Del mito al rito: ¡las huelgas francesas!
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“Aujourd’hui un arrêt de travail perturbera la circulation dans l’ensemble des trains”. Ésta era la voz que se escuchaba salir de los altavoces de la estación de Saint-Lazare el 13 de octubre de 2010, y a la que en realidad no le puse mucha atención: después de todo sólo quería pedir informes sobre la obtención del pass navigo y no tenía ninguna intención de tomar el metro ese día.
Había llegado a Francia de México hacía ya algunos días para trabajar como asistente de lengua en París, y antes de salir ya me habían prevenido del “gusto” que tienen los franceses por manifestarse: “Tienes que verificar que tu vuelo esté confirmado –me decía una maestra que había estado recientemente en Francia- ¡Nunca se sabe con esos franceses! En ese momento me preocupé un poco (como todo el mundo se preocupa por todo en las vísperas de un gran viaje) pero finalmente lo olvidé…tenía todavía muchas cosas que hacer como para estar pensando en eso. Evidentemente algunos días después constaté que ella había exagerado: mi vuelo AirFrance México-París salió sin ningún problema el día y a la hora que tenía que hacerlo. ¡Era obvio! Incluso si a los franceses les gusta manifestarse no pueden interrumpir el tráfico de los vuelos y dejar a cientos de pasajeros varados y abandonados a su suerte, me decía entre mí.
Esa misma semana del 13 de octubre había quedado de verme con otra asistente mexicana para pasear un poco en París. Desgraciadamente ella no había tenido tanta suerte y había sido asignada a la Academia de Créteil…¡zona 6! “no hay mucho que hacer”, me había contado con decepción. Después de haberla esperado dos horas en la estación de Lyon, finalmente me dije que nunca iba a llegar… Tal vez habíamos entendido mal la fecha, la hora, el punto de encuentro, y como era nuestra primera semana en París, todavía no teníamos celular y por lo tanto ninguna posibilidad de comunicarnos. Esa noche, recibí un mail de ella que decía: “lo siento mucho, no pude irme porque ya no había trenes para regresar”, esto me pareció un poco raro. Y después continuaba: “están cancelando muchos trenas por la huelga”. ¿Pero cómo? ¡Estamos en Francia! ¡Es el primer mundo! Si en la ciudad de México -20 millones de habitantes- empezaran a cancelar el transporte público, ¡la ciudad se vendría abajo! No confiaba mucho en las declaraciones alarmistas de mi amiga y pensé: Está exagerando, seguramente no vio bien los horarios de los trenes. Pero algunos minutos después recibí EL email, el anuncio inminente, las palabras que confirmaban una situación que no quería ver. Era un mensaje de la coordinadora de español del liceo en donde trabajo: “Nuestro movimiento sindical comienza y continuará algunas semanas más. No vale la pena que te presentes a clase. Te vemos el 9 de noviembre. ¡Felices vacaciones!” Entonces, ¡era cierto! Ya no era un mito sino un verdadero rito que parecía llevarse a cabo todos los años en Francia, una religión a decir de muchos. Trenes y vuelos que se cancelan, alumnos que bloquean las entradas de los liceos con enormes botes de basura, sindicatos que se manifiestan en las calles de toda Francia. No se puede entender hasta que se vive.
Ayer en la noche, una amiga que vive en Toulouse publicó un mensaje en facebook: “¿Por qué nieva en todos lados menos en donde estoy? ¡No es justo! ¡Propongo una huelga!”.Y yo me digo: todo el mundo tiene derecho a tener un poco de nieve sobre su techo. Entonces, ¿por qué no proponerla? Ahora lo sé… Estamos en Francia y aquí ¡todo es posible!
Écrit par Rocio Munguía Aguilar