El activista Ahmed el-Senussi, príncipe libio y héroe de los derechos humanos
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Isabel SolísActual miembro del Consejo Nacional de Transición libio, el Príncipe permaneció aislado en prisión y pasó nueve años sin cruzar palabra con absolutamente nadie. Nos encontramos en Estrasburgo, donde este antiguo preso político se convertirá en uno de los cinco representantes del mundo árabe que recibirán el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2011.
Con la muerte de Vaclav Havel y Kim Jung-Il con tan solo unos días de diferencia, parece que han quedado vacantes en ambos extremos del espectro del Bien y del Mal. Corresponde a los historiadores y psicólogos decidir qué hizo que uno de ellos fuera un gran defensor de la democracia y los derechos humanos y el otro un déspota perturbado. Deseosos de encontrar candidatos que sigan los pasos de Havel, qué mejor lugar para empezar a buscar que la entrega del Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia.
El Príncipe y el guisante
Instaurado en honor del famoso disidente soviético y defensor de los derechos humanos, el Parlamento Europeo otorga el Premio Sájarov todos los años desde 1988 para distinguir a los que han luchado por los derechos humanos… y han pagado por ello. Algunas veces, como en el caso de Mohammed Bouazizi, es una distinción póstuma. Bouazizi, uno de los laureados Sájarov de este año, murió al inmolarse en protesta contra el régimen de Ben Ali en Túnez. Podemos decir que allí prendió él la llama de una primavera árabe que otros propagaron por toda la región.
Se ha seleccionado a cinco de ellos para el Premio Sájarov de este año, incluido el príncipe libio Ahmed el-Senussi. Con su voz tranquila, es uno de los prisioneros políticos que más tiempo ha pasado en la cárcel en todo el mundo. Familiar del primer, último y único rey de Libia, de sus 77 años ha pasado 31 en la prisión de Gadafi con una pena de muerte constantemente sobre su cabeza. Ahora tiene que dar 40 entrevistas individuales en un día, asistir a una rueda de prensa y pronunciar un discurso ante el Parlamento Europeo, que le ovaciona al unísono. Con la excepción, claro está, de los miembros del derechista Partido por la Libertad (PVV) del holandés Geert Wilders. El príncipe no deja de ser musulmán. Provocan así un pequeño escándalo en Twitter y en la prensa holandesa, pero el-Senussi se encoje simplemente de hombros con dignidad resignada.
Libia 2012
“Quiero una reconciliación en Libia”, dice el príncipe, con las manos tranquilamente cruzadas en el regazo. “Aquellos que han cometido crímenes graves en Libia deberían tener un juicio justo. Pero solo ellos. El pueblo derrocó al dictador con ayuda de Europa, pero no hubo guerra entre el pueblo; no hubo una guerra civil. Solo una lucha contra el régimen. Libia es una gran familia”. El príncipe el-Senussi señala a las mujeres y a los jóvenes como dos de las fuerzas motrices detrás de la revuelta. Aunque tenían mucho que perder, combatieron en una lucha justa e hicieron sacrificios enormes. Según el príncipe, esto debería traducirse en mayores derechos políticos para las mujeres bajo el nuevo régimen. “Los jóvenes hicieron también inmensos sacrificios y no solo durante la primavera árabe que apareció en todas las televisiones. Cuando yo estaba en la cárcel, 1.200 jóvenes titulados fueron ejecutados en un solo día en la misma prisión. Nosotros oímos los gritos, pero los medios nunca lo contaron; en Occidente nadie ha oído nunca hablar de ello”. A pesar de todo, el Príncipe está satisfecho con el papel que los medios occidentales (tanto modernos como convencionales) desempeñaron en la revuelta libia. Los jóvenes deberían tener garantizado el libre acceso a las redes sociales como Facebook y Twitter, que el príncipe considera “parte de la democracia”.
“Cuando estaba en la cárcel, 1.200 jóvenes titulados fueron ejecutados en un solo día en la misma prisión”
Modesto y agradecido, el Príncipe señala su Premio Sájarov como un símbolo del fin del aislamiento de Libia más que como un premio personal. Aun así, reconoce que el pueblo libio se alegra de que se lo hayan concedido a él. Cita a Nelson Mandela como un modelo. Al igual que él, el príncipe el-Senussi encontró fuerzas en la cárcel. “No perdimos la esperanza. No abandoné mi dignidad humana. Siempre pensamos que nuestros sueños podrían hacerse realidad, tanto si llegábamos a ver ese día por nosotros mismos, como si no. Ahora, hemos alcanzado por fin la libertad. Si pude mantener el optimismo en la cárcel, puedo claramente mantenerlo ahora”. Con eso se refiere tanto al futuro de Libia como a su vida personal. Se ha enterado de que su mujer murió cuando él estaba en la cárcel. Ahora el Príncipe milita activamente por los derechos de los prisioneros políticos de las prisiones del gobierno de transición libio. Tiene un mensaje para Europa y su bigote gris tiembla mientras lo pronuncia: “no somos terroristas por el mero hecho de ser musulmanes. No nos tratéis como tales”. Al igual que Havel antes que él, es consciente de que la libertad trae consigo responsabilidades. Hora de la siguiente entrevista.
Fotos: portada © Ezequiel Scagnetti; texto: (cc) European Parliament/flickr
Translated from Activist Ahmed el-Senussi: Libyan prince and human rights hero