El cantante francés Burgalat: viaje sin retorno
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Mireia Bel GarritEn 2010 quería dejar la música. Dos años después, Bertrand Burgalat vuelve con el que podría ser su mejor disco, Toutes Directions. Según él, un viaje sin retorno, a los 48 años. Para mí, un viaje sin vuelta hacia la Luna en 48 h. Nos encontramos en el centro del pop francés, en su casa, en Tricatel.
“Había leído un libro de Eric Neuhoff en el que hablaba del escritor Dominique De Roux, que me tuvo ocupado mientras preparaba los carteles de Toutes Directions. Hay que decirse a uno mismo: Voy a intentar salir de mi laberinto. O sea, no ir de un lado para otro”. Última pregunta. Bertrand Burgalat explica a un joven muchacho el título de su último álbum. Padre desde hace poco, empieza una nueva vida. Un Voyage sans retour “Viaje sin retorno” a los 48 años. Yo remo en todas direcciones siguiendo el itinerario de un viaje sonoro iniciático. Un “viaje turístico completo” , en 48 horas.
¡Qué idea!
En nuestra época, pensamos haber dejado atrás los asuntos hereditarios, las malditas cuestiones de filiación. Y ahora vuelven a nuestra cabeza sin avisar. A mi padre le gusta mucho Burgalat. Yo, dos días antes de encontrarme con él, no sabía casi nada de él. Él lo encontró “guay”. Me dije, “¡qué idea!”.Qué idea la de ir a entrevistar a un barón nacido en el 63 -el mismo año que mi padre- que, tras ver las únicas imágenes promocionales que aparecían en la web, me evocaba más los años de antes de la guerra que un nuevo milenio. Al mismo tiempo, Bertrand no escatima en estilo: mocasines marrones, pantalón con pinzas en el ombligo, un polo en tweed por dentro del pantalón y unas gafas bifocales. Las mismas que Derrick.
Aspecto dandy de los sesenta. Es así como el artista recibe, en el local de su firma, Tricatel, situada en el distrito 18 de París. Nos guste o no, hay que saber una cosa sobre Burgalat: a pesar de tener un estilo que nos hace pensar en un anacronismo, a Bertrand no le gusta distanciarse. “Siempre me ha gustado, cuando había una moda predominante, ir al revés. No creo que sea un error. No quiero ser peculiar, me importa un pimiento. Y no soy un Karl Lagerfeld que dice 'el siglo XVIII está podrido'. No soy un estilista. Eso es todo”. Extraño ya que, sin embargo, parece que posee una delicadeza que repite a medida que avanza la entrevista y que nos hace pensar precisamente en lo "anacrónico": “cuando digo anacrónica es porque la gente me describe como un nostálgico, que no es el caso, pero había un término que en aquellos tempos era horrible. Se decía 'está desfasado'”. Apostémonos algo a que la tendencia de los 60 se constata hasta en la hebilla del cinturón. En cambio, es en su música donde Burgalat se obstina en liberarse de toda triste etiqueta: ”en el estudio, paso un montón de tiempo eliminando toda muestra de estilo o toda referencia al pasado. Muchos me han etiquetado como un artista porque mi música les recuerda lo que hacía tiempo atrás. Tuve Gainsbourg, Burt Bacharach, las recopilaciones de música ligera... Dejo que vayan diciendo, pero me hacen reír”.
“Es tonto, pero para ser músico hay que aprender”
La alusión a Burt Bacharach sería como una referencia a sus talentos de compositor y arreglista que ya reveló en sus tres álbumes precedentes hasta seducir Eva Ionesco, la cual le confiaría la banda sonora de su película My Little Princess. Es una manera de decir que en Francia, se considera a Bertrand Burgalat como un "esteta del pop". Casi-superdotado. Casi-autista también, las alusiones a su talento sólo nos han conducido à la percepción de un músico (demasiado) puntilloso y demasiado necesitado. “No soy un quisquilloso. Improviso mucho. Al mismo tiempo, intento ser preciso para encontrar la buena aleación, el color justo. Es tonto pero para ser músico hay que aprender. Yo, preferí hacer 10 proyectos un poco acrobáticos en los que no iba a ganar mucho dinero en vez de hacer grandes cosas”. Es así, -como no puede ser plástico- Bertrand es cósmico.
De niño, Burgalat siempre ha tenido que buscar la llave de sol en el nido familiar. Hijo de prefecto, Bertrand viaja mucho y se encapricha de un piano a los 6 años con el que sigue un aprendizaje clásico hasta los 12 años. Hoy, reconoce que “conoce la ortografía de la música pero no su gramática”. Qué importa, Burgalat escribirá partituras con su pasión sin demasiados bemoles ya que conseguirá hacer cantar a su ex-mujer, la actriz Valérie Lemercier (Chante, 1996) y el escritor, Michel Houllebecq (Presencia Humana, 2000). Así empieza, en 1996, una historia de resistencia frente al tiempo, a la moda, a la industria musical, a todo: la historia de Tricatel. Una etiqueta que representará a April March, AS Dragon, Count Indigo (...) y que hará muchas cosas tras recibir la condecoración de l’Ordre des Arts et des Lettres “La Orden de las Artes y las Letras”, que le fue otorgada por la ministra francesa de Cultura en 2009. Sí, Bertrand es un caballero elegante. Y otra cosa, huele a naftalina...
Desde lo más alto
En abril de 2012, después de 16 años de lucha, Tricatel publica el cuarto álbum de Bertrand Burgalat Toutes Directions, un disco en el que hay que pensar en términos de "progresión" aunque el artista aparezca relajado. “Cuando tengo confianza, no me hago más preguntas”. Grabado en los Pirineos, Toutes Directions es, sobre todo, un álbum eminentemente moderno la actitud del cual se puede constatar con la abundancia de texto. Textos que surgen de la pluma de letristas. “Gracias a ellos me siento más cerca de lo que quisiera expresar”. De este modo, el último arquitecto del pop francés entrega en 15 etapas un itinerario de etiquetado para poder comprender una música sensual... y sin continuación? “Después de un disco como Toutes Directions, puedo estar seguro de una cosa: hará que no me entusiasme a hacer lo mismo. Porque hay que avanzar”. A todos los niveles.
Lee la entrevista completa en el blog de cafebabel La Parisienne
Fotos: © Bobby Watson ; Texto: © cortesía de IVOX music ;Vídeos: Bardot's Dance (cc) TricatelVision/YouTube ; This Summer Night (cc) TVSHADES/YouTube
Translated from Burgalat : cosmique, Bertrand