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Durão Barroso en la cresta de la ola

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Política

De aquí a junio de 2009, Durão Barroso enfila la recta final de su mandato como Presidente de la Comisión europea con un balance que le permite optar a la reelección.

En 2006, la carrera política de Durão Barroso parecía acabada tras dos años y medio al frente de la Comisión. A la anemia de su intermediación para reactivar las reformas institucionales de la constitución moribunda, se añadían las sombras proyectadas desde los fuegos de Irak encendidos en la infausta reunión de las Azores que él auspició marcando un punto negro para la imagen de Europa en el mundo. En Portugal, de donde fue Primer Ministro con unos resultados económicos modestos, el joven primer ministro socialista José Sócrates concentraba la confianza de la ciudadanía.

“Si está ahí, es por agradecimiento a los servicios prestados”, sostiene Marina Almeida refiriéndose al episodio de las Azores en 2003. Estamos en Lisboa, la ciudad natal de Durão Barroso, en la sede que el Partido Comunista de Portugal tiene en el barrio de Graça. “Es una marioneta en manos de los grandes países europeos. La UE es una unión del gran capital y casi siempre nombra a gente de pequeños países al frente de la Comisión para poder manejarlos”, insiste esta comunista con quien paradójicamente Durão Barroso compartía ideología hasta hace un par de décadas.

Fénix renacido

En cambio, hoy, se pasea henchido en su trajes por los pasillos europeos, y hasta recibe premios en varios países. Gracias a una cooperación sensata con su adversario portugués, Sócrates, la última presidencia semestral portuguesa de la UE pasará a la Historia por aprobar el Tratado de Reforma. Sin embargo, “no ha jugado un papel esencial en la aprobación del mismo”, matiza desde Bruselas el eurodiputado conservador español Íñigo Méndez de Vigo, miembro de la comisión europarlamentaria de asuntos constitucionales. “La Comisión tenía claro que era un asunto de los gobiernos nacionales y se retiró a un segundo plano”. El Tratado salió adelante gracias a otro compañero conservador, el francés Nicolas Sarkozy, contra el que –sin abandonar su tono conciliador y su perfil bajo- el portugués ha sabido defender la independencia de las instituciones comunitarias -en especial la del Banco Central Europeo- con respecto de las nacionales.

Durão Barroso ha impulsado la acción de sus comisarios, marcadamente liberal, sobre todo en el terreno de los transportes, la energía y las telecomunicaciones, con una reciente sentencia del caso Microsoft histórica que ha reforzado su apuesta por la competencia. Ahora, incluso afirma “haberse sentido engañado” por la información que le dieron en la cumbre de las Azores, desmarcándose del desastre en Irak.

Portugal, ni en pintura

Wender, un joven lisboeta de 25 años, no da un viaje en balde entre mesa y mesa de la terraza del bar en el miradouro de Graça, donde trabaja desde el mediodía hasta la madrugada. “No estoy muy puesto en política”, advierte, “pero Durão Barroso me parece un tipo serio, un buen político”. ¿Y si regresara a la política portuguesa ahora que Sócrates está en sus peores momentos por culpa de las reformas que quiere introducir para extender la “flexiguridad”? “Es tan razonable como optar a un segundo mandato para la presidencia de la comisión europea”, opina. “Aquí en Portugal”, comentaba minutos antes la comunista Almeida, “con tal de tener a una figura internacional se permite cualquier cosa”. António Fernándes, de 46 años, es quiosquero en la Avenida da Liberdade. En relación a Durão Barroso matiza que “si regresara a Portugal no sería para ser de nuevo primer ministro, sino presidente”; es lo que piensa la gente de la calle. Como por ahora no es posible, “mejor que opte a un segundo mandato en la Comisión”.

A las 23.00h, el Bairro Alto es un dédalo atestado de jóvenes divirtiéndose. En pleno otoño, aún hace 23 grados y todos consumen fuera de los bares impidiendo el paso de coches. Se habla de política sin complejos. Edoardo, un estudiante de 29 años, afirma perspicaz: “Para saber si Barroso optará a otro mandato hay que analizar si prepara nuevas grandes reformas a largo plazo”.

Iniciativas a largo plazo

“Hasta ahora, las empresas se han beneficiado más que los ciudadanos del mercado único europeo.” Con esta frase presentaba Durão Barroso el 20 de noviembre su paquete de iniciativas para reformar el mercado único. Una plan que se tardaría años en implemetar y que incluye desde medidas jurisdicciones para la defensa de los consumidores hasta otras para aumentar los contratos de las pequeñas y medianas empresas con las administraciones públicas. A lo que hay que añadir que sigue empeñado en liberalizar el mercado de la energía cueste lo que cueste. Se trata de proyectos políticos de calado a largo plazo.

María da Assunção Esteves, europarlamentaria portuguesa del grupo popular y también miembro de la comisión de asuntos constitucionales “vería bien a Barroso optando a un segundo mandato al frente de la Comisión”, tras definirlo como un político “combativo y tenaz”. Valoración que comparte en parte Méndez de Vigo: “Su labor de impulso de políticas ha sido muy positiva; tras heredar una situación difícil, de parálisis a causa del escándalo de la Comisión Santer y la debilidad de la Comisión Prodi. Sin embargo es prematuro hablar de reelección: un año y medio en política es mucho tiempo y además hasta ahora sólo ha repetido mandato un Presidente: Jacques Delors”. “En 2009 habrá que elegir no a uno, sino a 3 cargos -Presidente del Consejo, Presidente de la Comisión y Responsable de la política exterior. Como la UE es una democracia consensual”, concluye, “es probable que la izquierda y la derecha acuerden un reparto equilibrado del poder”.

Fotos: Durão Barroso y Sócrates en la pasada Cumbre de LIsboa, en octubre de 2007" (Miguel Angel Lopes Migufu/flickr); Panorámica de Lisboa desde el barrio de la Alfama" (Foto, miradourodetasmania.blogspot.com/flickr); La eurodiputada conservadora portuguesa Esteves" (Parlamento europeo); El eurodiputado conservador español Méndez de Vigo" (Parlamento Europeo)