Derechos de los homosexuales en Lituania: 'un paso adelante, dos atrás'
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Claudia Caballero LópezLa lucha contra la homofobia en Lituania tiene aún un largo camino que recorrer. Políticos, medios de comunicación e iglesia obstaculizan la aceptación social, mientras la UE no parece estar en condiciones de cambiar la situación. Primera parte del reportaje.
Vilnius, 29 de noviembre de 2013. Unos vaqueros con una cremallera en el culo. El parlamentario lituano Petras Gražulis me los muestra con orgullo en su despacho de Seimas, el parlamento lituano. Grazulis, de 55 años y dirigente del partido de derecha-populista Orden y Justicia, ha hecho que se confeccione el pantalón especialmente para expresar su asco hacia los homosexuales. El 12 de noviembre vino en persona para ofrecer un ejemplar a la asociación de gays en Vilnius. “Los voy a patentar, vendí un montón”, me asegura, antes de empezar un largo discurso sobre la manera de “curar” la homosexualidad -“una maldición venida de la UE”- con grandes refuerzos de citas bíblicas.
La iniciativa de Grazulis solo hubiera sido un chiste de mal gusto si no dijera tanto acerca de la situación de los derechos de los homosexuales en Lituania, más de 3.5 millones de personas. "Todo el mundo ha oído hablar de su acto, pero ningún hombre político le ha condenado”, se lamenta Vladimir Simonko, presidente de la asociación de gays de Lituania.
El 35% DE LOS LITUANos está EN CONTRA DE LOS DIPUTADOS HOMOSEXUALES
Varios estudios muestran la actitud negativa con respecto a los homosexuales en Lituania. Solo el 52% de los lituanos están a favor de la igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo, según una encuesta del ombudsman. Un 42% de las personas encuestadas tendrían miedo si su hijo tuviera un profesor homosexual. Un estudio de la Agencia europea de los Derechos Fundamentales en Viena muestra que un 61% de las personas LGBTI (lesbiana, gay, bisexual, transexual o intersexual) en Lituania están discriminadas o acosadas, siendo la tasa más elevada de la Unión europea.
Sin embargo solo 5 proposiciones de ley están estudiándose. Textos que pueden ser calificados fácilmente como homófobos o de anti-transexuales y que conciernen tanto la prohibición de cambio de sexo, como la prohibición de adopción por parte de parejas homosexuales, la penalización de la “denigración pública de los valores éticos constitucionales” (se entiende: el matrimonio entre hombre y mujer), la supresión del ultraje a los homosexuales en el Código Penal y la cobertura de gastos de las manifestaciones públicas (se entiende: los gay pride). Además, se han sacado adelante varias tentativas para inscribir en la Constitución que el matrimonio esté reservado a hombre y mujer, como en Croacia.
Un anuncio informativo sobre el Baltic Pride se ha rechazado en la televisión pública hace algunos meses a causa de una enmienda a la ley de protección del menor que entró en vigor en 2010 y que prohibía “la propaganda en favor de las relaciones homosexuales, bisexuales o polígamas”.
El Parlamento Europeo votó una resolución contra esta enmienda, que permaneció sin resultado. La única posibilidad de difusión del anuncio era después de las 23h y con la mención “contenido para adultos”. De repente, solo una cadena privada aceptó la emisión en su programación. “Aquí es como en Rusia”, afirma Simonko, haciendo referencia a la ley rusa que prohíbe la “propaganda de la homosexualidad”. En este contexto un militante de los derechos del hombre ha sido condenado recientemente.
“NUESTROS POLÍTICOS SON NUESTRO MAYOR PROBLEMA”
Sin embargo el Baltic Pride de julio fue un éxito, pese a algunos incidentes y a las fallidas tentativas por parte del ayuntamiento de alejar la manifestación del centro de la ciudad. “Tengo la sensación de que cada vez damos un paso hacia alante pero dos hacia atrás”, dice Simonko. “De hecho, son los políticos los que suponen nuestro mayor problema. Están convencidos de que la gran mayoría de la población es homófoba, y actúan en consecuencia. O bien no se atreven a manifestarse a favor de los homosexuales por miedo a perder votos.” La mayoría consideran la homosexualidad como una enfermedad o una perversión que hay que combatir, según una encuesta llevada a cabo entre los diputados.
Los partidos social-demócratas y liberales cuentan con algunos miembros a favor de los derechos de los homosexuales, pero “se pueden contar con los dedos de una mano”. Más allá del partido liberal (en la oposición), ningún partido aboga por un pacs (Pacto Civil de Solidaridad) destinado a personas del mismo sexo. Además, Lituania posee un gobierno de larga coalición dirigido por el Primer ministro, Algirdas Butkevičius, de Orden y Justicia, el Partido Social-demócrata, el Partido Laborista y el Partido de la minoría polaca - “sobre los derechos de los homosexuales podemos tacharlos” resume Simonko.
Sin embargo, los social-demócratas cuentan con una gran militante por los derechos del hombre en sus filas: Marija Pavilioniene, de 69 años, profesora y feminista. En el seno de su partido solo cuenta con cuatro o cinco miembros que comparten su punto de vista. Los vaqueros de Grazulis la disgustan: “Él y muchos otros homófobos están obsesionados con la sexualidad. Pero no se trata del sexo, ¡se trata de los derechos del hombre!”. Numerosos son los social-demócratas que no la apoyan. “Siento una presión contínua para que abandone mis ideas progresistas”, cuenta en una cafetería del centro de Vilnius. “Presioné a nuestro ministro de Justicia para hacer una proposición de ley para un pacs”, explica Pavilioniene. “Me lo prometió, pero aún estoy esperando. La proposición está ahí, ¡solo tiene que sacarla del cajón! Pero tiene miedo. Incluso la presidenta, Grybauskaité, dice que el tiempo del pacs aún no ha llegado. No se atreve. Solo con que dijera en público que ‘varias formas de vida familiar son imaginables’ haría avanzar las cosas”. Por lo demás, corren rumores que dicen que Grybauskaite, apoyada por los conservadores, es lesbiana.
A día de hoy solo un hombre político lituano ha salido del armario. Se trata de Rokas Zilinskas, antes periodista y presentador del telediario de 41 años, actualmente diputado del partido conservador Unión Patriótica. “Su partido le utiliza para hacer retroceder los derechos de los homsexuales", afirma Simonko. "¡Estaba en contra del Baltic Pride! Cree en las protestas silenciosas y piensa que la homofobia se resoldrá por sí misma. Incluso ha propuesto disolver nuestra asociación”.
TODAS LAS DECLARACIONES RECOGIDAS POR JUDITH SINNIGE, EN VILNIUS.
Mañana se publicará la segunda parte del reportaje, dedicada a la influencia de la iglesia y los medios de comuncación.
Translated from Droits des homosexuels en Lituanie : « Un pas en avant, deux en arrière »