Dominique A: “Si quiero, puedo cambiar de un día para otro”
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La canción francesa en manos de Dominique A tiene a uno de sus mejores modernizadores, rehuyendo tanto de viejos tics como de oportunismos de moda. Con su doble disco La musique/La matière ofrece dos versiones de una misma ambición: la parte creativa se la reservó él solo en casa, mientras que ahora se dispone a salir en grupo para una gira de más de seis meses
En La Route du Rock de Saint Malo, un festival en las costas bretonas donde el objetivo es que la programación ofrezca más calidad que cantidad, Dominique Ané acudió el pasado agosto en su formato más minimalista porque subió al escenario únicamente con una caja de ritmos, un sintetizador y una guitarra. No le acompañaba nadie más que él. A imagen de sus conciertos de principios de la década, en que se sampleaba los sonidos para convertirse en una orquesta. Aunque, en esta ocasión, los sonidos todavía son más sintéticos y repetitivos. Y eso no le hacer perder su incandescencia de autor privilegiado, proyectando la lengua francesa allí donde otros no se atrevían.
"Creo que se trata de una cuestión de personalidad. Si cantas en francés, con guitarras pop rock, es delicado escapar de un registro no natural. En mi caso, tardé poco tiempo en sentirme bien con el francés. En la adolescencia, había empezado a escribir en inglés y me di cuenta de que no era real", rememora Dominique A horas antes de que tenga que subir al escenario del Fort de Saint-Pierre, sucediendo al lirismo de los americanos Bill Callahan y Andrew Bird.
Acabado de cumplir los 40 años, el cantante nacido en la región parisina y criado en Nantes decidió comprarse un estudio digital de 32 pistas, a pesar de sus reservas con la informática, y empezó a grabar temas en solitario como si reprodujera su primer disco oficial, La fossette, publicado en 1992. Pero 17 años después.
"No pensaba llegar hasta el final del disco así. Había pensado terminar las canciones con otros músicos. En realidad, era una especie de engaño que me hacía porque tenía muchas ganas de ir hasta el final y de ver en qué medida había evolucionado respecto a mis inicios. También era una manera de reencontrar el sonido de La fossette y, al mismo tiempo, de alejarme. Una canción como 'Immortels' hubiera podido estar perfectamente en álbumes como Tout sera comme avant y L'horizon".
Música y materia
El resultado ha sido un primer álbum, La musique, que es el que se vende comercialmente, con 12 canciones que empiezan con Le sens y continúan con Immortels y, una edición limitada para coleccionistas, con un segundo álbum, La matière, de otras 12 canciones que se pretenden más experimentales, aunque la enorme expresividad de Dominique A acaba rebasando estas fronteras que él mismo ha decidido.
"La idea de La musique era organizar las canciones para que llegara a un público no especializado, con temas que actuaran de puertas de entrada. No lo he conseguido, pero tampoco voy a ir más lejos", reconoce el músico que tampoco parece demasiado inquieto por la reacción. "El álbum se vende bien, aunque no deja de ser un éxito independiente. Tampoco me voy a quejar. Este sistema me permitió realizar el segundo álbum, con temas más difíciles que no quería sacrificar porque me gustaban igual. En La musique también hay temas como Hotel Congress o Qui es-tu? que son más duros, o el propio Les garçons perdus".
Dominique A ya intentó alejarse con sus dos anteriores álbumes, Tout sera comme avant (2004) y L'horizon (2006), del más restringido mundo indie, de donde salió a partir de la discográfica Lithium de Nantes en los años noventa. En Tout sera comme avant no solo se rodeó de los mismos productores del recientemente desaparecido Alain Bashung, sino que además fue a buscar a la Orquesta Sinfónica de Bulgaria. En L'horizon volvió a un dispositivo más familiar, con la ayuda de Dominique Brusson en un estudio de Bruselas. En La musique/La matière ha intentado sintetizar estas dos épocas, partiendo de la libertad de autor que le permite organizar sus creaciones y conciertos a geometría variable.
Un autor prolífico
"Cuando se es artista en solitario, se puede cambiar completamente de un día para otro de sonido porque no hay discusión de grupo. No hay un acuerdo con otra persona", se alegra este compositor que alterna las más variadas colaboraciones (Katerine, Françoiz Breutz, Jane Birkin, Jeanne Balibar, Yann Tiersen, Vincent Delerm, Psykick Lyrikah, Calogero… ) con formaciones distintas para cada disco y gira.
En esta ocasión, ha convocado al batería Sébastien Buffet (Autour de Lucie), el teclista David Euverte y el guitarrista-teclista Thomas Poli (Montgomery). De los tres, solo se mantiene David Euverte de su anterior gira para L'Horizon y de la que salió el libro Un bon chanteur mort (2007). "No hay instrumentos de viento. De hecho, en la anterior gira el batería era el trompetista y la percusión era bastante minimalista. Lo que le daba un toque muy primitivo".
Dominique A anuncia ahora un sonido "propiamente pop-rock". Para comprobarlo, los conciertos arrancan en octubre y continúan en Francia hasta abril del año que viene, con incursiones en Bruselas y otros países europeos como España con fechas todavía por definir. Su discográfica Cinq 7 ya tiene preparado un EP, Kick Peplum, con cuatro nuevas canciones, por si alguien quiere mantener el frenético ritmo de este músico en plena inspiración.