¿Derechos políticos para los extranjeros en Letonia?
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laura saliLa problemática de la inmigración a menudo ocupa las primeras páginas, pero la pregunta acerca de los derechos de los extranjeros raramente aparece. En el marco del reciente debate en Italia, Letonia podría servir como un interesante caso de estudio...
En contraste con la Europa occidental, la inmigración en el Este es considerada más como algo del pasado soviético que como parte del futuro europeo. Por ejemplo, desde su independencia, Letonia –que espera sumarse a la Unión Europea en mayo del 2004-, ha estado forcejeando para integrar masivamente a la población inmigrada. Hoy, como resultado de una enorme afluencia durante el periodo soviético, la situación en Letonia y en la vecina Estonia puede ser única en Europa. En 2003, la franja étnica de letones y estonios representaba sólo el 58% y 65,2% de sus respectivas poblaciones. Además, hay que tener en cuenta que el 31% de la población en Estonia y unos 494.319 (de una población de 2.234.183) en Letonia no tienen ciudadanía.
Las élites políticas sucesivas, compuestas principalmente por letones étnicos, percibieron la necesidad de “proteger” el `ethnos´ ante la situación demográfica desfavorable. Como resultado, se implementaron unas duras leyes ciudadanas a principios de 1990 y gran parte de la población fue excluida del derecho a participar en la vida política. Quienes habían llegado en los años 70 y habían vivido en estos países nunca se sintieron tan injustamente tratados.
Las élites políticas en Letonia temen por su estatus
Los defensores de los derechos de las minorías aspiran a reinstalar el derecho a que los inmigrantes participen de la vida política –como mínimo, a través de las elecciones municipales-, y por lo tanto a que tengan voz en las decisiones que afectan directamente sus vidas. Por ejemplo, la reforma de la educación reemplaza el lenguaje ruso en las escuelas para que la mayoría de materias se den en letón. Los reformadores más radicales reclaman una “variante cero” en la ciudadanía, concesión que se ha otorgado a todos aquellos que viven en Letonia desde 1990, junto con el reconocimiento del ruso como la segunda lengua oficial. Letonia ha facilitado ampliamente el proceso de naturalización, pero esto no ha ido tan lejos como se esperaba.
Ideas similares han sido recientemente expresadas en Italia. La propuesta del político Gianfranco Fini –de la Alianza Nacional-, para extender el derecho a voto en las elecciones administrativas a todos los inmigrantes legales que han residido en Italia por, al menos, seis años, no ha sido para nada bien recibida. El argumento de Fini referido a que “ha llegado el momento de discutir si les otorgamos a los inmigrantes que viven, trabajan y pagan sus impuestos en Italia... el derecho a votar” fue recibido con una fuerte oposición.
Este cambio de política, sin embargo, debe ser analizado desde un ángulo realista tanto como desde una perspectiva de justicia social. Italia recientemente ha adoptado una ley de inmigración estricta: la concesión del derecho a voto para los inmigrantes existentes sería necesaria para mantener en silencio a aquellos que han llegado en el último tiempo, pero no significa de ningún modo abrir las fronteras a los extranjeros.
Lo mismo ocurre en Letonia, donde las raíces de la actual situación son realmente históricas, pero también políticas. “Muchos letones temen que si se les otorga el derecho a votar a los no-ciudadanos, habrá una reorientación de la política hacia el Este”, afirma Nils Muiznieks, ministro de Integración de Letonia. “Hay también dudas acerca de si al darles mayor influencia política, se presionará para que el ruso sea una lengua oficial y desaparezcan los incentivos para aprender letón”, sostiene.
Recientemente, el partido conservador en Letonia “Fatherland and Freedom/LNNK” casi triunfa al acusar al (ruso parlante) Martijan Bekasovs desde el puesto de observador en el Parlamento Europeo, por “decir absolutas mentiras y desacreditar al estado letón” cuando hizo circular una enmienda en dicha institución sobre discriminación contra las minorías étnicas en Letonia. Afortunadamente, las reglas del Parlamento Europeo impidieron esta moción de esta parte del gobierno nacional, pero el incidente mostró las diferencias y tensiones entre los denominados letones y los partidos rusos.
¿A quién quiere la Unión Europea?
Excluir a los residentes durante mucho tiempo de los derechos políticos puede restar legitimidad a la democracia. Tal como muestran las estadísticas, contrariamente al 67% que votó por el “Sí” en el referéndum sobre la integración de Letonia a la UE, las regiones en donde mayoritariamente se habla ruso votaron en forma masiva en contra. Esta disparidad de actitudes quizás sea una protesta contra la élite que dejó a la población ruso parlante fuera de la comunidad política, pero la conclusión que deja es que el resultado del referéndum fue una decisión quizás tomada por la mitad de la población.
Recientemente, representantes del Consejo Europeo aconsejaron a Letonia encontrar un camino para conceder a los no-ciudadanos el derecho a voto en las elecciones locales, pero sólo ha sido una recomendación. El gobierno ha señalado que este consejo no puede ser tenido en cuenta puesto que es contrario a la política de integración en Letonia.
El derecho al voto ha comenzado a ser un tópico en boga respecto al funcionamiento de Letonia en la Unión Europea. Los no ciudadanos de Letonia tendrán menos derechos en la UE ampliada que el resto de la población. Los ciudadanos de los países miembros de la UE, en cambio, disfrutarán del derecho a votar en las elecciones locales y del Parlamento Europeo, pero la comunidad rusa de Letonia no tendrá los mismos derechos. Fini acierta al sostener que el estado necesita afrontar las demandas de la gente que vive en el país, que paga sus impuestos, obedece la ley y contribuye al desarrollo de su país.
Translated from Aliens in Latvia