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El Euro y el nacionalismo

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La semana pasada leí en la página web de Café Babel el artículo escrito por tres autores franceses llamado The Euro, a bridge between nations, a window on the future?(¿Es el Euro un puente entre naciones, una ventana al futuro?). El título del artículo era una pregunta, pero no he logrado encontrar una respuesta adecuada en mi artículo.

La mayoría de los debates en torno a la influencia del Euro en la sociedad europea se basan en el argumento de una nueva dinámica en el proceso de integración. Aparte de los problemas económicos derivados de la nueva moneda, el cuarto mes de la llamada Era del Euro también muestra el principio del alarmante proceso político cuya última consecuencia ha sido el éxito de Jean-Marie Le Pen en las elecciones presidenciales francesas.

Petr Robejek, director del Instituto de Política y Economía de Hamburgo, publicó hace dos meses un artículo llamado Time Bomb Euro (en checo: LN, 3/2 2002). En este artículo, expresa su esperanza en que la moneda única europea estimulara una nueva ola de nacionalismo en Europa. Esta es la razón por la que el señor Robejek vio desproporciones entre las esperanzas de los ciudadanos de los países de la Unión Europea y la falta de habilidad de los gobiernos para usar sus medios económicos para gobernar, por ejemplo, a través de una ventaja comparativa en el comercio internacional europeo. La causa de esta falta de habilidad podría ser su incompetencia en la política monetaria, realizada por el Banco Central Europeo en Frankfurt.

Este problema surgirá después de la ampliación de la Unión. Los nuevos miembros se encuentran por debajo del nivel de los actuales países de la UE. Muchos de los ciudadanos de los antiguos países de la UE podrían pensar que la ampliación de la Unión Monetaria Europea supone un gasto para ellos pero un beneficio para los nuevos miembros de la Unión, económicamente más débiles. (¡Aunque esto no sea cierto! Los nuevos miembros tendrán que mantener los criterios de Copenhague al igual que los actuales miembros de la Unión Monetaria Europea).

Las nuevas generaciones de políticos usarán nuevos argumentos contra el gobierno poco transparente de la UE en la Europa ampliada. El antiguo euro-optimismo de las políticas de Kohl y Mitterand se cambiarán por las fuertes retóricas negativas respecto al Euro. La pregunta que se nos plantea es por qué y la respuesta es porque la mayoría de la actual generación de políticos del Euro podrían comunicarse mejor entre ellos que con los votantes. Pero los votantes quieren escuchar por qué la dinámica del proceso de integración está estimulada primordialmente por los medios económicos, por qué la economía está antes que la política y no al contrario, tal y como sucede en las políticas nacionales. Probablemente los votantes podrían preguntarse por qué los políticos realizan europolíticas si no son capaces de solucionar los problemas nacionales (por ejemplo, en la esfera social, los beneficios sociales, el desempleo, la integración de inmigrantes).

Desgraciadamente, la respuesta a esta pregunta les da a los votantes poderes políticos extremos.

Estas tendencias representan una gran amenaza para el proceso de integración en Europa. Los políticos, en cada nivel, deben cambiar la europropaganda vacía por una comunicación con la sociedad civil europea, con sus votantes. No sólo tendrán que responderles de forma satisfactoria sino también aceptar sus sugerencias y usar sus iniciativas para restablecer la política y no la economía de la UE ampliada.

Translated from The Euro and Nationalism