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Democracia europarlamentaria

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La Comisión non nata de Barroso se ha topado con el resultado de las difíciles negociaciones entre gobiernos Europeos para la formación del Colegio de Comisarios. ¿Se trata de jugar al Risk o al "Corro de la Patata"?

No es la primera vez, ni será la última que las instituciones Europeas se enfrentan, ni es este un buen momento para la Unión. Después del bloqueo del acuerdo de Tratado Constitucional allá por febrero de este año; después del incumplimiento del Pacto de Estabilidad; después del rechazo del Consejo al Estatuto de los Diputados sin justificación alguna; después de la bajísima participación en las elecciones al Parlamento; después de la pintoresca elección del Presidente del Parlamento; llegó Barroso con un Colegio de Comisarios de lo más estrambótico. No sólo estoy hablando de la elección del honorable Buttiglione como Comisario Designado para la cartera Justicia e Interior -del que ni si quiera voy a comentar sus absurdas declaraciones y la instrumentalización que de ellas se ha hecho-. Hablo también de Kovàcs, el húngaro colaborador de un régimen autoritario que se presentó ante la Comisión de Industria sin tener idea alguna de lo que estaba hablando. Hablo de la comisaria designada para Competencia –Kroes-, que ha formado parte de innumerables consejos de administración de importantísimas compañías europeas y pretendía inhibirse en caso de conflicto de intereses (prácticamente todos los casos). Hablo de Almunia, que en cuanto nos despistemos cambia las reglas del juego n cuanto al Pacto de estabilidad y aquí paz y después gloria. ¿Llegó la hora de la victoria para el Parlamento Europeo? Sí.

Nadie doblega a nadie

Y es que no estamos atravesando una buena temporada. Estamos ante la elección de un nuevo Colegio de Comisarios que "se eligen por su capacidad, no por sus ideas" (1), porque si fuera así no tendríamos el Presidente del parlamento que tenemos. No creo que sea cierto que se abra un periodo de crisis, como decía no hace pocas fechas el Vicepresidente del Parlamento Alejo Vidal-Quadras. Pero tampoco creo que un hipotético voto en contra de la propuesta de Barroso hubiera sido un triunfo de la democracia, porque la democracia hubiera triunfado con el voto a favor o en contra. ¿Triunfó la democracia cuando la Comisión Prodi pendía de un hilo por el caso Eurostat? Sí (se equivocara el parlamento o no). Pero no nos engañemos, no venimos de la mejor comisión del mundo. Prodi promovió e hizo campaña activa a favor de la lista única del centro-izquierda italiano para las elecciones europeas, pero matizando que lo hacía "en su tiempo libre", para después apuñalar al ciccio bello(2) que se parte la cara por él en el Parlamento italiano. La rápida conclusión es que la política europea deja mucho que desear. Pero en esta situación la decisión de Barroso ha sido la acertada. Este magnífico orador, que habla a la perfección por lo menos cuatro lenguas, no se ha doblegado ante el parlamento. Primero, porque el parlamento no existe para doblegar a nadie (ni si quiera al resto de instituciones) sino para participar en la toma de decisiones. Barroso lo sabe y por eso se ha mostrado atento a la opinión de los grupos parlamentarios y ha retirado la propuesta, por lo cual algunos nos alegramos.

Todos ganan

Gana el Parlamento, incluso sin haber votado. Gana Barroso, porque retira un colegio plagado de políticos de tercera fila y tendrá más poder a la hora de aceptar o no a los candidatos de los gobiernos de la Unión. Ganamos los ciudadanos de la Unión porque el sistema europeo, en el que prima la democracia, refuerza al parlamento. No creo que haya crisis en la Unión Europea, ni siquiera la habrá si se rechaza el Tratado Constitucional. Es verdad que durante un tiempo caminaremos más despacio, pero como dice la Vicepresidenta de la Comisión, Loyola de Palacio, la Unión avanza a base de pequeños pero sólidos pasos.

Ha sido mucho el camino que ha recorrido el Parlamento, desde su primera elección por sufragio universal en el año 79, y el que le queda por recorrer. Pequeños gestos ayudan en esta andadura inacabable, porque la democracia no es la meta, sino el camino. El sistema muta y se adapta a las necesidades de la sociedad: trabaja para y por los ciudadanos, aunque es cierto que las consignas que han llegado durante estos días a los diputados de los diferentes grupos han sido de lo más contradictorio. Pero también es cierto que los ciudadanos en ningún caso quedamos al margen. Votamos al Parlamento de manera directa(3), votamos a nuestros gobiernos nacionales que son quienes nos representan junto al Parlamento en la Unión. Es bueno cuestionar el sistema, eso ayuda a su mejora; lo que no es ni bueno, ni sano, es pretender que las instituciones están en guerra, porque es mentira. Que el Parlamento quiera que su voz sea escuchada y tenida en cuenta no significa que sea el archienemigo del Consejo o de la Comisión: significa que en la balanza institucional las pesas se mueven y recolocan. Las instituciones no pueden vivir las unas sin las otras. Este es el Corro de la Patata de la Unión Europea.

(1)José Ignacio Salafranca, Pleno del Parlamento Europeo, 28 oct. 04.

(2)Francesco Rutelli, lider de la Marguerita y "jefe de la oposición" italiana.

(3)Desde el Tratado de Maastricht todos los ciudadanos de la Unión, residan donde residan, pueden participar activa y pasivamente en las elecciones al Parlamento Europeo.