El eco ciudadano europeo, ¿nueva especie futura?
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«Nuestra casa se está quemando y nosotros mirando a otro lado». Y si estas palabras, pronunciadas por Jacques Chirac, entonces todavía presidente, en la Tercera Cumbre de la Tierra celebrada en Johanesburgo (Sudáfrica) en 2002 estuvieran cambiando.
Y si los ciudadanos europeos fueran finalmente conscientes de que el estado de su “casa” es también asunto suyo… Es lo que puede deducirse de los resultados del Eurobarómetro dedicado a las «Actitudes de los ciudadanos europeos sobre el medio ambiente» publicado el pasado mes de marzo.
Esta encuesta realizada en la UE a 27000 personas subraya el interés creciente de los ciudadanos europeos sobre las cuestiones medioambientales. Una «concienciación» que se pone de manifiesto en su vida cotidiana, bien sea en el sector de la salud, alimentación, transportes e incluso en relación con la multiplicación de las catástrofes naturales como las inundaciones. Este aumento del interés es aún más llamativo en los países de la ampliación de 2004 respecto a la encuesta realizada ese mismo año: un aumento de 20 puntos en Chipre, Hungría y Eslovenia. La noción de «cambio climático» también aparece con fuerza: el 57% de los europeos preguntados consideran este problema como una de sus mayores preocupaciones. Los ciudadanos europeos muestran a su vez su desconfianza sobre los transgénicos u OGM (organismos genéticamente modificados). Los más moderados sobre el tema son los españoles (31%) y los más hostiles los franceses (70%). El entorno más cercano tiene evidentemente un impacto particular sobre las preocupaciones de los ciudadanos. Se observa por ejemplo la inquietud de los Países Bálticos sobre la problemática relacionada con el agua y más específicamente con la degradación del medio acuático en el Báltico (64% para Estonia, 58% para Lituania y 55% para Letonia).
El 90% de los europeos creen que la responsabilidad corresponde a los grandes contaminadores, pero un 86% estiman también necesario implicarse de forma importante en la protección del medio ambiente. Por el contrario, la indiferencia sobre los problemas ecológicos puede considerarse marginal: sólo el 8% de los rumanos y los austriacos que han respondido a la encuesta considera el medio ambiente como poco importante.
De la teoría a la práctica
¿Cómo concretan los europeos esta toma de conciencia? Las personas encuestadas declaran haber efectuado una media de 2,6 acciones individuales en favor de la protección de la naturaleza en el último mes. Estos gestos ecológicos son la clasificación selectiva de basuras (59%), la reducción del consumo energético (47%) y la reducción del consumo de agua (37%). Sin embargo, estas tres acciones pueden calificarse de “pasivas”. En efecto, los sistemas de selección y reciclaje se encuentran muy establecidos en numerosos países y pueden incluso ser objeto de retribución económica, como por ejemplo en Suecia. El aumento de los precios de energía (gas y petróleo) puede también considerarse como un freno al consumo.
La actuación más citada es la selección de basuras: un 80% en el caso de luxemburgueses y franceses. Los daneses (62%), búlgaros (36%), malteses (55%) y rumanos (36%) sitúan a la cabeza la reducción del consumo energético, mientras que los ciudadanos de los países bálticos practican de forma habitual la compra de productos locales (del 30 al 49%).
Retrato robot del eco-ciudadano europeo
El 64% de las personas encuestadas se limitan sin embargo a las acciones pasivas. En las mujeres constituyen el 25% de las acciones realizadas, frente a un 20% en los hombres. La sorpresa lo constituye la franja de edad más activa en dichas acciones : entre los 40 y 54 años.
El eco-ciudadano más activo sería una mujer de más de 25 años, con estudios superiores, políticamente de izquierdas y declarada bien informada sobre los temas relativos al medio ambiente.
Persiste no obstante una dicotomía entre la voluntad de actuar en favor del medio ambiente y los hechos. Un 75% de las personas interrogadas se declaran favorables a la compra de productos ecológicos, a pesar de su precio superior, pero en el último mes sólo un 17% lo han hecho. La mayor distancia entre voluntad y compra se encuentra entre los chipriotas (91% desearía comprar pero finalmente sólo lo hace un 14%), y la menor diferencia entre los daneses (86% - 41%). Estas diferencias se justifican por cuestiones económicas y por una falta de información provocada sobre todo por la falta de claridad del etiquetado.
Cada vez más “el que contamina paga”
El 37% de los europeos se declaran en favor de incrementar las sanciones económicas, un 33% en favor de una aplicación más estricta de la legislación actual, un 30% por una mejora informativa y un 29% por incentivos económicos. Lo más importante parece ser, para el 67%, la necesidad de que las decisiones en favor del medioambiente se tomen a nivel europeo. El porcentaje aumenta hasta el 82% en lo concerniente a la armonización de medidas a nivel europeo, y un 78% de entre ellos sostiene incluso la idea de crear una fuerza civil europea en caso de catástrofe naturales.
-Johara BOUKABOUS
Traducción al ESPAÑOL: Isabel Aspe Montoya
Foto : Jay Lopez/SXC