Diseño, ¿cuándo se convierte (o no) en arte?
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Ángela Alonso AmadorLa 14 edición del Pabellón del Diseño y de las Artes Decorativas, celebrado en París entre el 24 y el 28 de marzo, concluyó sin ofrecer una respuesta clara a esta pregunta de qué es arte. En la célebre feria, situada esta vez en el jardín de las Tullerías, hemos hablado de obras de edición limitada, del concepto del arte del siglo XXI y del tipo de adquisiciones hechas por los asistentes
Según la definición habitual, el diseño existe en todo aquello que posee un determinado aspecto. La palabra surgió para cubrir las necesidades de la emergente producción industrial de principios del siglo XIX. La revolución industrial y el consumo de masas obligaron a que se estableciera un acuerdo entre los talleres de artistas y las fábricas. La Bauhaus fue una de las primeras escuelas de diseño y continúa siendo una de las más influyentes. Su principal propósito era crear objetos funcionales, baratos y estéticamente agradables para que personas de estratos sociales inferiores pudieran acceder a la “belleza”, que entonces se consideraba un lujo. Sin embargo, podemos tener ciertas reservas con respecto a su objetivo, porque es la función de los objetos lo que determina las características estéticas y no al revés. Una butaca sirve para sentarse y cualquier intento de moverla equivale a una dosis diaria de deporte. Este principio es precisamente lo que distingue el diseño del arte. No obstante, a finales de marzo, la 14 edición de la feria parisina del Pabellón de Diseño y de las Artes Decorativas ha demostrado lo fina que es la línea entre el arte y el diseño.
14.500 euros por unidad
Las 80 casetas ofrecen la crème de la crème de los vendedores de arte y diseño. En ellas se podía encontrar de todo, desde joyería y cuadros anticuados hasta obras maestras de photoshop a gran escala, pasando por una lámpara con forma de hemisferios cerebrales. Junto al arte africano se veía pintura moderna, arte decorativo del siglo XX y casetas de diseño.
Una de las primeras casetas que nos encontramos pertenece a la galería londinense Carpenters Workshop. Un llamativo armario de acero gris tirando a negro (Buffe Nouvelle Zélande) destacaba entre una decoración por otro lado bastante ligera. Se trata de una disposición sencilla y cruda. La estructura es casi tosca, pues el armario parece inacabado y largas láminas de acero aparecen clavadas por un lado y dobladas por otro en varias direcciones. Parece como si Vincent Dubourg, el diseñador francés que lo ideó, quisiera mostrar las diversas fases de la creación de un mueble. Encima del armario hay un estante igualmente deconstructivista (¿acaso ha sido también víctima de una explosión similar?). Una pequeña etiqueta contiene un precio altísimo: 14.500 euros. ¿Sigue esto siendo diseño o se ha convertido ya en arte? “Sigue considerándose diseño, porque todos estos objetos son totalmente funcionales”, responde Loïc Le Gaillard, responsable de la caseta parisina. ¿Qué pasaría si el mueble en cuestión solo fuera funcional en parte, como sucede con Nouvelle Zélande? “Nuestra galería busca la unión entre mobiliario y escultura, pero no me atrevería a delimitar la frontera entre ambos”, explica Loïc.
Unos pasos más allá, una explosión diferente, esta vez de colores, llama nuestra atención. La galería parisina Perimenter presenta una butaca fabricada a base de caucho colorista. Las rayas de caucho, unidas con fieltro, quedan prensadas entre sí para, de este modo, formar el asiento y el respaldo. Resulta difícil adivinar si es una butaca estable, ya que cada obra expuesta va acompañada de un cartel que reza “no tocar”. Según explica el director de la galería, Nicolas Chwat, “estas butacas han sido creadas por diseñadores brasileños que han querido capturar esa alegría de vivir tan característica de su tierra natal”. ¿Existe un tipo de diseño europeo determinado? “El diseño europeo no existe, pues es algo que cambia de un país a otro”, comenta, mientras interrumpe su discurso ocasionalmente para dirigir a los visitantes de la caseta un suplicante “por favor, no toquen nada”. De nuevo, esto hace pensar, ¿estamos en un stand o en un museo?, ¿es esto diseño o arte?
“Diseño del siglo XXI”
“No te tortures con ese tipo de preguntas, el asunto es bastante sencillo. El diseño es un modo de vida”, afirma Matthieu de Prémont, director de la galería Spectra, que presenta una colección de muebles hechos con vidrio acrílico. Un producto especialmente popular entre los visitantes es un estante colgante con forma de hemisferio. Cuando observas esta obra, bautizada como Blue Planet, parece que esta no dispone de mucho espacio, pero se trata de una ilusión óptica, ya que su estructura transparente consta de numerosos y espaciosos compartimentos. Una pieza funcional y hermosa; sin embargo, tiene un pero: que se produce en grandes cantidades pero hasta ahora solo se han fabricado ocho piezas, lo sube el precio de cada unidad a la exorbitante cifra de 14.000 euros. De bienes de consumo a artículos de lujo, ¿es esta la trayectoria del diseño en el siglo XXI?
“El diseño del siglo XXI es un concepto inexistente, quizá con la única excepción de Ikea –he aquí un diseño moderno-, cuyos productos son funcionales, baratos y estéticamente agradables”, asegura Marc-Antoine Patissier, director de HP Le Studio, que viene en representación de los diseñadores italianos que se inspiran en el arte japonés. Y prosigue: “l verdadero diseño persigue eliminar lo innecesario, dar con la naturaleza de un objeto. El mobiliario aquí mostrado está sobrediseñado, es como si cada una de las obras aquí reunidas estuvieran gritando ‘¡mírame!’ y, sin embargo, no todos seríamos capaces de vivir en un piso donde cada uno de los objetos atrajera nuestra atención. Sería muy difícil vivir en una situación así.”
Diseño artístico y estático
A pesar de eso, hay quien adquiere obras en esta feria. A los compradores parecen no molestarles los diseños de mal gusto ni los precios exorbitantes. “No tengo nada en contra de los objetos que no cumplen un fin específico”, confiesa Patricia, a quien conocí en una de los stands. “Creo que en esta feria comercial estamos rodeados de diseños artísticos y me gusta esa mezcla”. Pero, ¿de dónde viene el interés por el “diseño artístico”?
“Antes solíamos decorar las casas con esculturas. Hoy en día nadie las compra, son productos reservados a instituciones, museos o compañías. En la actualidad la gente prefiere tener muebles originales en lugar de esculturas”, explica Andrew Duncansoz de Modernity, galería que representa a los diseñadores escandinavos. En su pequeña caseta encontramos todos los grandes nombres: Gio Ponti, Gerrit Rietveld, Verner Panton… así como formas claras, una combinación sencilla de materiales, butacas que sirven para sentarse en ellas y, todo esto, procedente de los años 30, 50 y 60 del siglo XX. Las butacas de caucho y los armarios post-detonación son la prueba fehaciente de que, aunque los diseñadores actuales lo han intentado, han fracasado a la hora de superar a sus maestros.
Translated from Nie ma przyszłości dla designu?