Desarrollo sotenible: lo que la Unión predica tan bien….
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álvaro navarro… y practica tan mal. ¿Habéis oído alguna vez hablar de “educación para el desarrollo? Aquí: una propuesta concreta.
La globalización ha terminado por “globalizar” también el conocimiento recíproco entre culturas diferentes y mundos que hasta hace pocos decenios ni siquiera habían entrado en contacto. Lo demuestra la política exterior europea que, sobretodo en el periodo post-colonial, ha buscado concentrarse en la ayuda a los países más pobres para asegurar el desarrollo. Flujos de capitales, know-how y políticas de ayudas se han convertido hoy en día en la panacea de aquel sentido malestar respecto al desarrollo en la Europa de finales de siglo: un malestar provocado por la nueva conciencia del deber de curar el mal desde el origen para no esperar la expansión del fenómeno en nuestro propio territorio.
Multinacionales: la libreta de la sostenibilidad
Pero la globalización se muestra, frecuentemente, incontrolable hacia un desarrollo que tiene poco en cuenta aspectos tales como el medioambiente y los derechos del hombre; se muestra asimismo revolucionada con la espasmódica necesidad de conquista de nuevos mercados para adjudicarse una mano de obra siempre más barata. Basta pensar en las problemáticas situaciones de numerosas multinacionales, entre las cuales se encuentra la suiza Nestlé quien, por ejemplo, en 2002 solicitó del gobierno etiope una indemnización de 6 millones de dólares por la nacionalización de una supuesta filial durante la década de los 70’. Y no sólo eso, Nestlé es también una de las empresas que ha superado de lejos en Inglaterra los límites admitidos de emisiones contaminantes, sin olvidar el escándalo del café, nocivo sobretodo para los países latinoamericanos, principales productores de esta planta. Nestlé es una de tantas unidades del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible que persigue, con escasos resultados, frenar los “daños colaterales” de un crecimiento sin control.
Del mismo molde también salen los grupos industriales reunidos en la Mesa Redonda Europea de Industriales y en la Organización Mundial del Comercio avanzando hacia una liberalización desenfrenada de los mercados de los países en vía de desarrollo. Adoptada la tendencia contraria -habría que subrayarlo- de grupos industriales como Coop, la importante cooperativa agroalimentaria italiana, que ha adoptado un rígido código de conducta para el propio desarrollo industrial.
Objetivo: la sociedad casera
Sin embargo, los alumnos modélicos escasean. Hoy en día, urge desarrollar programas educativos que asomen a la propia sociedad civil europea a la temática del desarrollo sostenible. Sostenibilidad que debe emerger sobretodo en el interior de nuestros confines europeos, favoreciendo la investigación y desarrollo de alternativas energéticas y solicitando a los propios socios comerciales el respeto, cuando menos en la producción de artículos exportados a Europa. Es cuanto prevé el Protocolo de Kyoto: cada acción emprendida a nivel nacional para limitar las emisiones de gas de efecto invernadero, en efecto, debe implicar de manera significativa al mundo empresarial. A nivel italiano, por ejemplo, las emisiones atribuibles al sector industrial y energético representan cerca del 52% del total de emisiones.
El concepto de educación al desarrollo nace a principios de los años setenta por parte de dos educadores y sociólogos latinoamericanos, Paulo Freire e Iván Illich, quienes proponen como fin de la educación la liberación del individuo. La educación hacia el desarrollo se basa no sólo en el respeto y la valorización de las diferencias entre hombres y sobre la conciencia de la creciente interdependencia global entre las naciones y pueblos, sino también en el fomento de los derechos humanos y la resolución pacífica de los conflictos. El diálogo se convierte en el primer instrumento de esta estructura pedagógica, siendo siempre más numerosos los programas que apuestan por la educación al desarrollo.
Ong, Banco Mundial & co.
El Banco Mundial no está de más. Pero se trata de un fenómeno desarrollado también por ONGs siempre más profesionales, quienes han unido su saber mediante la creación de una federación de entes dedicados a la ayuda y al desarrollo, denominado“Concord Europe”. Es relevante el tratado, tras la última ampliación Europea a 25, no sólo en la relación Norte-Sur sino también en la vertiente Este-Oeste, que incumbe más a los equilibrios internos en la propia Europa. La Comisión Europea ha intentado, por tanto, invertir en educación al desarrollo también en el interior de la Unión con programas no limitados al pequeño abanico de los profesionales del sector.
Pero no basta. No podemos permitir que una política de desarrollo para nada sostenible redunde en nuestro perjuicio, acabe con nuestro presente, pero sobretodo con nuestro futuro y el de aquellos que vendrán tras de nosotros. Es por esto por lo que debemos hacer partícipe a la sociedad civil de los daños que provoca en el entorno ambiental y humano, y trabajar en una educación hacia el desarrollo de un nuevo tren capaz concienciar a los europeos, debiendo dar la nueva Europa ejemplo de las políticas útiles en la protección de un mundo cada vez más en peligro. Este mundo es también Europa, no lo olvidemos.
Translated from Sviluppo sostenibile: quando l’Unione predica bene…