Dos nuevos socios que nadie espera
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eduardo s. garcésCon la ampliación del año pasado 10 nuevos miembros se incorporaron a la UE. Que nadie olvide que hay dos más -Bulgaria y Rumania- esperando para entrar en 2007.
La semana pasada en Luxemburgo, ambos Estados firmaron sus tratados de adhesión a la UE, pero la prensa europea parecía demasiado ocupada analizando la ratificación de la asediada Constitución Europea o la elección del nuevo Papa como para preocuparse por la inclusión de 30 millones más de ciudadanos a la Unión.
Sin duda, una cobertura minuciosa del acceso a la Unión de dos antiguos países comunistas que aún luchan por recuperarse de los años de recesión post-Perestroika, podría asustar a ciertos votantes y lobbies ya de por sí reacios a aprobar la Constitución Europea y conducirles a lanzar un definitivo "!Demonios, No!" ante cualquier posible referéndum.
¿Hordas venidas del Este?
El 1 de mayo, durante la manifestación anual de los partidos franceses de extrema derecha en París, el líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, que en su día calificó el Holocausto de "detalle en la historia", proclamó durante su discurso ante unos 3.000 manifestantes que cuando Rumania y Bulgaria accedan a la Unión se verán "grandes olas de paupérrimos gitanos Búlgaros y Rumanos gravitando hacia los países occidentales". La popularidad de Le Pen -recordemos que alcanzó la segunda vuelta en las presidenciales francesas de 2002- así como su detestable retórica prueban que hay mucha gente en Francia y en el resto de Europa que temen que más ampliaciones incrementen la inmigración y la deslocalización de empresas, desembocando al final en más desempleo y recesión.
El panorama empeora por el hecho de que tanto Rumania como Bulgaria todavía están peleando por deshacerse de los viejos clichés que hacen que muchos aún los vean como Estados subdesarrollados y corruptos, y el papel que los medios de comunicación están desempeñando hace cualquier cosa menos ayudar.
Su máximo no es suficiente
Aún está por ver que ambos países accedan a la Unión en 2007. El tratado de acceso de 860 páginas estipula bien claro que tanto Rumania como Bulgaria tienen que mejorar en la aplicación de ciertas medidas necesarias, que abarcan desde la lucha contra la corrupción hasta la protección de los derechos de sus minorías, bajo pena de ver pospuesto su acceso. Bulgaria parece que tiene sus reformas políticas y económicas bien encaminadas, pero el caso de Rumania es más complejo, puesto que la UE tan sólo ha empezado a considerarla como una economía de mercado desde el año pasado. Dicho esto, el hecho de que el país sea el tercer mayor productor de petróleo y gas de Europa debería ayudarles.
Sea como sea, se dice que si Francia rechaza la Constitución, lo más probable es que ambos países vean su acceso pospuesto. Además, dado que según algunos analistas, la inclusión de antiguos países satélites soviéticos dejaría la puerta abierta de par en par para otros Estados como Croacia, Bosnia o Turquía no es de esperar que Le Pen sea el único que vocifere contra las negociaciones de acceso de futuros miembros.
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