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Después de lo de Bruselas, si tuviera un hijo...

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Hace un par de días las cosas cambiaron. El cambio ya había comenzado tras lo ocurrido en la Charlie Hebdo y en París. Con lo de Bruselas, la belleza de mi ciudad se ha acabado. Como mujer joven, ya no pienso solamente en mí. Pienso en el hijo que aún no tengo y en lo que le diría si estuviera hoy aquí conmigo...

Si tuviera un hijo, le hablaría con sinceridad del mundo en el que vivimos. No buscaría destruir su inocencia ni romper sus sueños. Pero tampoco le haría creer que el mundo es de color de rosa.

Si tuviera un hijo, sé cómo lo educaría. Su padre y yo le inculcaríamos esos valores tan importantes que parecen estar perdiéndose hoy en día. El respeto, la tolerancia, la aceptación del otro y de sus diferencias, la riqueza que estas diferencias pueden aportar. Le enseñaría a amar las diferencias y a no temerlas...

Si tuviera un hijo, le diría que los errores de nuestros padres y de nuestros abuelos nous ont menés hasta ahora. Le diría que es con nosotros con quienes debemos vivir hoy. Pero la buena noticia es que podrá enmendar sus errores. Su generación tendrá el poder de cambiar las cosas, siempre que sepa por qué es importante...

Si tuviera un hijo, desearía que fuera valiente y fuerte. Su padre le enseñaría a luchar. Pero no para atacar, sino para defenderse y proteger a los que ama. Mi hijo, a los 12 años, será ya capaz de golpear a quien lo merezca. Le enseñaría a no dar jamás el primer golpe, incluso si la situación parece desesperada. Porque la violencia solamente genera más violencia... Pero, bajo ese mismo principio, le enseñaría a devolver golpe por golpe. Porque las bestias solamente entienden ese lenguaje, y es así como les transmitimos el mensaje.

Si tuviera un hijo, le enseñaría a ser un espíritu libre. A no dejarse dominar por yugos, a no caber dentro de un molde. Porque es el molde de la gente conformista que obstaculiza nuestra propia individualidad. Querer forzarnos a pensar como ellos, que estigmatizan al diferente y crean ese miedo al otro, al extranjero... Mi hijo o hija será libre mentalmente, libre de tomar sus decisiones en función de sus propios instintos, de sus propias valoraciones... Y no de lo que la sociedad le dicta…

Si tuviera un hijo, le diría que el ser humano puede ser salvado aún. Le enseñaría a tener fe en la humanidad, a pesar de todo lo brutal, cruel o desesperado que pueda llegar a hacer. Porque si tampoco tenemos fe en un mundo mejor, ¿de qué sirve ya luchar por intentar vivir?

Si tuviera un hijo, le hablaría de los dioses. Porque él oirá hablar de varios de ellos. Le enseñaría las religiones, sus diferencias, pero sobre todo sus similitudes. Porque, al final, poco importa cómo lo llamemos, creer en Dios es creer en un poder superior. Por lo cual, en la práctica, todos los creyentes creen en lo mismo. Solamente usan palabras distintas para decirlo...

Si tuviera un hijo, le diría que tuviera un poco de miedo. El suficiente para activar su instinto de protección. Pero el miedo bueno, el que te impulsa a seguir adelante, a superarte a ti mismo, a ver más allá. No ese que paraliza o que te hace sentir estúpido. Y aún menos ese que nos ciega y nos impide ver la realidad de las cosas... Porque la negación es más peligrosa que el propio miedo. Si nos negamos a ver las cosas tal y como son, no podemos hacer nada para cambiarlas.

Si tuviera un hijo, pediría perdón por haberlo concebido. Sería egoísta por mi parte. ¿Cómo, en las condiciones actuales, podría alegrarme de su llegada? Sabiendo en qué mundo tendrá que vivir. Un mundo en el que, a partir de ahora, cuando busque una casa para él y su familia, tendrá que tener en cuenta no solamente las escuelas, las tiendas y los medios de transporte cercanos, sino también asegurarse de que no haya ningún lugar próximo sensible de ser explotado por una bomba...

Y, sin embargo, sé que la mejor respuesta que puede darse al horror y a la muerte, es la vida. Continuar teniendo hijos, enseñándoles a ser adultos responsables el día de mañana. Continuar viviendo a pesar de todo, como los locos, como aquellos desesperados que se niegan a dejarse vencer por los monstruos… Solamente así se exorciza el miedo. Vivir es el corte de mangas más bello que uno puede hacer a los bárbaros. Y con una sonrisa, por favor...

Pero no importa, si tuviera un hijo ya sé lo que le espera. Y es por eso que no lo tendría...

Translated from Après Bruxelles, si j’avais un enfant…