De titulados universitarios y becarios a ninis: en busca de un trabajo
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Manu SánchezUno de cada cinco jóvenes –alrededor de 5,5 millones de ciudadanos – de la UE no encuentra trabajo; muchos desempeñan puestos para los que están excesivamente cualificados. De tanto en tanto el desempleo juvenil es noticia de primera plana en toda Europa, pero ¿cuáles son las historias tras las estadísticas? Este es el segundo artículo de un reportaje en varias entregas desde Bucarest y Londres:
Los jóvenes que se incorporan al mercado laboral en Reino Unido no tienen por qué sentirse afortunados necesariamente. Si lo comparamos con el salario mínimo en Rumanía de 157,50 € para el año 2015, el equivalente en Reino Unido es de 1524,98 €, pero a pesar de tener sueldos más altos, existe una gran competencia por las vacantes, sobre todo en Londres.
Tianyan Xu, de 24 años, nació en China de padres chinos. El año pasado consiguió un puesto gracias a un competitivo programa para titulados de British Telecom (BT), pero dice que su generación, la que se ha graduado en los últimos cinco años, cuando surgió la crisis financiera, puede sentirse paralizada por la competencia. La joven explica que muchos de sus amigos desistieron tras varios intentos fallidos en el difícil proceso de solicitud.
"Sortear los obstáculos resulta bastante molesto, porque no solo depende de tus competencias y habilidades, sino que se basa en la percepción. Solo tienes una oportunidad para demostrar lo que vales", afirma.
Su amiga Adeola Adeyemo, de 24 años, con un máster y varias prácticas profesionales a sus espaldas, anhela trabajar en el mundo editorial. Sin embargo, dice: "Por lo que se ve, mi trabajo soñado es imposible… Estoy un poco frustrada, pero no sé qué hacer para remediarlo. Me da la sensación de estar golpeándome la cabeza contra un muro de ladrillos. Tengo bastante experiencia sobre el papel. Creo que es cuestión de que hay una oferta excesiva de personas cualificadas y una escasez de trabajos". Ha pospuesto su sueño mientras trabaja en ventas, nos cuenta, y añade: "Me gustaría saber que podré volver a trabajar [en el mundo editorial], pero no tengo ni idea de cómo podría hacerlo desde la posición en que me encuentro".
Por supuesto, Tianyan y Adeola se cuentan entre las afortunadas, porque hay más de un 20 % de jóvenes desempleados en toda la UE, una tasa que duplica a la de todos los grupos de edad juntos y que casi triplica la tasa de la de los mayores de 25 años. 7,5 millones de jóvenes entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan (los llamados "ninis") mientras que hay 2 millones de vacantes sin cubrir en la UE. La UE ha prometido 6 mil millones de euros para apoyar a las regiones que se ven más afectadas por el desempleo. La cifra parece enorme, hasta que se tienen en cuenta los costes: se calcula que los ninis le cuestan a la UE 153 mil millones de euros (el 1,21 % del PIB) al año en prestaciones y pérdidas de ingresos e impuestos.
¿Dónde pedir ayuda?
¿Cómo podemos cambiar la situación? Ayudando a que los jóvenes desarrollen las competencias pertinentes, según Cristian Ionescu del BPI Group Rumanía, una empresa que está llevando a la práctica un proyecto piloto financiado por la UE para que 2500 ninis consigan trabajo:
Cristian Ionescu del BPI Group Rumanía habla de ayudar a que los jóvenes desarrollen las competencias pertinentes.
"Existe una falta de correspondencia entre el sistema educativo y lo que las empresas necesitan de verdad", dice. Tampoco se corresponden las expectativas: las empresas se quejan de que los jóvenes demandantes de empleo no posean competencias prácticas. Sin embargo, afirma que "las expectativas de los jóvenes respecto a los sueldos no son realistas".
El proyecto ofrece prácticas, formación profesional o formación en competencias empresariales en sectores que satisfacen la demanda de la industria local (como electricistas en regiones industriales o camareros en zonas turísticas) con el objetivo de suplir algunas de estas carencias. No obstante, hasta Cristian se cuestiona si es realista cumplir la Garantía Juvenil de la UE, una iniciativa que pretende que todos los jóvenes europeos menores de 25 años reciban una oferta concreta y de buena calidad en un plazo de cuatro meses tras el fin de su formación o el inicio de su periodo de desempleo.
"No creo que sea factible en países como Rumanía, Grecia, Portugal o España… Rumanía tiene uno de los periodos más largos entre que un titulado se gradúa hasta que consigue su primer empleo".
Para los que siguen estudiando, las escuelas y universidades de Rumanía no parecen ser de gran ayuda a la hora de encontrar trabajo. Alexandru Nistor, estudiante de cibernética de 21 años en la Academia de Estudios Económicos de Bucarest, encontró unas prácticas de desarrollador web en Deutsche Telekom Romania por iniciativa propia. Opina que su universidad no hace lo suficiente por ayudar a los estudiantes a conseguir la experiencia práctica que necesitan.
"Hay unas prácticas obligatorias en la universidad, pero solo en determinadas empresas que no guardan mucha relación con el perfil de la facultad en que estudias. Por ejemplo, como yo estudio informática, debería haber hecho las prácticas en una empresa de TI, pero la universidad [solo] tiene convenio con bancos o empresas más centradas en la economía".
No obstante, no solo en Rumanía la educación y las prácticas resultan poco adecuadas para los jóvenes demandantes de empleo. Londres también se enfrenta al mismo problema.
Permaneced atentos a la siguiente entrega de esta serie de artículos en profundidad de Anna Patton y Lorelei Mihala, en la que hablarán con jóvenes londinenses acerca de los obstáculos a los que se enfrentan cuando buscan trabajo.
Translated from The race for jobs: from graduates and interns to NEETs