DJ Géro, el que pincha vinilos
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Fernando Navarro Sordo¿Los veinteañeors unos Jóvenes perdedores? Criticada a menudo, la la generación de los ochenta rebosa de talento. Tercera entrega de una serie de retratos entre París y Berlín.
Es la una de la mañana. Estoy frente a la puerta del Nouveau Casino, una de las plazas musicales parisinas más en boga del momento. Mientras centenares de jóvenes se apiñan junto a la puerta, Géraud, gorra americana en ristre y enfundado en su chandal de mil colores, me conduce hacia las profundidades abisales del edificio.
Sin más preámbulos, nuestra entrevista nocturna se desarrolla en el backstage, entre tazas de café y latas de cerveza, con el rumor lejano e impenitente de sus fans, impacientes por entrar en la lista de invitados a la sesión. Esta noche, Géraud, joven con barba de tres días, se convertirá de nuevo en “Géro el DJ”. “El negocio te lo exige..., atrae a mucha gente”, ironiza Géraud, el pinchadiscos del momento.
Generation 80 (Blog-Illustration: ©Eva John/Romy Straßenburg)
Del business a la música
Su carrera debutó más bien de forma vulgar. Durante tres años, siguió las clases de una escuela de comercio en Francia. Lo que pasa es que el mundo de los negocios no le entusiasmaba ni lo más mínimo. Queriendo sacarle provecho a su talento artístico, abandonó un día el mundo del business para lanzarse en la carrera de diseñador gráfico.
Estamos en 2001, el año en que la célebre Radio Nova francesa lanza el programa “DJ show hipnótico” por el que Géraud se vuelve loco. Al princpio, graba programas comprando sus propios discos. Luego, se mete de lleno a concebir sus propias mezclas. Por último, llegó la noche mágica de su consagración. Una fiesta de doscientas personas: “Por primera vez, me subí a la mesa de mezclas y me puse a experimentar con toda clase de cosas. ¡Qué demasiao!”
Luego, todo vino deprisa. Abrevió sus estudios de diseño, invirtió todo lo ahorrado en discos y una buena mesa de mezclas y se puso a actuar en plan independiente. El público atraído era sobre todo amante del hip-hop y de la música tecno. Inspirado por grupos de su adolescencia, los de los años ochenta, como los Indra o los Technotronics, va buscando crear su propio estilo, con influencias de corrientes como Snap!, Stereo Mcs y Confetti. Los clubes le catapultan y, efecto búmeran, todo el mundo empeiza a hablar de él hasta con sesiones ante 20.000 fieles.
Piezas home made
Decidido a jugar en el patio de los mayores, Géraud tendrá que demostrar casta afinando más su técnica y desarrollando nuevas ideas. Tras tres años de trabajo concienzudo, logra forjarse la reputación de mejor DJ de Francia.
Un aura que, no obstante, no le da para entusiasmar al jurado de una competición internacional en la que participa en Londres poco después, cuando presentaba uno de sus últimos trabajos. Una de sus creaciones, un collage de trocitos de cinta adhesiva con los que hacer saltar los discos en momentos determinados o, aún más, el break beat rythmus (un tipo de ritmo binario, ndtr) de su propia cosecha. “Ahora, eso es pasado. Ya no participo en competiciones, pues ya estoy donde soñaba estar. ¡No se presenta uno a la selectividad 20 veces!”
Esta vida de DJ que yo imaginaba tan excitante, sin tregua ni reposo, Gero me la describe como si fuera de lo más normal. “Salgo a escena una vez a la semana y el resto del tiempo compongo mis discos. Por un lado me muestro, y por otro no paro de trabajar.” Un éxito que no se limita a los muros de París.
Los clubes se lo disputan en Nueva York, Berlín, Londres o Pekín. “Los clubes me invitan. Soy para ellos el DJ de Francia. Gano lo suficiente para no tener que hacer nada más, y tampoco necesito mucho para vivir.”
¿Que el trabajo es la principal preocupación de los jóvenes? Géraud no lo tiene tan claro. ¿Cómo ve el futuro? Formando una familia y mudándose a un apartamento más amplio que el que tiene ahora, pero siempre haciendo música cuanto más tiempo, mejor. “De todos modos, no sé hacer otra cosa”, confiesa.
Furia creativa
Su colega Pierre acaba de llegar y le saluda con una palmadita en el hombro: “¿Es para el periódico?”. Tras unos comentarios sobre la generación nacida en los ochenta, empiezan a filosofar sobre la gente en la veintena.
“A nosotros, los nietos del baby-boom, siempre nos han recibido con un 'para ti no hay curro, chaval, t'as quedao sin asiento en esta sociedad'. Así que había que sacarse las castañas del fuego como fuera. ¡Es lo que hemos hecho! Tenemos rabia y seguramente eso nos ha hecho más creativos.”
Con cándido orgullo, al unísono, me enseñan sus tatuajes, unas letras negras encadenadas y puntillistas con las siglas “Ter” por Tacos et Revolvers, gravadas como prueba de su complicidad fratenal y expresar su indefectible amistad.
Ha llegado el momento de subir a escena. El disfrute que emana de él es visible y se transmite al público. La pista se llena de parejas que bailan. No sólo encadena los discos, sino que juega con ellos, los deja dar vueltas y vueltas, los cicatriza en ida y vuelta con una aguja y, brutalmente los detiene. Con un ojo puesto en sus portátiles y otro en la masa extasiada de gente ante él, añade: “Cuando pincho voy al 200% de mí mismo.” Y a tal velocidad navega el vinilo bajo los dedos de su maestro.
DJ Géro sobre su mesa de mezclas
Más perfiles en gen80.eu, un blog concebido como calendario de Adviento virtual, dinámico, participativo y franco-alemán ara descubrir día a día el mosaico de la generación de los ochenta. Durante un mes, Eva John y Romy Strassenburg, dos jóvenes periodistas de 24 años intercambian sus apartamentos y ciudades para escribir sobre la vida cotidiana, los temores, las dudas y los sueños de los jóvenes de su edad. Un proyecto que recibe el apoyo de la Oficina Franco Alemana de la Juventud (OFAJ).
Fotos: DJ Géro(©Romy Straßenburg); Página de inicio (©magaliB/istock)
Translated from Vinyl-Wunder