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El ajedrez: ¿un juego sin sitio para las damas?

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'Gambito de Dama', la producción de Netflix que tiene como protagonista a una joven prodigio del ajedrez, acaba de convertirse en la serie más vista durante su primer mes de difusión. Sin embargo, en la vida real la proporción de mujeres que practican este deporte sigue siendo cada vez menor. En Francia, la federación nacional de ajedrez ha lanzado un plan de "feminización" que busca revertir esta tendencia.

Beth Harmon fija la mirada en su adversario y esboza una sonrisa. Mueve su caballo con gesto seguro y da jaque al rey adverso. Su contrincante sonríe a su vez, consciente de su derrota, y abandona. Actitudes de este tipo entre una jugadora y su adversario son dignas de admiración en un mundo en el que las damas están lejos de imponerse. En 2018, por ejemplo, las mujeres representaban solo el 20,22% de las licencias de la Federación Francesa de Ajedrez (FFE, por sus siglas en francés). En otras disciplinas los esfuerzos por feminizar el deporte se hacen notar, pero en la práctica del ajedrez la brecha de género se acentúa cada vez más. La proporción de licencias otorgadas a mujeres alcanzó un pico en 2013, con un 24,15%, pero desde entonces no ha parado de disminuir hasta alcanzar su nivel más bajo de los últimos diez años. En 2018, Francia contaba con 11.090 mujeres federadas frente a 54.860 hombres.

Y la situación no es mejor entre los jugadores de primer nivel. Echando un vistazo a los Grandes Maestros (el título más importante que otorga la Federación Internacional de Ajedrez), solo el 2% son mujeres, y una sola, Hou Yifan, forma parte del top 100 mundial. Dina Belenkaya, Gran Maestra y jugadora profesional rusa, ha vivido esta brecha en carne propia: "En Rusia, a medida que crecía y mi nivel mejoraba, en ocasiones el mundo del ajedrez se encargaba de hacerme sentir que debía dejar mi lugar a los hombres".

Escena de la serie 'Gambito de Dama'.

Al internarse en un entorno dominado por los hombres, la protagonista de Gambito de Dama es menospreciada constantemente por sus contrincantes masculinos, poco habituados a jugar contra mujeres. Sonia Bogdanovsky, presidenta de la asociación Échecs & Mixte ! ("¡Ajedrez y mixto!"), que busca promover y favorecer la igualdad de género en el ajedrez, explica que este tipo de comportamientos son de lo más común en los torneos mixtos: "Hay jugadoras que me vienen a ver y me dicen que van a abandonar a causa de actitudes machistas o que están fuera de lugar". El deporte no es sexista en sí mismo, el problema es que en un entorno tan masculino las actitudes machistas no generan problemas".

Un sistema contraproducente

La FFE explica que la implementación de su plan de feminización en 2019 se debe a que el ajedrez es un deporte históricamente masculino. Desde su nacimiento en Asia en torno al año 500, su práctica siempre ha estado asociada a los hombres. El plan también hace referencia a la imagen de un deporte "matemático" y al estereotipo que considera que las mujeres no son aptas para las disciplinas científicas. Pero esto no basta para justificar semejante desproporción.

Yannick Gozzoli, Gran Maestro Internacional francés, fundador y exentrenador del club Marseille-Échecs, opina: "En el mundo del ajedrez, incluso antes de acceder a un nivel avanzado, más que barreras, lo que hay son malas costumbres. Desde muy pequeños, el sistema ya consta de una categoría mixta y una femenina". Los torneos se organizan en función de estas categorías. En su origen, el objetivo de esta diferenciación era incentivar la práctica femenina: permite que las jugadoras destaquen con más facilidad, que ganen más torneos y, sobre todo, que reciban invitaciones para torneos internacionales. Además, los premios que se adjudican en el circuito femenino les facilitan un acceso más rápido a las ganancias necesarias para costear sus viajes y vivir del ajedrez.

"No cabe duda de que los clubes sacan provecho del sistema y sacrifican el potencial de las chicas"

En teoría, todo parece positivo. Sin embargo, el sistema tiene un efecto perverso: incita a las jugadoras a que compitan en el circuito femenino sin tener en cuenta sus ambiciones y se las acostumbra a jugar únicamente contra otras mujeres. Como la cantidad de hombres es cuatro veces mayor a la de mujeres, hay muchas más probabilidades de enfrentarse a rivales con un nivel muy avanzado cuando se juega en la categoría mixta.

Yannick Gozzoli explica que no siempre se ubica a las jugadoras en esta categoría de manera desinteresada: "Si una jugadora tiene potencial y motivación, se la suele orientar a la competición femenina, porque allí tendrá más oportunidades de destacar. Sus victorias harán que el club sobresalga ante sus patrocinadores y las colectividades locales, que obtenga ayudas públicas y que siga desarrollándose. No cabe duda de que los clubes sacan provecho del sistema y sacrifican el potencial de las chicas". El éxito de un club depende directamente de los torneos que ganen sus socios, y el centro nacional francés para el desarrollo del deporte asigna ayudas a los clubes que favorecen la práctica de mujeres y niñas.

En las categorías que van de los 5 a los 14 años, las jóvenes representan el 24,74% de las licencias que se otorgan. Este porcentaje cae a 16,6% para la franja entre 15 y 24 años. Para Sonia Bogdanovsky, la razón es simple: "Cuando los jóvenes están por terminar la escuela, pocos son los padres que incitan a sus hijos a continuar con la competición de alto nivel. Este fenómeno se acentúa aún más en el caso de las jugadoras, a quienes se suele alejar de toda disciplina competitiva para que opten por carreras menos arriesgadas".

La presidenta de la asociación Échecs et Mixte ! defiende que hay que promover la competición paralelamente a los estudios para que la gente entienda que jugar al ajedrez a un alto nivel no es incompatible con una carrera profesional. Cita el ejemplo de Anaëlle Afraoui (17ª mejor jugadora francesa del momento), quien posee la certificación oficial de deportista de alto nivel, lo cual le permite asegurarse un futuro al mismo tiempo que sigue compitiendo.

¿Los cambios empiezan a hacerse realidad?

El plan de feminización de la FFE detalla las diferentes acciones que han llevado a cabo para sensibilizar a dirigentes, árbitros y entrenadores y, sobre todo, para promover la práctica de las mujeres, incluso a alto nivel. Esto incluye actividades, programas, normativas e incluso la puesta en marcha de una política de tarifas reducidas.

Sin embargo, este programa también suscita algunos interrogantes. En primer lugar, con respecto a la supuesta voluntad de alcanzar los objetivos anunciados: uno de ellos consiste en "orientarse hacia una paridad en el arbitraje de los grandes torneos", paridad que se pretendía alcanzar en el Campeonato de Francia del 2019, disputado entre el 17 y el 25 de agosto en la ciudad de Chartres, no muy lejos de París. En cambio, al final el arbitraje del campeonato contó con solo 3 mujeres de un total de 14 árbitros.

Al margen de la aplicación concreta de las medidas de este plan, la federación no introduce ninguna modificación al funcionamiento de los torneos femeninos, que parece ser la principal causa de desigualdad en el rendimiento de las jugadoras. Algo que sí hizo la liga de la región de París, en la que se votó a favor de la igualdad de género para los campeonatos juveniles del 2018.

"O bien las medidas que se proponen no se aplican, o no son las adecuadas"

En verdad, las reglas para la igualdad de género en el arbitraje de los torneos nunca se han aplicado por falta de controles. La proporción de árbitros mujeres en el campeonato de Francia incluso disminuyó del 2018 al 2019. Sin embargo, la atribución de los árbitros en un campeonato semejante no tiene nada de anecdótico, comenta Sonia Bogdanovsky. Por un lado, porque allí se forma la nueva generación de árbitros al darles oportunidades a principiantes y no solo a árbitros internacionales. Por otro lado, porque estos árbitros representan a la federación: "Nombrar árbitros femeninos también es una manera de promover la idea de un deporte mixto".

"Hace mucho tiempo que la FFE implementa medidas para feminizar el ajedrez. O bien las medidas que se proponen no se aplican, o no son las adecuadas", lamenta Bogdanovsky. La presidenta de la asociación Échecs et Mixte ! cita como ejemplo la regla de presencia femenina obligatoria: el reglamento del campeonato de clubes de Francia impone a los clubes del Top 16 (primera división del campeonato francés) la presencia de una mujer de nacionalidad francesa en cada equipo, sin exigirle una puntuación mínima en el ranking Elo (sistema internacional de clasificación). Por su parte, los hombres deben contar con una puntuación Elo mínima de 2000. "Cada año hay mujeres que participan para figurar, que no tienen suficiente nivel para competir pero evitan que el club reciba una penalización". Aunque estas reglas fueron pensadas para promover la práctica femenina de alto rendimiento, en realidad terminan reforzando la idea de que las mujeres son naturalmente inferiores a los hombres en el ajedrez.

Dina Belenkaya tiene una mirada moderada con respecto a la igualdad de género. En su opinión, "el mundo del ajedrez no está dispuesto a modificar el sistema de los torneos femeninos". Agrega: "Aún no estamos listos pero vamos por el buen camino: todas estas iniciativas de la federación ayudan a cambiar la mentalidad de la comunidad y a considerar que las mujeres pueden competir seriamente". ¿Logrará la evolución de Beth, que ya han visto más de 62 millones de telespectadores, inspirar a una nueva generación de jugadoras para que hagan del ajedrez un verdadero juego de damas?


Ilustración: Mickaël Fischer

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Translated from Les échecs sont-ils vraiment le jeu de la dame ?