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Desigualdad entre hombres y mujeres, ¿sólo una cuestión islámica?

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Sevilla

Shirin Ebadi contempla la posibilidad de acelerar el proceso de igualdad mediante el establecimiento de un Estado laico pero con cierto tono de indignación acusa a Occidente de simplificar el problema, obviamente universal, a la existencia de leyes islámicas para poblaciones civiles. "En Irak la agresión a las mujeres se ha disparado desde que se derrocó al régimen de Sadam Hussein, ¿ahora qué?”.

“En África existen leyes discriminatorias basadas en creencias étnicas que son denigrantes para las mujeres, en países como Sudán o Nigeria se practica impunemente la ablación, incluso en comunidades cristianas. En India, la tradición obliga a que la esposa sea quien se encargue de preparar todo el ajuar y la casa donde finalmente vivirá el matrimonio, si no es así, la fémina quedará repudiada por su familia. Incluso en Europa y Estados Unidos, referentes de progreso y libertades, el mundo de las finanzas y la política sigue en manos mayoritariamente masculinas. ¿Nuestra situación es una cuestión religiosa o tal vez un ejemplo más de machismo universal?”. Con este planteamiento, Shirin Ebadi, abogada iraní premio Nobel de la Paz en 2003, invita a la reflexión durante unas jornadas sobre igualdad de género celebradas en la Universidad de Sevilla.A pesar de los grandes logros que se han obtenido en materia de igualdad a lo largo del siglo XX, “queda mucho por hacer”, sostiene Ebadi. Un ejemplo claro de ello es que Finlandia, modelo de paridad, aún no se siente satisfecha. Tras una visita a este país nórdico, la premio Nobel subraya que el dominio del hombre va “más allá de unas escrituras sagradas”. La abogada iraní se dio cuenta de que ni siquiera en uno de los países más “desarrollados” la igualdad de géneros es una realidad, “casi todos los asistentes a la conferencia que impartí portaban un adhesivo sesgado por el margen superior izquierdo con el símbolo del euro en protesta por el ¼ de diferencia que sufren los sueldos medios entre hombres y mujeres”.

En este sentido, Shirin Ebadi se muestra crítica con la idealización de Occidente y asienta que la carrera de la mujer está en diferentes puntos de evolución entre Europa y Oriente, apenas cuenta con 50 años de ventaja. Así pues, Ebadi hace una especial referencia a la España franquista en que todavía en los años 60 las esposas debían pedir permiso a sus maridos para viajar o sacar dinero del banco. Situación muy similar a la que hoy viven países como Arabia Saudita, Kuwait o Yemen, donde las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda cuyo status social depende del número de hijos varones traídos a este mundo. Y vuelve a cuestionarse, “¿creen que se trata de directrices teológicas o simple justificación del poder masculino?”.

La vía del Estado laico: contradicciones

Shirin Ebadi contempla la posibilidad de acelerar el proceso de igualdad mediante el establecimiento de un Estado laico pero con cierto tono de indignación acusa a Occidente de simplificar el problema, obviamente universal, a la existencia de leyes islámicas para poblaciones civiles. Sin embargo, hace alusión a pasajes del Corán en que se apoyan leyes iraníes por las que un hombre puede casarse con 4 mujeres y separarse de ellas sin motivo aparente y no viceversa, legislación que considera la vida de un hombre como dos veces la de una mujer, o pegar a ésta cuando le desobedezca. Por ello, está de acuerdo en que el desligamiento del Estado y la religión son necesarias, pero no vitales. En Irak, añade, “la agresión a las mujeres se ha disparado desde que se derrocó al régimen de Sadam Hussein, ¿ahora qué?”.

Desde Rosa Luxemburgo en la Alemania de principios del Siglo XX, la conquista del sufragio universal, la ciudadanía, la paridad laboral, etc. son pequeñas metas dignas de reconocimiento, pero no es suficiente. Actualmente, en el Parlamento iraní trabajan trece mujeres por presión de fundamentalistas, cuando el 65% de los estudiantes de universidad son chicas. En Irán, hace 50 años se practicó el sufragio universal con el islam como religión oficial. Actualmente, Shirin Ebadi encuentra grandes dificultadas para representar a sus clientes si estos no profesan la religión musulmana. Mientras en China las familias abandonan o matan a sus hijas porque el varón sigue siendo el 'rey', “vuelvo a insistir: ¿es un problema de religión o sobredotación del poder al hombre?”.

Clara Fajardo

Translated from Gleichberechtigung – nur ein islamisches Problem?