El arte de fumar en un bar rebelde de Lyon
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Sara Vega GonzalezCon el fin de permitir a sus clientes fumarse un rubio, evitando la ley, Christophe Cédat, el dueño del Café 203 de Lyon, ha decidido hacer resistencia artística.
A pesar de la ley que prohíbe fumar en los lugares de ocio en Francia desde enero de 2008, los clientes del Café 203 de Lyon disfrutan de un plazo adicional. ¡Y es el dueño el que invita! En efecto, de parte de la casa, han sido invitados a fumarse sus pitillos por las noches a partir de las 11. ¿A cuento de qué? Al de hacer de sus colillas una auténtica obra de arte. Para ello, Christophe Cédat, el dueño del establecimiento, ha tenido la idea casi delictiva de inmortalizar los ceniceros rebosantes de colillas de cigarrillos para exponerlos después en las paredes como pop-art.
Auténtico campo de observación
“Cuando ya quedaba poco tiempo para la aplicación de la ley antitabaco me pregunté: ¿qué huella iba a quedar de los no fumadores? ¿Cómo demostrar que los fumadores no son las personas psicológicamente débiles señalados con el dedo por parte de la sociedad?”, recuerda el dueño-artista que cuenta ya con alrededor de 20.000 fotografías de ceniceros, todas distintas y con un montón de información sobre los clientes del establecimiento y las costumbres fumadoras en general. Los pequeños hábitos de los fumadores también se muestran. Rubios, negros, liados o sin filtro, “incluimos el día en el que se ha tomado la fotografía para inmortalizarlo”, continúa Christophe Cédat, que bromea: “cada una de estas colillas contiene el ADN de nuestros clientes. Quién sabe si, dentro de una década, podremos explotar estos datos para resucitar a nuestra clientela”.
Todas las exposiciones tienen un nombre significativo como ‘Paz para mis cenizas’ organizado en los comienzos de la prohibición de fumar, ‘Libertad para mis sentidos’ el día después de la aplicación de la ley, o incluso ‘Rendimiento para mis cenizas’. En octubre de 2007, tres meses antes de la aplicación de la ley antitabaco, una primera exposición sobre el cenicero, un símbolo para los fumadores, originó el movimiento. “El cenicero se considera como un objeto delictivo por excelencia”, explica también Christophe Cédat, que ya piensa en exportar este trabajo a otros horizontes y otro público, como Suiza o Alemania.
Tabaco muerto bajo la mesa de cristal
En la actualidad, el propietario de Café 203 recoge todos los días entre 400 y 1.500 colillas, 300 paquetes de tabaco y 2.000 ceniceros. Tiene proyectos como el de construir una mesa de cristal a través de la cual los clientes pudieran comer y contemplar los vestigios del tabaquismo con el objetivo de superar la aversión a la colilla. O también, un cubo de cristal colgado de una pared con fotografías de famosos en todos los lados. Como un altar en el que las cenizas hicieran las veces de ofrendas. “Me gustaría crear una pequeña religión. Hacer del cigarrillo un objeto de culto e infundir una manera espiritual, casi ritual, de fumar”, imagina el que paradójicamente creó el primer Café no fumador de Lyon.
En el año 2000, de hecho, Christophe Cédat inauguró el Café 100 tabac, el primer bar no fumador del territorio francés… Pero este antiguo candidato a las elecciones legislativas, apoyo de Nicolas Sarkozy en las Presidenciales e hijo de un ferviente militante del RPR (Alianza para la República), no es una paradoja. La clientela mayoritaria que frecuenta su establecimiento de fumadores es de izquierdas. Un rebelde (casi) consensual, en definitiva.
Fumador de habanos
“Había despertado las iras de muchas personas que jamás habrían pensado que hoy defendería a los fumadores. Actualmente, me enfrento y seguiré enfrentándome no con la Ley, sino con su aplicación”, declara. Con objeto de eludir el decreto, ha instalado una sala abierta a los tres lados del bar que dan a la calle y una sala de vídeo en la que se exponen continuamente 12.000 fotografías de ceniceros sobre un fondo en el que pone “Dios es fumador de habanos” de Serge Gainsbourg.
La filosofía de este bar recuerda un poco a la del artista y empresario lionés Thierry Ehrmann y su Morada de la Discordia (lee nuestro artículo al respecto clicando aqui). Al final, el 203 ha quedado bonito y es el único Café donde se puede fumar en Francia. Pero no se puede contravenir la regla y la Justicia les ha dado su merecido. El decreto antitabaco establece una pena de multa, tanto para el gerente del lugar considerado ‘de ocio’ como para los consumidores refractarios. Tan solo cinco días después de la aplicación de la ley, un cliente, cigarro en la boca, fue multado después de una impresionante inspección policial. Se le impuso una multa de 68 euros, que pagó el dueño, el cual debe 2.300 euros a la Justicia, de los cuales 750 euros se deben a no haber colgado el logotipo en el que se informa de la prohibición de fumar. Con el fin de hacer frente a esta deuda, desea poner a la venta sus cuadros y obras de arte. Una ironía ha querido que un neumólogo le encargue dos cuadros: uno para su consulta y otro para su casa.
El autor, Abdelwahid Djaballah, es el redactor jefe de BabeLyon.
Translated from Du « clope-art » au Café 203 à Lyon