Danzad, danzad, europeos
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Cientos de europeos acuden a la 2ª edición del Summercase, el primer festival de música celebrado en dos “aeropuertos” al mismo tiempo.
Los jóvenes europeos han encontrando una nueva motivación para viajar. Los festivales de música, que durante el verano proliferan en España como los champiñones en otoño, ofrecen a los vecinos del norte una fórmula irresistible: turismo, música y sol. El Summercase, un Festival con sólo 2 años de vida, ofrece esa combinación perfecta celebrando en Madrid y Barcelona 25 conciertos simultáneos que se repetirán al día siguiente en la otra ciudad. Este año se ha desarrollado los días 13 y 14 de julio. Los grupos se desplazan de una ciudad a otra en vuelos chárter y los escenarios del festival se denominan “Terminales”, como en los aeródromos. Ingleses, alemanes o suecos, que planean sus vacaciones en función del evento musical más atractivo o del concierto de su banda favorita, aterrizan en estas terminales según les convenga.
Entre insólitos y freaks
Insólita es la historia de Alex y Sveim, dos noruegos de 24 años, naturales de Tonsberg (la ciudad más antigua de Noruega) que, tras varios años, deciden reencontrarse en el Summercase con Giovanni Azzuri (un italiano que nunca vivió en Italia) y con John Boy, de nacionalidad “europeo”, como afirma él mismo. Los 4 vivieron juntos en Escocia pero hacía más de dos años que no se veían. Quedaron en Ámsterdam, y desde allí cogieron un tren que atravesó media Europa y les llevó a Madrid. Ahora bien, lo que sería una semana de conciertos y reencuentro, acabó de manera muy diferente. El primer día intentaron entrar en el reciento del Festival con botellas de alcohol, pero un agente de seguridad se percató, las vació y cortó su pulseras de acceso. “Me agarraron por el cuello”, comenta John pacíficamente aun sin parar de agitar su bandera escocesa. “No nos dejaron entrar porque íbamos borrachos”, continua Alex. “¡Claro que hemos bebido; es un festival! Hemos viajado desde Noruega, hemos pagado 115 euros por la entrada y no podemos ni entrar. Amamos España” (¡!).
Dos festivales a la vez
Entre Madrid y Barcelona, la capital catalana concentró a mayor número de europeos, pues la playa tiene más atractivo. Eso sí, con grupos como The Chemical Brothers (¡¡¡!!!), Bloc Party o LCD Soundsystem el éxito está asegurado aunque el festival se celebre en el desierto. Stephan Cole también se encuentra con problemas. Tiene algunas dificultades para hacerse entender en la barra. No habla español y el volumen de la música impide al camarero escuchar lo que pide: “Vodka-lemon” pronunciado con acento irlandés. Le ayudo y le pregunto por los precios de las consumiciones. En su opinión, las bebidas son baratas dentro del festival. La cerveza o la botella de agua cuestan 3 euros, mientras que, según Stephan, en Irlanda una cerveza como esa costaría 5 euros. Sin embargo, Irene Andreova, ucraniana de 26 años, que lleva una peluca rosa en la cabeza, está indignada con el precio del agua, y se enfada tanto que da media vuelta y apenas se detiene a responder a más preguntas. Se dirige al punto de agua donde la organización ha colocado un surtidor de uso público.
Stephan y su novia, naturales de Belfast, escogieron Madrid en vez de Barcelona. “Mi hermana vive en Estepona (cerca de Málaga) con su novio, así que he aprovechado para pasar por Madrid, bailar como loco durante dos días, y luego bajar al sur de España para pasar unos días en la playa.”
Mercado Único Europeo de la Música
Una de las organizadoras del festival, declaraba en Radio 3 (emisora estatal española de música alternativa) que “los festivales españoles no suponen una competencia para el Summercase. La verdadera competencia está en otros festivales europeos y los problemas surgen a la hora de poder traer a los mejores grupos”. Es decir, que existe un mercado europeo de los festivales de música. Ese mismo fin de semana se celebraba el Festival de Marsella, o el Trafficfestival de Turín, por citar algunos ejemplos.