raimundo Orsi a Mauro German Camoranesi, parte del equipo que ganó la copa mundial en 2006, pasando por Juan Alberto Schiaffino, Omar Sivori y José Altafini, por citar a algunos famosos.
Como canta Paolo Conte en Sudamérica: "El hombre que vino de lejos tiene la genialidad de Schiaffino pero religiosamente toca el pan y mira sus estrellas uruguayas. Ah, Sudamérica...". ¿Pero qué sucede si el hombre no tiene la genialidad para el fútbol de Schiaffino? La pregunta surge de manera espontánea porque existen casos diametralmente opuestos a los de los campeones uruguayos, donde las normas no permiten "recuperar" la nacionalidad de origen para asegurarse los servicios del jugador, sino que niegan definitivamente la solicitud de ciudadanía. Un eslogan nacionalista afirma que la ciudadanía si no se hereda se obtiene con méritos pero no se regala. ¿Jugar bien al fútbol es meritorio? ¿Por qué otros potenciales italianos no han tenido la suerte de las estrellas del balón? Hoy es más fácil para un jugador obtener la nacionalidad italiana con un bisabuelo italiano que para los hijos de los miles de italianos que emigraron a partir de los años 50.
una ventana de 5 años para "recuperar" la nacionalidad
Despúes de 1945, cuando las leyes inmigratorias se tornaron más severas, muchos inmigrantes fueron obligados a naturalizarse en el país adoptivo. Pero todo cambió en 1992. Antes, de hecho, la doble ciudadanía no era reconocida y por lo tanto todo aquel que hubiera optado por la naturalización perdía automáticamente la ciudadanía italiana. Cuando la legislación cambió se abrió un período "ventana" de 5 años para recuperar la ciudadanía perdida, pero el gobierno italiano no se distinguió por su empeño en informar al respecto a sus "ovejas perdidas". No hubos llamadas telefónicas, ni cartas, ni siquiera un telegrama. Y, de hecho, como sucedió en la era "prehistórica" cuando no existía internet, significó que muchas personas perdieron la ciudadanía. En lugar de, por decreto, permitir retroactivamente que todo aquel que quiera recuperar la ciudadanía pase por la embajada a realizar el trámite correspondiente sin limitación temporal, lo que hubiera cambiado la historia y evitado muchos problemas y desilusiones, el gobierno consideró que el plazo mencionado fue tiempo suficiente para tomar conocimiento de la modificación en la legislación y obrar en consecuencia.
De más está decir que una política como esta claramente ha sido un fracaso y ha dejado a hijos de italianos, que hablan correctamente el idioma y comparten la cultura de sus ancestros, sin ningún reconocimiento de su evidente italianidad. Este es el caso de Laura D’Amelio. La ítalo-canadiense ha compartido públicamente la experiencia de que su solicitud de ciudadanía italiana fuera rechazada pese a los fuertes lazos familiares, culturales y lingüísticos que la unen al país.
no necesito papeles para ser italiana
"Durante gran parte de mi vida me he sentido italiana. Todos mis abuelos, paternos y maternos, nacieron allí, así como también mis padres y gran parte del resto de mis familiares, salvo yo. Cuando, hace unos años, fui a solicitar la ciudadanía italiana, me fue denegada", escribe en su blog. "Aparentemente", prosigue, "había un periodo ventana de 5 años, en el cual los ítalo-canadienses podíamos solicitar la doble ciudadanía que perdimos cuando éramos jóvenes. Estuve y estoy molesta". Las únicas posibilidades que le quedan para obtener la ciudadanía son residir 10 años en Italia, lo que de hecho significaría una pesadilla burocrática, casarse con un ciudadano italiano o trabajar para el gobierno de Roma durante 5 años, por ejemplo en las fuerzas armadas. Pero Laura ha decidido que no necesita los papeles para demostrar que es italiana. "Que te digan que no eres italiana pese a que siempre has pensado que lo eres es una experiencia extraña que produce confusión. Me llevó a pensar '¿quién tiene el derecho de decidir sobre la identidad cultural y la vida de una persona?' '¿Las personas que otorgan los pasaportes o aquellos que simplemente viven su propia vida?", continúa escribiendo amargamente Laura. "Quizás no pueda vivir libremente en Italia, pero me siento italiana y estoy aquí para llegar a conocer mi vida italiana, cómo vivirla y sobre todo para conocer quién soy".
Las dudas e inquietudes de personas como Laura D’Amelio persisten. Si mañana quiere evitar que a su hijo le suceda un drama similar, le aconsejamos que lo inscriba en una buena escuela de fútbol y espere que se convierta en campeón. Solo así tendrá un pasaporte con las palabras República Italiana impresas en él.
Translated from Lo strano caso degli oriundi, tra calcio e cittadinanza