Dime dónde vives y te diré a quien votas
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laura feal sánchezLas listas electorales cuentan con cerca de un millón de franceses que residen en el extranjero. Lo que está sirviendo para atizar la codicia de los candidatos en campaña.
“A todos los expatriados descontentos con la situación de Francia y de haber partido, yo les digo: ¡volved!”. La promesa va firmada por Nicolas Sarkozy, durante su visita relámpago a la capital británica el mes de enero pasado. Delante de una sala repleta, el candidato del conservador UMP no dudó en hacer su llamamiento en Londres, como ya hiciera el General De Gaulle en la IIª Guerra Mundial.
Sin embargo, este ex Ministro francés del Interior no es el único candidato que corteja a aquellos compatriotas que, por motivos profesionales, fiscales o personales, han decidido exiliarse del país de los galos. ¿Por qué? Los 2,2 millones de franceses residentes en el extranjero representan una fuente inagotable de votos potenciales: es la octava provincia (departamento, dice ellos) en términos de importancia electoral. Este año, casi uno de cada dos expatriados se ha inscrito en las listas electorales. La cifra casi se ha triplicado desde la última batalla presidencial en 2002 pasando de los 380.000 a los 821.000 votantes.
Así, las operaciones de seducción de los pretendientes al Elíseo han sido diversas y variadas: uso de listas consulares, correo masivo y desplazamientos elegidos tras detenidos estudios. “El 45% de los franceses expatriados están concentrados en territorio europeo”, recuerda Hélène Charveriat, delegada general de la Unión de Franceses en el Extranjero (UFE). “Las comunidades en Suiza, Bélgica y Reino Unido son las más importantes.”
También la socialista Ségolène Royal ha hecho una pequeña escapada a Berlín justo antes de las celebraciones del cincuenta aniversario del Tratado de Roma, mientras que el centrista alternativo François Bayrou ha primado los correos electrónicos informales a sus “queridos compatriotas del extranjero”. ¿Los esfuerzos de los candidatos socialista y centrista convencerán a un electorado tradicionalmente considerado de derechas? Aún en noviembre de 2006, Valérie Pécresse, la portavoz del UMP, declaraba al periódico suizo Le Matin: “Los dos tercios votan al UMP”.
Candidatos jóvenes: más interés
“Si es verdad que se constata un aumento de la implicación de los franceses residentes en el extranjero en esta campaña, hay que relativizar los datos”, señala Claudine Schmidt, presidenta de la Asamblea de franceses en Suiza. “Solo 150.000 personas se han inscrito de manera voluntaria en el censo.” Los demás se han beneficiado del celo del Ministro de Asuntos Exteriores, consciente del peso de la comunidad de expatriados en los resultados del escrutinio electoral de 2007. Durante las elecciones italianas de abril de 2006, fueron los 228.000 votos de los italianos censados en el extranjero los que hicieron bascular el voto a favor del centro izquierda de Romano Prodi.
El 1 de enero de 2006, la administración francesa se ha apresurado en fundir las dos listas electorales que estaban en vigor en los consulados: la relativa al voto de los representantes de la Asamblea de Franceses en el extranjero y la concerniente a las elecciones presidenciales y el referendo. “Esto simplifica el procedimiento”, reconoce Schmidt. “Una vez registrados en el consulado, ciertos expatriados se han visto inscritos automáticamente para las presidenciales.”
Otra medida ha sido la descentralización de las oficinas de voto cuyo número ha pasado de 246 a 546 en el mundo. Sin contar la multiplicación de las urnas volantes o de las giras para recoger votos. “Hemos llevado a cabo numerosas campañas de sensibilización en cooperación con el ministerio”, se felicita Hélène Charveriat. “Es innegable que los expatriados se interesan más por estas elecciones presidenciales que por las de 2002: está el atractivo de la novedad porque los candidatos son más jóvenes.”
En boca de los expatriados
“Estoy contento de no vivir más en Francia para no haber sufrido esta campaña: los intereses de por medio no faltan y la elección de candidatos propuestos no ofrece solución a los problemas de Francia. Me parece que los extranjeros con los que estoy están más apasionados que yo por la campaña: todo el mundo tienen una opinión y me pregunta por quién voy a votar o qué pienso de uno u otro candidato: saben más que yo”, nos comenta Marc, de 27 años, politólogo en Bruselas.
“Visto desde el otro lado del Rin, la campaña francesa pierde su dramatismo: la prensa alemana se ha hecho fiel eco, pero tamizando los derechos y reveses de la campaña. La candidata femenina, Royal, es analizada con lupa –¿tendrá la misma suerte que Merkel?, ¿estamos en la era de la mujer política?- y las corrientes de opinión son recogidas pero con una concisión y un pragmatismo que dignifican algo más los gestos de sus protagonistas. Tienen un ojo irónico. “Para nosotros, la herramienta de Internet es indispensable con JT2Zero, youtube, las páginas web de los candidatos y la prensa francesa en línea”, explica Caroline, de 21 años, estudiante en Münster.
“Yo veo las elecciones desde un prisma político local. Una cosa me ha marcado desde Inglaterra: los candidatos franceses han adoptado una forma muy personalizada de hacer la política de Tony Blair. Los partidos políticos se desdibujan por una apuesta clara por el candidato en tanto que personalidades. Blair puede dejar el poder este verano, pero su manera de gobernar se reproducirá al otro lado del Canal de la Mancha”, sugiere Christophe Bickerton, de 27 años y médico en Oxford.
“En Noruega hay una fascinación de los medios de comunicación por Ségo, que encarna el prototipo perfecto de la mujer francesa”, cuenta Jean-Noël Lundh, de 29 años e ingeniero en Oslo.
“En Hungría, la campaña interesa mucho a los nativos: quizás a causa de los orígenes húngaros de Sarkozy”, razona Cécile Ranise, de 27 años y encargada de proyectos culturales en Budapest.
“Los expatriados franceses que trabajan en el sector de las finanzas en Londres están casi todos a favor de Sarkozy: si gusta tanto, sin embargo, es porque ha prometido convertir a Francia en un país más atractivo y flexible para quienes trabajan codo con codo con el capital, lo que permitiría volver a aquéllos que se han ido por falta de oportunidades en Francia. Yo no he visto ni a una sola persona aquí que no se interese por las elecciones”, asegura Agnès Baritou desde Londres.
“Entre el personal de las instituciones europeas, el voto Bayrou ya no es un tabú”, anuncia Lorenzo Morselli, de 28 años y asistente parlamentario en Bruselas.
Translated from Dis moi où tu vis, je te dirai pour qui tu votes