El euroescepticismo francés “in the air”
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Ángela Agraz CapellaLe désamour. Así es como abría el periódico francés Le Figaro el pasado 17 de septiembre. De acuerdo con el Institut français d'opinion publique (IFOP), el fin del verano supuso también el acabamiento del romance entre Francia y Europa.
Tras 20 años de la ratificación del Tratado de Maastricht, el 64% de los franceses declara que en la actualidad votaría en contra del compromiso que estableció la actual Unión Europea.
No se dice muy a menudo pero la vida puede ser no tan agradable en ocasiones, tanto que incluso es tangible. Le Figaro ha dedicado su portada a “un sondeo de impacto” bajo el titular Desamor entre Francia y Europa. ¿De qué trata esta encuesta realizada por el IFOP (siglas del Instituto Francés de Opinión Pública, en castellano)? Dos décadas después de la firma del Tratado de la Unión Europea, un 64% de los franceses afirma que está en contra del texto que previó la instauración de la moneda única. Estas cifras deben asumirse como una “señal de alarma” respecto al euroescepticismo, según la prensa francesa. No obstante, en la misma página, el periódico galo asegura que un “65% de los franceses no desea que Francia abandone el euro para volver al franco”. Ni euro, ni franco. ¿Entonces qué? El SOL Violette, quizás.
Por su parte, Le Monde ha subrayado que un 67% de los encuestados piensan que la Unión Europea “va por mal camino”. En el caso de los alemanes, las cifras son todavía más inquietantes. Según un estudio de laFundación Bertelsmann, un 65% de los ciudadanos germanos estiman que les iría mejor si su país conservara la moneda nacional anterior al euro.
El alemán —ese prototipo de rectitud casi tan matemático como las cifras, ese modelo de virtud, ese timón de las grandes mareas económicas—, ¿estaría preparado para abandonar el buque? ¿Para echarlo todo por tierra? Parece ser que no. El estudio muestra que más de la mitad de la población alemana considera que el hecho de pertenecer a la UE es sinónimo de ventajas, mientras que apenas un tercio —32%— encuentra solo inconvenientes. Pero ¿está este proyecto funcionando? La misma fundación apuntala que franceses y polacos reconocen el papel protector de la Unión y que esta favorece la paz social.
¿Amor entre Francia y Europa? No del todo. Al igual que los estudios mencionados, uno se queda con lo que le interesa. De eso se trataba una vez más: de subrayar la impostura y lo absurdo de una receta cuyo único objetivo es cocinar una información. ¿En qué se parece la investigación publicada por Le Figaro a una señal del destino? El nivel de alerta ya existía antes, ¿no? Entonces, ¿por qué es impactante este sondeo ahora? Las cifras simplemente cuantifican lo que se lleva manifestando como catástrofe desde hace más de cuatro años. “Los sondeos sirven para que los ciudadanos sepan lo que piensan”, decía el humorista francés Coluche. Personalmente, prefiero las cifras cuando se trata de elegir entre un cuaderno de cuadrícula grande o pequeña.
Fotos: portada, (cc) mikeyangels/Flickr; texto, © cortesía de la página revue2presse.fr.
Translated from Euroscepticisme : des chiffres et de l'air