De piel y tinta: El irresistible ascenso de los tatuajes en Turquía
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Carol GomezLa espectacular explosión de una práctica que era inexistente a principios de los 90, y todavía confidencial hace quince años, es el resultado de la dichosa superposición de factores técnicos, demográficos, socio-culturales y políticos. Cafébabel Estambul presenta un pequeño tour sobre este arte de la mano de media docena de tatuadores.
Sólo hace falta una pequeña caminata por las arterias de las grandes ciudades de Turquía para darse cuenta de la evidencia: En Estambul, al igual que en Izmir o en Ankara, son cada vez más los que han probado el dolor agri-dulce del dermógrafo. Mostrados orgullosamente sobre bíceps, pantorrillas, nucas e incluso puños, donde anteriormente se veía la carne herida, aparecen sorprendentes motivos geométricos y de diferente calidad. Liberadas de su crisantemo de sangre coagulada, una multitud de mariposas, tanto monocromáticas como coloridas, tanto sencillas como elaboradas, saltan de un lado a otro de manera insolente sobre un sector de la juventud turca. En Turquía, el tatuaje ya no es sólo privilegio de los moteros y metaleros.
Un desarrollo multifactorial
Para los miembros de la comunidad internacional de pieles tatuadas, la sorpresa es descubrir aquí varios miembros de esta visible minoría. Mientras que entre los turistas recién llegados en búsqueda del exotismo oriental, reina la impresión desconcertante de haber aterrizado en Los Ángeles, Miami, o en la periferia poco recomendada de una megalópolis latinoamericana.
En respuesta a una demanda cada vez más fuerte en las grandes aglomeraciones del país, los salones de tatuajes crecieron como campeones, igualando el juego con las instituciones del barrio que son más convencionales como los kuaför, los tekel (tiendas capacitadas para vender alcohol) o con los incontables cibercafés/salas de juego. Completamente ausentes del territorio turco hasta inicios de los años 90, ahora estos lugares se encuentran casi por todas partes. "No había más de quince tatuadores en Turquía cuando yo comencé. Hoy, hay centenares", dice Budakan Tamer (Lithium Tattoo, Kadıköy), quien trabaja desde 1999. En barrios que se consideran jóvenes y dinámicos como Beyoğlu (orilla europea) y Kadıköy (orilla asiática), algunas calles tienen, a veces, media docena de salones.
Los años 90 fueron los del nacimiento del tatuaje en Turquía, pero los primeros pasos fueron tímidos e inseguros: "Durante esos años, el tatuaje era algo muy nuevo en la República turca. Había muy poca demanda; sólo una o dos personas por semana", recuerda Cağatay Ateş (Negatif Bodyart Studio, en Kadıköy), uno de los nombres más antiguos y respetados del medio.
Los desarrollos técnicos encarnan, según él, el primer motivo del gran desarrollo que se observó a partir del 2000. "Cuando yo comencé, el equipo era caro y difícil de obtener en Turquía. Tampoco contábamos con internet para pedirlo. Ahora, muchas sociedades son especialistas en la importación de material como las máquinas, las agujas, los diferentes tipos de tinta... El contexto actual es muy favorable para los artistas que quieren establecerse. Cuánto mejor sea el equipo, mejor es el trabajo que puedes realizar", añade este autoproclamado músico-tatuador y bajista de Afeterburner, una banda muy conocida entre los aficionados turcos del hard rock.
La opinión de Resul Odabaş (Resul Odabaş Tattoo Studio, en Beyoğlu), una de las estrellas de la generación 2010: "Hace quince años, las condiciones de higiene y salubridad eran motivo de preocupación para los clientes eventuales. Estas condiciones mejoraron junto con la tecnología. Con los medios, y con internet, la gente está más informada sobre la práctica del tatuaje".
Las condiciones administrativas en el país también han evolucionado mucho. El primer tatuador de Turquía, Hakan Gerçek (Hakan Gerçek Tattoo Shop, en Bağdat Caddesi), recuerda la gran incógnita que suponía la apertura de su primer salón en 1992. A su regreso de Inglaterra, donde fue a estudiar idiomas antes de contagiarse con el virus del tattoo, este pionero navegó en un mar de tinta frente a las leyes turcas: "No fue nada sencillo porque yo no conocía la ley. Afortunadamente, el padre de un amigo era abogado, así que fui a consultarle. Me explicó que abrir un salón no debería darme problemas".
Después, durante los años que pasó como único tatuador del país, su actividad, aunque muy reconocida, no sería enlistada en la nomenclatura de profesiones turcas, a falta de una categoría adecuada. Hoy, este tipo de molestias ya no afectan a la generación actual, que siempre se beneficia de la apelación provocada por la iniciativa de sus precursores.
Una demografía favorable
Todavía más sorprendente, la demografía turca podría igualmente tener un impacto sobre la creciente popularidad del tatuaje en el país. Según las estadísticas realizadas por el Eurostat, el departamento de la Comisión Europea oficialmente a cargo, Turquía es el país más joven de Europa, con una edad media de 30.4 años en 2014, inferior a la del resto de los Estados miembros.[i] En otros términos, en promedio uno de cada dos turcos tiene menos de 30 años. Una declaración que aparecía un año antes en la Turkstat, el Instituto turco de estadísticas, donde el informe estimaba un 17% de la población con una media entre 18 y 24 años.[ii] Sin caer en una generalización inexperta, parece razonable decir que los adolescentes y jóvenes adultos representan el mercado principal de los tatuadores. Cağatay Ateş, incluso confiesa que "las personas de 40 años o más permanecen distantes".
Cultura pop y redes sociales
Otra causa mayor estaría en parte disimulada al fondo de los tubos catódicos y entre los electrodos de las pantallas planas. "También está la cultura pop. En Turquía pasan programas americanos de reality-tv sobre el tatuaje como Miami Ink", indica Budakan Tamer. Emitidas con subtítulos desde hace varios años en el canal de Discovery, Miami Ink y sus otras temporadas de Los Ángeles, Nueva York y Londres han tenido un impacto positivo en el imaginario de teleespectadores y su entorno. "Vieron que las personas tatuadas eran justo como ellos, que no comían vidrio, que también tenían hijos, problemas como todo el mundo...", expresa Cağatay Ateş.
Resul Odabas busca en conferencias con celebridades tatuadas, que cada vez son más, un papel más activo en el proceso, indicando que se da cuenta que la gente "se inspira y quieren ponerse lo que ellos se ponen, tatuajes incluidos". La llegada de las redes sociales sólo acentuó este fenómeno permitiéndole a todos la oportunidad de admirar hermosas obras realizadas por artistas cuyos nombres apenas comienzan a ser conocidos.
Al final, sin duda hay que recordar, como indica Budakan Tamer, que el apogeo del tatuaje en Turquía puede ser remplazado por una tendencia mundial, en un mercado que seguirá en expansión casi en todos lados, y en particular en países emergentes.
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[i] Eurostat, Population structure and ageing, [En línea], 2015,http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Population_structure_and_ageing (páginan consultada el 9 de octubre de 2015)
[ii] Turkey has EU’s youngest population: TurkStat, Daily Sabah, [En línea], 2014,
http://www.dailysabah.com/nation/2014/07/15/turkey-has-eus-youngest-population-tuik(página consultada el 7 de octubre de 2015)
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Este artículo ha sido escrito por el equipo local de Cafébabel Estambul.
Translated from De chair et d'encre : l'irrésistible ascension du tatouage en Turquie